Tarde, desenfocado y a la fuerza
El objetivo ¨²ltimo del Pacto de Estado contra la violencia de g¨¦nero debe ser transformar la realidad machista y violenta que tenemos, no gestionarla

El Pacto de Estado contra la violencia de g¨¦nero llega tarde, est¨¢ desenfocado en sus planteamientos y se ha hecho a la fuerza. Aun as¨ª, bienvenido sea.
Han tenido que asesinar a m¨¢s de 707 mujeres (no todos los casos est¨¢n en las cifras oficiales), desde 2005 a 2016, para que el Congreso por un lado y el Senado por otro hayan creado el instrumento necesario para abordar la realidad social de la violencia de g¨¦nero. Y lo han hecho m¨¢s por la presi¨®n de una parte de la sociedad cr¨ªtica con la desigualdad y su violencia que por pleno convencimiento, pues si este hubiera existido, la respuesta se habr¨ªa dado antes; no era necesario esperar al momento actual para poder adoptar las medidas propuestas.
Solo una vez aparece la palabra ¡°machismo¡± en el documento, y lo hace para referirse a la necesidad de ¡°prevenirlo en todas las etapas educativas¡±
Junto a ese car¨¢cter tard¨ªo y forzado, se aprecia que est¨¢ desenfocado en su esencia, al centrarse en el resultado sin abordar ni considerar de manera espec¨ªfica la causa. Y la causa de la violencia de g¨¦nero es el machismo, sobre el que se pasa de largo como si fuera un apeadero en los suburbios del problema.
Solo una vez aparece la palabra ¡°machismo¡± en el documento, y lo hace para referirse a la necesidad de ¡°prevenirlo en todas las etapas educativas¡±, como si el machismo fuera una situaci¨®n sobrevenida y no la propia cultura capaz de determinar la realidad y de definir las identidades, es decir, la forma de ser hombres y mujeres que integra la violencia de g¨¦nero como parte de la normalidad. No olvidemos que el 44% de las mujeres que no denuncian refieren no hacerlo porque la violencia que sufren ¡°no es lo suficientemente grave¡± (Macroencuesta Violencia Contra la Mujer, 2015).
A partir de ese desenfoque inicial se proponen medidas muy necesarias, pero se olvida que su ¨¦xito no solo depende de la parte t¨¦cnica, sino de una sociedad que ha de cuestionar la violencia hasta el punto de poner en marcha esas respuestas profesionales. Y esta circunstancia es la que parecen desconocer sus se?or¨ªas cuando indican que el Pacto de Estado se trata de un ¡°compromiso de toda la sociedad¡±, algo que no es cierto, pues es el machismo de la sociedad quien hace que se recurra a esta violencia, mientras otra parte importante permanece ajena e impasible ante esta realidad. As¨ª lo refleja, por ejemplo, el CIS al mostrar que solo el 1,7% de la sociedad considera la violencia de g¨¦nero como un problema grave. O sea, que asesinen a 60 mujeres de media cada a?o?y maltraten a 600.000 solo resulta ser un problema grave para el 1,7% de la poblaci¨®n (bar¨®metro de junio de 2017).
Una sociedad que piensa as¨ª no demuestra una voluntad decidida para acabar con las circunstancias que llevan a los maltratadores a usar la violencia de g¨¦nero. El compromiso social no puede reflejarse solo en el deseo de acabar con la violencia de g¨¦nero, ha de hacerlo en acciones para lograrlo.
Quien agrede y mata es el machismo, los machistas solo desarrollan la estrategia que elaboran a su sombra, por eso cada a?o surgen 60 hombres nuevos desde la normalidad para asesinar a sus parejas o exparejas. Y por ello el Pacto de Estado debe ser contra el machismo, no contra la parte ¨²ltima de su estrategia. Es sencillo, as¨ª se entendi¨® cuando se hizo un Pacto de Estado contra el Terrorismo, no contra los ¡°atentados terroristas¡± o la ¡°violencia terrorista¡±.
Debemos felicitarnos por el consenso alcanzado en este Pacto de Estado, pero el objetivo ¨²ltimo debe ser transformar la realidad machista y violenta que tenemos, no gestionarla.
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