En los estertores finales
Negociar es posible pero nunca ante una obcecada extorsi¨®n del secesionismo y con fines discriminatorios respecto a otras comunidades. Catalu?a, sola y ensimismada, es el problema; integrarse en Espa?a, en Europa y el mundo, la soluci¨®n
?No hace falta tener en cuenta los ¨²ltimos acontecimientos para pronosticar que en Catalu?a no va a celebrarse el refer¨¦ndum previsto por la Generalitat para el 1 de octubre. Las cosas se han hecho tan mal, con tanta incompetencia pol¨ªtica y jur¨ªdica por parte de las autoridades catalanas, que este final era m¨¢s que previsible desde el principio del llamado proc¨¦s.
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Recordemos los hitos principales. Tras las elecciones de diciembre de 2012, el Parlamento de Catalu?a aprueba en enero de 2013 una declaraci¨®n seg¨²n la cual la soberan¨ªa reside en el pueblo de Catalu?a. Ah¨ª empez¨®, a las bravas, el chantaje al Estado, al Estado de derecho, por supuesto. Pensar que por estos procedimientos se iba directo al desastre era de caj¨®n. Pero en aquellos momentos pod¨ªan albergarse dos sospechas. Una, que el camino a la secesi¨®n burlando las normas jur¨ªdicas m¨¢s elementales y b¨¢sicas, tanto de derecho interno como internacional, iba en serio, lo cual a la larga har¨ªa inviable la secesi¨®n. Otra, que se adoptaba de entrada una posici¨®n radical para forzar al Estado a negociar un cambio constitucional que permitiera una nueva posici¨®n de Catalu?a dentro de Espa?a, con m¨¢s competencias y mejor financiaci¨®n que el resto de comunidades.
Ambas, por supuesto, estaban abocadas al fracaso. Negociar siempre es posible pero nunca ante una obcecada extorsi¨®n y con fines discriminatorios respecto al resto de comunidades. Pero desde los a?os de la reforma estatutaria la rivalidad dentro del campo nacionalista entre CiU y ERC hab¨ªa elevado al m¨¢ximo el list¨®n de sus aspiraciones. En los a?os siguientes, una vez aprobado el Estatuto, la presi¨®n fue en aumento. El Consejo Asesor para la Transici¨®n Nacional elabor¨® 19 informes y desde el primero y fundamental ya se vio que el desprecio al derecho era una constante.
No han conseguido ni la v¨ªa adecuada, ni la mayor¨ªa suficiente, tienen prisa y son muy torpes
Todo ello condujo a un simulacro de refer¨¦ndum, por cierto con escasa participaci¨®n. Pero, inasequible al desaliento, el Gobierno de Mas convoc¨® nuevas elecciones auton¨®micas con la pretensi¨®n de que fueran le¨ªdas en clave plebiscitaria. Nuevo fracaso: en esa clave las perdi¨®. Impasibles, al ganar en esca?os con el auxilio de la CUP, siguieron adelante y se cometi¨® otro error: fijar un plazo de 18 meses para llevar a cabo un refer¨¦ndum, legal o ilegal, o una declaraci¨®n unilateral de independencia. Todo con prisas, atolondrados.
Este plazo ya se ha cumplido y el 4 de julio pasado, el presidente Puigdemont expuso su plan: convocar un refer¨¦ndum regulado por una nueva ley catalana, aprobada poco antes en lectura ¨²nica, con car¨¢cter de norma superior a la Constituci¨®n y al Estatuto, con la seguridad de que la anular¨¢n los jueces. En definitiva, un golpe de Estado en toda regla, sin tropas en la calle pero con el esperado apoyo de manifestaciones populares que servir¨¢n para demostrar al mundo que Espa?a oprime a Catalu?a al no dejarla votar en refer¨¦ndum. Rid¨ªculo, ins¨®lito y descabellado: un Maidan en la UE.
