Muerte en el lavadero
PENSEMOS EN UNA FAMILIA adinerada. Un matrimonio ya mayor y sus cuatro hijos: un var¨®n, el primog¨¦nito, y tres mujeres. El padre, a partir de una peque?a empresa propiedad de su suegro, ha construido un grupo financiero que abarca compa?¨ªas de pl¨¢sticos, concesionarios de coches, inmobiliarias y manufacturas de productos qu¨ªmicos, como resinas. Adem¨¢s, ha presidido la caja de ahorros de la regi¨®n y ha ejercido el mecenazgo deportivo de regatas y otros deportes de papel cuch¨¦ y canap¨¦. En suma: es alguien conocido ¡ªtoda su familia lo es¡ª en la sociedad provinciana a la que pertenece. Un prototipo, s¨®lidamente conservador, de los que gustan tradicionalmente a la Iglesia espa?ola, afecto ¡ª¨¦l y su progenie¡ª a mantener su intimidad bien a resguardo. Tan cat¨®licos como para vivir, pegados los unos a los otros, en una finca, La Torre, donde todos poseen casa.
Imaginemos ahora dos sucesos luctuosos. El primero: la muerte por enfermedad del padre, dejando un testamento equitativamente justo donde se acuerda hasta de su cu?ada y que, aun as¨ª, no logra evitar que, al poco de abrirse, la familia se divida en dos bandos: el de la madre viuda y su primog¨¦nito, ella en posesi¨®n de la acci¨®n de oro que la faculta para cambiar la estructura empresarial, y el de las tres hermanas y sus maridos, progresivamente perjudicados en lo simb¨®lico, pero tambi¨¦n en lo econ¨®mico, por decisiones en las cuales ya no participan: la eliminaci¨®n del consejo de administraci¨®n que aglutinaba a los distintos herederos, el nombramiento del primog¨¦nito como administrador ¨²nico y la supresi¨®n del reparto de dividendos. El segundo suceso luctuoso, imprevisto o no seg¨²n se mire: el asesinato de la madre, de 72 a?os, en el lavadero del concesionario regentado por uno de sus yernos, la tarde en que acudi¨® a recoger su coche tras haberlo dejado all¨ª para una revisi¨®n.
Poco despu¨¦s del asesinato de Mar¨ªa del Carmen Mart¨ªnez, uno de sus nietos escribi¨® en Instagram: ¡°Jaque mate¡±.
Ser¨ªa f¨¢cil concluir, por lo que llevo escrito, que nos movemos en el terreno de la ficci¨®n, y m¨¢s concretamente el de la ficci¨®n televisiva; pareciera que he descrito el argumento de una telenovela o de un Falcon Crest patrio. Y no: el asesinato tuvo lugar alrededor de las siete de la tarde del viernes 9 de diciembre de 2016 en el concesionario de coches Novocar, sito en la Carretera de Oca?a, de Alicante, y la v¨ªctima fue Mar¨ªa del Carmen Mart¨ªnez, viuda de Vicente Sala Bell¨®, el presidente de la Caja de Ahorros del Mediterr¨¢neo entre 1998 y 2009, condecorado con la medalla de oro y brillantes de la C¨¢mara de Comercio de Alicante y uno de los empresarios m¨¢s destacados de la Comunidad Valenciana en el tiempo de las sonrisas, antes de que la diversi¨®n cesara de improviso por la crisis y la corrupci¨®n rampante. Mar¨ªa del Carmen Mart¨ªnez apareci¨®, junto a su coche ¡ªun Porsche Cayenne¡ª, tendida en el suelo del lavadero, uno de los pocos rincones del concesionario desprovisto de c¨¢maras de seguridad. Probablemente el asesino la sorprendi¨® cuando acababa de meterse en su veh¨ªculo, pues la puerta estaba abierta y su bolso qued¨® sobre el asiento del copiloto. Recibi¨® dos disparos a bocajarro en la mejilla izquierda, uno con orificio de entrada y salida y el otro solo de entrada. Se encontraron los casquillos, pero no el arma. Los casquillos revelar¨ªan que las balas hab¨ªan sido manipuladas para poder dispararse por una pistola de mayor calibre.
