Caruso St John, arquitectura sosegada para una era convulsa
CUANDO el canadiense Adam Caruso (1962) y el brit¨¢nico Peter St John (1959) fundaron en Londres Caruso St John Architects en 1990, la capital brit¨¢nica ¡ªun tanto abandonada, bastante convulsa, pero a¨²n ¡°con espacio¡±¡ª era su fuente de inspiraci¨®n. Pero la megal¨®polis en la que se ha convertido ahora no les produce la misma fascinaci¨®n. ¡°Me resulta deprimente¡±, confiesa Caruso sobre el skyline de la ciudad. ¡°Los ¨²ltimos 15 a?os hacen parecer a los excesivos ochenta un paradigma de ¨¦tica, prudencia y responsabilidad. Londres se ha llenado de edificios que son meros instrumentos financieros; se venden a millonarios que solo los quieren como inversi¨®n. Y mientras tanto, otras partes del pa¨ªs apenas reciben fondos. Es de locos¡±. ¡°Nos resulta dif¨ªcil no sentirnos un poco excluidos. La ciudad es muy distinta de lo que encontr¨¢bamos sugerente en nuestros comienzos¡±, a?ade St John.
Han sido bautizados como ¡°los arquitectos del arte¡± por su sensibilidad a la hora de intervenir en proyectos muse¨ªsticos.
Ambos empezaron trabajando, aunque no al mismo tiempo, para el arquitecto Florian Beigel y despu¨¦s coincidieron en Arup, una multinacional de la arquitectura que era lo opuesto al estudio con el que decidieron independizarse: contenido en tama?o y met¨®dico en el enfoque. Con sede en una antigua f¨¢brica en Bethnal Green, al este de Londres (aunque en 2010 abrieron otra oficina en Z¨²rich), Caruso St John han sido bautizados como ¡°los arquitectos del arte¡± por su sensibilidad a la hora de intervenir en proyectos muse¨ªsticos; suya es la renovaci¨®n de la Tate Britain, la galer¨ªa Newport Street (edificio que les vali¨® el RIBA Stirling Prize 2016), el centro de arte Nottingham Contemporary o varias galer¨ªas Gagosian. ¡°Muchos arquitectos afirman estar interesados en el arte, pero en realidad creen que arruina sus edificios; no ha sido nunca nuestro caso¡±, aseguran. A diferencia de muchos de sus contempor¨¢neos, la mayor parte de su trabajo proviene de concursos p¨²blicos y no del frenes¨ª constructor de los promotores inmobiliarios. Un ejemplo reciente es el proyecto para el monumento en memoria de las v¨ªctimas del Holocausto al que se han presentado en Londres junto a los artistas Rachel Whiteread y Marcus Taylor, un dise?o que ya est¨¢ entre los finalistas. ¡°Es algo que merece la pena hacer tanto si ganas como si no, porque contribuyes a un discurso¡±.
Entre manos tienen tambi¨¦n edificios muy ambiciosos (como el estadio de hockey sobre hielo de los ZSC Lions en Z¨²rich o el nuevo laboratorio de la Universidad de Basilea) y encargos tan modestos como la creaci¨®n de la nueva silla para el organista de la catedral de Canterbury. Y eso es precisamente lo que mejor les define: abrazan la diversidad en proporciones, estilos y est¨¦tica, supeditando cada proyecto a las necesidades espec¨ªficas y el contexto f¨ªsico, cultural e hist¨®rico. ¡°Nos interesa el car¨¢cter de las cosas en toda la gama de atm¨®sferas y nos atraen los proyectos que tienen una relaci¨®n muy social con una ciudad hist¨®rica. Nuestra idea de la arquitectura tiene muchos tonos y escalas, y ese eclecticismo se ha convertido de alguna forma en nuestro estilo¡±, se?ala St John. ¡°No es una idea que vaya con la corriente dominante en estos tiempos ni que sea f¨¢cil de vender a los que est¨¢n acostumbrados a tomar decisiones en cinco segundos¡±, a?ade Caruso. Tal vez por esa perspectiva tan anticomercial trabajan m¨¢s en el continente que en Reino Unido. Y si como arquitectos tienen la mirada puesta en Europa, como personas el Brexit les resulta sencillamente inexplicable. ¡°Trump o los pol¨ªticos pro-Brexit¡ Todos hablan de darle el poder a la gente, pero en realidad es una gran manipulaci¨®n; es el ¨²ltimo intento de un pu?ado de hombres blancos y viejos de demostrar su poder¡±, se indigna el canadiense. ¡°Pero nosotros nunca hemos sido aislacionistas¡±, tercia St John. ¡°Al contrario; estamos deseando contribuir al debate en nuestro pa¨ªs¡±.
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