En todo este proceso, y ante el pusil¨¢nime silencio de los poderes f¨¢cticos de la sociedad catalana, el Gobierno espa?ol se limit¨® a interponer recursos judiciales contra toda ley o acto contrario a derecho. En los ¨²ltimos meses, conforme se acercaba la hora decisiva y deb¨ªan aprobarse medidas administrativas para preparar la subversi¨®n del orden constitucional, tanto pol¨ªticos como, sobre todo, funcionarios, empezaron a asustarse, a no querer comprometerse con una estrategia sin salida que les conducir¨ªa probablemente a sufrir penas de c¨¢rcel, sanciones pecuniarias o inhabilitaciones profesionales. Muy astuto el Gobierno de Rajoy al no dejar pasar ni un acto ilegal con el fin de llegar a esta situaci¨®n.
La moral de derrota ha cundido en las bases porque la heroicidad de los dirigentes es limitada
Cuando el conseller Baiget dijo que estaba dispuesto a ir a la c¨¢rcel pero no a perder parte de su patrimonio, el asunto empez¨® a aclararse. Como la heroicidad de los dirigentes separatistas ten¨ªa l¨ªmites, la moral de derrota empez¨® a cundir en las bases. La semana pasada dimitieron otros cuatro miembros del Gobierno, conscientes de que el camino emprendido no conduce a nada, solo a un sacrificio in¨²til. Pero a los nacionalistas de buena fe, a los independentistas de coraz¨®n, aquellos que quiz¨¢s saldr¨¢n a protestar en la calle, les hab¨ªan prometido algo f¨¢cil, r¨¢pido y legal, cuando es todo lo contrario. Pronto, o tarde, se dar¨¢n cuenta del fraude.
Sobre lo que debemos reflexionar ahora es acerca de las causas y consecuencias: por qu¨¦ se ha llegado a eso y qu¨¦ nos aguarda en el futuro.
Las causas me parecen claras. El catalanismo razonable alcanz¨® sus fines con la Constituci¨®n y el Estatuto de 1979: la Generalitat como poder pol¨ªtico aut¨®nomo con amplias competencias, el catal¨¢n como idioma oficial y la protecci¨®n especial de la cultura en catal¨¢n por ser una lengua d¨¦bil. Pero Jordi Pujol y CiU, aquellos que gobernaron desde el principio de la autonom¨ªa, no ten¨ªan bastante, quer¨ªan m¨¢s, como eran nacionalistas quer¨ªan todo el poder, la soberan¨ªa nacional, no deb¨ªa ser Catalu?a una mera comunidad aut¨®noma sino un Estado.
Cuando encontraron excusas suficientes, tras el lavado de cerebro que durante 23 a?os supuso la ¡°construcci¨®n nacional¡±, cuando vieron que Espa?a era d¨¦bil por las repercusiones sociales de la crisis econ¨®mica, apostaron por poner la directa e ir sin miramientos hacia la secesi¨®n: las pu?aladas por la espalda. Ahora estamos en los estertores finales: no han conseguido ni la v¨ªa adecuada, ni la mayor¨ªa social suficiente, tienen demasiada prisa, son excesivamente torpes. Se est¨¢n destruyendo entre ellos.
En cuanto al futuro solo puedo aportar deseos. Para que se realicen debe cambiarse la orientaci¨®n: el nacionalismo no puede seguir siendo una ideolog¨ªa transversal impuesta obligatoriamente a todos los partidos y a todos los ciudadanos. Quien lo quiera ser que lo sea, pero con libertad de elecci¨®n: acabar con lo de los buenos y malos catalanes. El acuerdo constitucional sobre autonom¨ªa, lengua y cultura no es un punto de partida sino de llegada. Dando esto por sentado, Catalu?a es una comunidad aut¨®noma que por su peso demogr¨¢fico y econ¨®mico, hist¨®rico y cultural, es natural que ejerza fuerte influencia en Espa?a y, a trav¨¦s de ella, en la Uni¨®n Europea.
Esto es lo contrario a crear fronteras, pol¨ªticas o mentales: es apostar por una sociedad liberada del nacionalismo impuesto por sus ¨¦lites pol¨ªticas. Hay que abandonar el catalanismo pol¨ªtico de finales de siglo XIX, el rancio nacionalismo del pasado, y abrirse a las ideas de hoy. Catalu?a, sola y ensimismada, es el problema; integrarse sin complejos en Espa?a y, a trav¨¦s de ella, tambi¨¦n en Europa y el mundo, la soluci¨®n.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional
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