Animada por testimonios cercanos, la polic¨ªa contempl¨® inicialmente la hip¨®tesis de que se tratara de un asesinato por encargo, una intimidaci¨®n o una venganza a causa de los lucrativos negocios de los Sala Mart¨ªnez en Latinoam¨¦rica, aunque enseguida abandon¨® esa v¨ªa de investigaci¨®n y se centr¨® en la familia. Las crudas desavenencias en su seno eran ya evidentes, pero fue el propio Miguel ?ngel L¨®pez, de 49 a?os, el yerno de Mar¨ªa del Carmen Mart¨ªnez en cuyo concesionario se produjo el asesinato, quien propici¨® que se fijaran principalmente en ¨¦l. Acostumbrado como sus parientes pol¨ªticos a mantener en secreto el cisma, cometi¨® la torpeza de negarlo en su primer interrogatorio. Tal vez el patinazo no tuviera importancia, bien pudo ser un reflejo autom¨¢tico. La polic¨ªa se la dio porque dispon¨ªa de razones a?adidas para interesarse por ¨¦l.
Una, que se recalca en su informe al juez, los mensajes que los dos hijos varones de Miguel ?ngel colgaron en Instagram poco despu¨¦s del asesinato de su abuela: ¡°Jaque mate¡±, el mayor, y ¡°Maldita zorra, eres m¨¢s falsa que tus putos bolsos¡±, el peque?o. Pensamientos impropios, en principio, de los hijos de alguien con el necesario autocontrol y que revelar¨ªan el asfixiante rencor dominante en ese sector de la familia.
Otra raz¨®n, los testimonios que otorgan a Miguel ?ngel L¨®pez un papel destacado en el emponzo?amiento de las relaciones familiares. Se le conocen pu?etazos en la mesa, admonitorias exclamaciones en contra de su suegra y su cu?ado Vicente Sala Mart¨ªnez, as¨ª como malas caras y desplantes en las escasas ocasiones en que coincidi¨® con ellos tras el desencadenamiento del conflicto hereditario.
Y finalmente, lo que se averigu¨® a trav¨¦s de los trabajadores del concesionario. Al parecer, en contra de sus costumbres, el viernes del asesinato Miguel ?ngel L¨®pez permaneci¨® en el negocio desde la apertura hasta casi el cierre. En esas horas, adem¨¢s, sucedieron cosas extra?as que despertaron la atenci¨®n de la polic¨ªa. Para empezar, la v¨ªctima tuvo que ir a recoger su coche al lavadero, un lugar inusual, ya que los veh¨ªculos se entregan a los clientes en el aparcamiento y all¨ª lo hab¨ªa dejado el empleado que lo revis¨®. Se sospecha que despu¨¦s lo traslad¨® Miguel ?ngel L¨®pez, porque antes hab¨ªa enviado al encargado a hacer un recado. Tambi¨¦n despierta la suspicacia policial, dadas sus malas relaciones, que recibiera a su suegra a las puertas del local tras haberla citado a trav¨¦s de su secretaria a esa hora tard¨ªa, as¨ª como que ¨¦l mismo le entregara las llaves del coche y la acompa?ara al menos un trecho del camino hasta el lavadero. Dice la polic¨ªa que, cuando volv¨ªa, se tropez¨® con un empleado que ven¨ªa en direcci¨®n contraria, lo cogi¨® del hombro y le hizo dar la vuelta con una excusa.
La polic¨ªa enseguida centr¨® sus sospechas en la familia de la v¨ªctima por las desavenencias en la gesti¨®n de sus empresas.
