La tercera v¨ªa
La soluci¨®n democr¨¢tica al independentismo catal¨¢n es federal, no de ruptura
La tardanza en desarrollar el proyecto de Granada ha privado a la declaraci¨®n del PSOE y del PSC sobre Catalu?a de buena parte de sus efectos positivos. Es tarde para detener el choque de trenes y su visible inclinaci¨®n hacia el catalanismo entra en conflicto con la posici¨®n de Estado previamente adoptada frente al 1 de octubre. Si el refer¨¦ndum tiene lugar, y a la vista de cinco a?os de aplastamiento de la democracia en Catalu?a el resultado no ofrece dudas, la propuesta socialista carece de espacio para ser aplicada. Los problemas ser¨¢n otros, y mucho m¨¢s graves que los simb¨®licos apuntados. En cambio, de lograr el Gobierno su objetivo de impedir la celebraci¨®n, como ello en modo alguno eliminar¨¢ el problema de fondo, entra en juego la necesidad de abrir un camino pol¨ªtico para la reinserci¨®n constitucional de Catalu?a, y aqu¨ª la Declaraci¨®n de Barcelona s¨ª puede ser un punto de partida ¨²til.
Otros art¨ªculos del autor
El apresuramiento ha intervenido tambi¨¦n a la hora de establecer los conceptos pol¨ªticos sobre los cuales se apoya la transici¨®n ofrecida hacia el Estado federal. El encaje no es dif¨ªcil, ya que las palabras, dada la crispaci¨®n actual, a veces muerden, pero muchos obst¨¢culos desaparecen si lo que se pretende, en t¨¦rminos orteguianos, es ver claro. Hablar de Espa?a como Estado plurinacional, en el sentido que utilizan los catalanistas desde fines del siglo XIX, lleva a un callej¨®n sin salida y se sustenta sobre una falsificaci¨®n hist¨®rica, ya que Espa?a no es el imperio austroh¨²ngaro ni Yugoslavia. La existencia de Espa?a como sujeto hist¨®rico, y no simple superestructura de poder, tiene antecedentes comprobables desde la Edad Media. Es fruto de un desarrollo hist¨®rico como monarqu¨ªa de agregaci¨®n, que a diferencia de Francia, con una evoluci¨®n comparable hasta 1789, no cuaja en el Estado naci¨®n que anuncian la guerra de Independencia y la Constituci¨®n de 1812.
Lo explic¨® hace tiempo Pierre Vilar: esa modernizaci¨®n pol¨ªtica tiene lugar al mismo tiempo que se desploman las precondiciones que la hicieron posible. Y de los estrangulamientos que en el 98 hacen de Espa?a un dying country, se afirman las alternativas de unos nacionalismos perif¨¦ricos que cuentan tambi¨¦n con su propia historia dentro de la monarqu¨ªa, sus propios procesos de construcci¨®n nacional, opuestos e imbricados al mismo tiempo con el de Espa?a. Hasta culminar hoy, lo cual aconseja una reforma que precise lo anunciado en el art¨ªculo 2 de la vigente Constituci¨®n, respondiendo a esa f¨®rmula de ¡°naci¨®n de naciones¡± y a la concepci¨®n de una Espa?a ¡ªno un Estado¡ª plurinacional. Advirtiendo de paso, en contraste con el independentismo, que caben en democracia naciones sin Estado propio, o compartiendo un Estado: caso de B¨¦lgica.
Las naciones no son la expresi¨®n de un conjunto de factores objetivos, por encima de la historia
Desde esta perspectiva, las naciones no son la expresi¨®n de un conjunto de factores objetivos, por encima de la historia, como propuso Stalin y afirman los independentistas. Tampoco construcciones m¨ªticas, sin contenido real, y que por tanto pueden ser rechazadas en nombre del statu quo. Con su trasfondo hist¨®rico, cultural y pol¨ªtico las naciones son sujetos colectivos cuya existencia viene determinada por sus portadores individuales y sociales, y encuentran la piedra de toque de su existencia y evoluci¨®n en la identidad colectiva. Algo hoy susceptible de medici¨®n. Los eslovenos o los kosovares formaban naciones en sentido estricto al manifestarse as¨ª, con identidades propias casi al 100%, no los montenegrinos: de ah¨ª que su debatida separaci¨®n tuviera origen econ¨®mico. En el caso de vascos y catalanes, la identidad asumida hasta ayer era dual, vascos y catalanes antes que espa?oles pero tambi¨¦n espa?oles. La soluci¨®n democr¨¢tica es federal, no de ruptura.
La articulaci¨®n en el marco de la ¡°naci¨®n de naciones¡± requiere as¨ª el reconocimiento de Catalu?a y de Euskadi como naciones, imbricadas con el tronco espa?ol, porque con la historia, la cultura y el comportamiento pol¨ªtico, as¨ª lo refrendan una y otra vez las encuestas de identidad, seg¨²n esa condici¨®n dual que los independentistas tratan de erosionar, y en Catalu?a desde 2012, de eliminar traum¨¢ticamente.
La Declaraci¨®n de Barcelona define as¨ª un itinerario razonable, que se puede discutir por su sentido reverencial hacia Catalu?a y en puntos concretos, como el ling¨¹¨ªstico seg¨²n lo plantea Pedro S¨¢nchez, pero que se abre hacia una dif¨ªcil soluci¨®n a largo plazo. Una objeci¨®n en el plano simb¨®lico: no solo rehabilitar a Lluis Companys, sino tambi¨¦n a Joan Peir¨®, cenetista catal¨¢n y ministro de la Rep¨²blica, condenado y fusilado por el franquismo, como aquel lo fuera.
Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica.
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