¡®Butoh¡¯: la danza m¨¢s misteriosa del mundo
EL PROP?SITO DEL butoh es recordar que no s¨®lo somos humanos. Cuando Tatsumi Hijikata y Kazuo Ohno representaron esta danza por primera vez hace casi sesenta a?os, Jap¨®n se escandaliz¨® ante las caras grotescas de los bailarines y sus movimientos febriles, sexuales e irracionales; bizqueaban, imitaban el comportamiento animal, ten¨ªan espasmos, reproduc¨ªan gestos de sufrimiento, temblaban como si se estuvieran electrocutando, ofrec¨ªan un espect¨¢culo macabro y, por encima de todo, daban miedo.
Cuando se represent¨® esta danza por primera vez, Jap¨®n se escandaliz¨® ante las caras grotescas de los bailarines y sus movimientos.
Es el subconsciente el que marca el ritmo y dicta los movimientos. ¡°Es el alma la que danza, el cuerpo le sigue¡±, dijo Kazuo Ohno. El bailar¨ªn ha de olvidar las limitaciones de su cuerpo y debe adoptar la forma de los cinco elementos (en Jap¨®n se incluye el vac¨ªo a los cuatro habituales) as¨ª como de reptiles y anfibios; puede ser agua, despu¨¦s serpiente. La disciplina, sin embargo, es ardua, los movimientos son extremadamente lentos y exigen precisi¨®n. El butoh es un lamento bailado, un retorcerse en nuestra condici¨®n humana. Una de las referencias visuales de sus creadores fueron los cuerpos medio muertos que se arrastraban entre los escombros tras la detonaci¨®n de la bomba nuclear de Hiroshima.
Al contrario que el ballet, donde los danzantes se muestran pulcros y refinados, o de otras coreograf¨ªas donde se busca con insistencia la belleza, los bailarines de butoh se rapan el pelo, van desnudos y se pintan de blanco la piel, buscando la homogeneidad. En el Jap¨®n de los sesenta, los intelectuales subvert¨ªan as¨ª el sentido de alienaci¨®n. No hay espacio para el ego, y el entrenamiento para derribarlo es intenso. En los talleres, los profesionales del butoh bailan de 3.30 a 8.30 y de 14.30 a 18.00, despu¨¦s duermen y al despertar vuelven a la pr¨¢ctica. Es la repetici¨®n lo que les ayuda a romper las defensas que les impiden alcanzar niveles de conciencia m¨¢s profundos.
La directora del New York Butoh Institute, una francesa llamada Vangeline, con 14 a?os de experiencia en la disciplina, explica que el baile consiste en una serie de movimientos con el objetivo de cansar la mente. ¡°El butoh tambi¨¦n se conoce como la danza del subconsciente¡±, explica. Lo que tanto ella como otros profesionales denominan ¡°destino¡± se alcanza cuando el movimiento corporal es m¨ªnimo pero la actividad mental es muy intensa. Para llegar a ese punto hay que aceptar que durante la primera hora de clase no se puede usar ninguna informaci¨®n; como en la meditaci¨®n, es necesario un tiempo para conectar con uno mismo. Se trata de actuar sin pasado ni futuro, de convertirse en un lienzo en blanco. Aprender a bailar butoh significa dominar una herramienta poderos¨ªsima, que puede aplicarse a muchas circunstancias de la vida. Desde 2007, Vangeline imparte clases en una c¨¢rcel de mujeres. ¡°En ese contexto, el butoh se convierte en una herramienta transformadora que rompe barreras y paredes¡±.
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