Con esos indicios y con otros que se conocer¨ªan m¨¢s tarde, como el hecho ¡ªconstatado por las escuchas policiales¡ª de que apenas hablase con su mujer por tel¨¦fono desde el asesinato, nueve d¨ªas despu¨¦s la polic¨ªa realiz¨® una reconstrucci¨®n del crimen en la que ya se se?alaba como sospechoso a Miguel ?ngel L¨®pez. Sab¨ªan que mantuvo el m¨®vil apagado mientras este se produc¨ªa y que ten¨ªa licencia de armas. El informe incluido en el sumario indica que estaba en el concesionario en esos momentos y que despu¨¦s se march¨® a la finca La Torre, aparc¨® ante su chal¨¦ y se dirigi¨® para encontrarse con su mujer al de una de sus cu?adas, distante unos metros, donde permaneci¨® hasta que, tras conectar el tel¨¦fono, un empleado le avis¨® del suceso; luego sali¨® y, antes de coger de nuevo el coche para regresar a Novocar, pas¨® por el garaje de su casa, momento ¡ªse?ala la polic¨ªa¡ª que pudo utilizar para lavarse, ya que imaginaba que se le practicar¨ªa el test de la p¨®lvora. Consigna el informe que solo ¨¦l y dos personas sab¨ªan que Mar¨ªa del Carmen ir¨ªa a recoger el coche cuando lo hizo, resalta que en su condici¨®n de gerente conoc¨ªa el lugar y d¨®nde estaban las c¨¢maras de seguridad, apunta a un m¨®vil instrumental en el contexto del litigio familiar y lo acusa de haber preparado el crimen. Se basa para ello en el testimonio de empleados que dicen haberlo visto maniobrar con un coche en la zona del lavadero cuatro d¨ªas antes del viernes fat¨ªdico, y en que tambi¨¦n en esa ocasi¨®n se hab¨ªa deshecho del encargado.
En total, la polic¨ªa recoge 23 indicios; en cambio, no aporta ninguna prueba concluyente de culpabilidad. Dio negativo en el test de la p¨®lvora que se le practic¨® la noche del asesinato y posteriormente se confirm¨® que el ADN masculino encontrado en las manos de Mar¨ªa del Carmen Mart¨ªnez no era suyo. En cuanto a sus herramientas particulares, que fueron analizadas, no ha podido demostrarse que se utilizaran en la manipulaci¨®n de la munici¨®n.
Miguel ?ngel L¨®pez es el sospechoso perfecto, esta es hasta la fecha, que se sepa, su mayor desgracia. Son tantos los indicios que se acumulan en su contra que todo su pasado se ha sometido a escrutinio p¨²blico con objeto de trazar el perverso retrato de su presunta culpabilidad. En no pocas informaciones ha sido tratado como un arribista al que su suegra habr¨ªa arrebatado la parte del pastel a la cual crey¨® tener derecho tras casarse con una rica heredera; se ha descalificado la gesti¨®n que hizo de los negocios familiares antes de su arrinconamiento en Novocar, compar¨¢ndola con los ¨¦xitos de su cu?ado y antagonista en Samar, la empresa del grupo dedicada a los pl¨¢sticos; y se le ha achacado haberse adjudicado, en venganza, retribuciones excesivas para perjudicar a la empresa. El largo tiempo transcurrido entre el asesinato, el 9 de diciembre de 2016, y su detenci¨®n, el 8 de febrero de 2017, ha favorecido las filtraciones sobre la investigaci¨®n policial y contaminado el relato fijado, cuando lo cierto es que muchos argumentos del informe policial son cuestionables. Por ejemplo, se establece en ¨¦l que fue Miguel ?ngel L¨®pez quien coloc¨® el coche en el lavadero, pero, como qued¨® demostrado por el entonces abogado de la defensa, Jos¨¦ Antonio Garc¨ªa S¨¢nchez, en la comparecencia judicial del jefe de la investigaci¨®n el 14 de marzo de 2017, no hay ninguna evidencia de que as¨ª fuera. Nadie lo vio hacerlo, y ¨¦l lo niega.
En esa misma comparecencia, Garc¨ªa S¨¢nchez logr¨® poner en duda el m¨®vil, que el inspector jefe hab¨ªa atribuido a la voluntad de revertir la desventaja de su mujer y sus cu?adas en el contencioso familiar, al dejar constancia de que se hab¨ªa construido a partir del testimonio de personas cercanas a Vicente Sala hijo, el primog¨¦nito, personado como acusaci¨®n particular en la causa desde el 20 de diciembre de 2016 (sus hermanas lo har¨ªan, para pedir la libertad del sospechoso, el 9 de enero siguiente). Otro punto controvertido es qu¨¦ hizo Miguel ?ngel entre su marcha de Novocar tras el asesinato y su regreso una vez que fue avisado. Aunque ¨¦l no lo mencion¨® en los interrogatorios, la polic¨ªa tiene probado que pas¨® por el garaje de su casa tres minutos, y apunta que fue entonces cuando pudo deshacerse del arma y lavarse. En cambio, la defensa lo desmonta como indicio, pues considera que antes de llegar all¨ª habr¨ªa tenido acceso a otros lavabos. Lo mismo respecto a la presunci¨®n de que su condici¨®n de tirador ol¨ªmpico federado lo capacitaba para manipular armas: al contrario de lo presumido por la polic¨ªa, la defensa evidencia que la modalidad de tiro que practica no lo permite.
Hay personajes no secundarios, como Vicente Sala hijo, acerca de los que no se ha indagado o al menos no ha trascendido que se haya hecho.
?Mat¨® Miguel ?ngel L¨®pez a su suegra, Mar¨ªa del Carmen Mart¨ªnez, o alguien le est¨¢ haciendo cargar con la culpa? Si lo hizo, ?lo hizo solo? ?Fue utilizado o tambi¨¦n ¨¦l dio por descontada su futura condici¨®n de sospechoso? Quien ide¨® el crimen, ?previ¨® c¨®mo se desarrollar¨ªa la instrucci¨®n? Que el bolso de la v¨ªctima apareciera intacto, ?es prueba suficiente para descartar el intento de robo? Los puntos oscuros del relato policial, el exceso de supuestos meramente conjeturales, permiten hacernos estas preguntas y m¨¢s: ?por qu¨¦ se ha puesto el foco en Miguel ?ngel L¨®pez desde el principio? Hay personajes no secundarios, como Vicente Sala hijo, acerca de los que no se ha indagado o al menos no ha trascendido que se haya hecho; etapas del recorrido de Miguel ?ngel la tarde de autos sobre las que debiera saberse m¨¢s. ?Qu¨¦ sucedi¨® en casa de su cu?ada? ?C¨®mo es posible que se marchara de all¨ª, seg¨²n dice, sin comunicar a los all¨ª reunidos el asesinato del que acababa de enterarse? Hay indicios asimismo que no casan bien entre s¨ª. Si Miguel ?ngel L¨®pez era tan venal como para perder los nervios con su suegra, o como sugieren los desafortunados mensajes de sus hijos en Instagram, ?c¨®mo se entiende que parte de los indicios aportados por la polic¨ªa le atribuyan una premeditaci¨®n dif¨ªcilmente conciliable con las tempestuosidades y los arrebatos? A esa misma intemperancia de los hijos en Instagram se le podr¨ªa dar la vuelta. ?Se la habr¨ªan permitido si consideraran a su padre dispuesto a matar a su abuela? Ni siquiera la supuesta motivaci¨®n de Miguel ?ngel resulta totalmente convincente. ?Actu¨® por resentimiento o para obtener un beneficio? Si fue lo segundo, no tuvo demasiado ¨¦xito: en su testamento, Mar¨ªa del Carmen nombra a su primog¨¦nito heredero universal mientras que a sus hijas, incluida la mujer de Miguel ?ngel L¨®pez, las deja con la leg¨ªtima estricta. Hay voces entre los amigos de la fallecida, como la del letrado Antonio Moreno C¨¢noves, que reclaman retomar la teor¨ªa de la intimidaci¨®n o el ajuste de cuentas. ?Y qu¨¦ pasa con la fidelidad que hasta ahora le han demostrado las tres hermanas Sala? Matar es algo muy serio, tanto como para que resulte estad¨ªsticamente extra?o que tres hermanas y sus familias lo consientan. Por lo pronto, 39 d¨ªas despu¨¦s de dictar su prisi¨®n preventiva, el juez accedi¨® por petici¨®n de la defensa a ponerlo en libertad bajo fianza de 150.000 euros. Si bien el recurso interpuesto por la fiscal¨ªa y la acusaci¨®n particular de su cu?ado se ha desestimado por encontrar la medida ajustada a derecho, no parece plausible que el juez la hubiera dictado de no albergar alguna duda sobre su culpabilidad.
En el momento de redactar esta cr¨®nica, la instrucci¨®n del caso est¨¢ por concluir, a falta del an¨¢lisis de los ordenadores de Miguel ?ngel L¨®pez y de una tarjeta telef¨®nica de prepago que se le intervino.
Cuando concluya, al ser un procedimiento con jurado, la defensa dispondr¨¢ de cinco d¨ªas para presentar sus alegaciones. En el horizonte ya se vislumbra cu¨¢l puede ser la estrategia de su nuevo abogado, Javier S¨¢nchez Vera, del despacho madrile?o Oliva y Ayala: incidir en la flaqueza de los indicios, objetar la parcialidad de algunas de las diligencias practicadas y desmontar el supuesto m¨®vil econ¨®mico aduciendo que, de haber un beneficiado por la muerte de Mar¨ªa del Carmen Mart¨ªnez, ser¨ªa su primog¨¦nito, Vicente Sala Mart¨ªnez. En ese sentido, Moreno C¨¢noves, que como dec¨ªa es partidario de buscar al asesino fuera de la familia, afirm¨® en sede judicial el 3 de marzo de 2017 que, dos semanas antes de su muerte, Mar¨ªa del Carmen habr¨ªa intentado poner fin a la guerra familiar repartiendo entre sus hijos las atribuciones de la acci¨®n de oro y que fue su hijo quien se neg¨®.
Por ahora, los cuatro hermanos Sala Mart¨ªnez siguen viviendo en La Torre, igual que la hermana de Mar¨ªa del Carmen, alineada con su sobrino. El recinto es amplio y no est¨¢n hacinados, no conviven. Sin embargo, las dos facciones enfrentadas han tenido que volver a verse en la junta de accionistas de la sociedad que agrupa los diferentes negocios del grupo. Si no otra cosa, los 400 millones que factura siguen uni¨¦ndolos. En palabras del taxista que me lleva una tarde de finales de junio hasta el aparatoso p¨®rtico de entrada a la finca, nada ata m¨¢s que el dinero. Luego, como si se diera cuenta de la vulgaridad del comentario, a?ade algo con lo que no puedo sino mostrarme de acuerdo: ?y si no es culpable? A estas alturas, quienes lo hayan hecho habr¨¢n tenido tiempo de ponerse a salvo o de borrar las pistas. En efecto, el peligro de una condena sin pruebas suficientes planea sobre el proceso y no ser¨ªa de extra?ar que el abogado defensor intente conjurarlo sugestionando al jurado con casos c¨¦lebres de errores judiciales. Est¨¢ por ver, ya que eso es en cierta forma lo que deber¨¢ dirimirse, si Miguel ?ngel L¨®pez pudo anticipar este escenario. Afirman quienes estaban all¨ª que cuando lo detuvieron dijo a los polic¨ªas que llevaba tiempo esper¨¢ndolos.
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