Padres y profesores somos figuras de apego y debemos estar en el mismo bando
Las familias deber¨ªamos interesarnos m¨¢s por la educaci¨®n y por conocer metodolog¨ªas innovadoras
Llevo m¨¢s de dos a?os, pr¨¢cticamente desde que inici¨¦ la petici¨®n en change.org por la racionalizaci¨®n de los deberes, acudiendo a conferencias, ponencias, charlas e incluso congresos sobre educaci¨®n. Siempre me siento un poco intrusa, porque parece que es una tem¨¢tica por la que, l¨®gicamente, se interesan principalmente docentes y profesionales del sector educativo. Pero no me incomoda ser de las pocas madres en estos encuentros, al contrario, echo de menos la presencia de otros padres y madres. Sinceramente, creo que las familias deber¨ªamos interesarnos m¨¢s por la educaci¨®n y por conocer metodolog¨ªas innovadoras.
Como ya sabr¨¦is, no me creo esa frase tan manida, y a mi modo de ver tambi¨¦n da?ina, por la que se afirma que ¡°se educa en casa y se ense?a en la escuela¡±. Si fuera as¨ª, a los congresos de educaci¨®n tendr¨ªamos que ir los padres y madres, y no los docentes, y ellos tendr¨ªan que ir a congresos de ense?ar, no de educar. En realidad, creo que los maestros y las familias deber¨ªamos compartir m¨¢s espacios en los que se hable de educaci¨®n y de c¨®mo ense?ar.
Por todo esto, cuando a principios de julio tuvo lugar una nueva edici¨®n del Congreso Iberoamericano Motiva, Crea y Aprende (CIMCA), organizado por el Observatorio de Educaci¨®n de la Universidad Rey Juan Carlos, no me lo perd¨ª. Este a?o el congreso trataba sobre las emociones. Desde que se estren¨® la pel¨ªcula Del rev¨¦s (Inside Out), creo que somos un poquito m¨¢s conscientes de la importancia de las emociones en la educaci¨®n, pero a¨²n as¨ª, todav¨ªa parece m¨¢s necesario e interesante ense?ar a hacer un an¨¢lisis sint¨¢ctico de una oraci¨®n que a reconocer y gestionar las propias emociones y las de los dem¨¢s.
A lo largo de los d¨ªas que dur¨® el congreso, pasaron varios ponentes maravillosos que nos explicaron qu¨¦ son las emociones, por qu¨¦ todas son ¨²tiles, aunque algunas sean agradables y otras no tanto, y c¨®mo reconocerlas, gestionarlas y diferenciarlas de los estados de ¨¢nimo. Aunque todas las ponencias fueron estupendas, para una madre como yo, creo que la m¨¢s reveladora fue la de Rafael Guerrero, psic¨®logo, doctor en Educaci¨®n y director de Darwin Psic¨®logos. Despu¨¦s de escucharlo me di cuenta de que a veces educamos muy mal, educamos fatal. Tanto los profesores como los padres y madres podemos llegar a estar muy equivocados y confundidos.
En muchas ocasiones no somos capaces de reconocer ciertas necesidades emocionales de nuestros hijos
De la ponencia de Rafael Guerrero aprend¨ª que una de las grandes confusiones en las que estamos envueltos los educadores nos lleva a no discernir necesidades de deseos o caprichos. S¨¦ que parece una tonter¨ªa, pero en realidad no es tan f¨¢cil, porque una vez cubiertas las necesidades b¨¢sicas, pasamos a percibir como necesarias cosas que antes no lo eran. Y por otra parte, en el terreno de lo emocional, en muchas ocasiones no somos capaces de reconocer ciertas necesidades emocionales.
Pero es sumamente importante distinguir unas de otras, porque si lo hacemos bien, si realmente somos responsivos y atendemos las necesidades verdaderas de nuestros hijos o alumnos, estaremos construyendo una bonita relaci¨®n de apego seguro, tal y como explic¨® Guerrero. Por el contrario, si lo hacemos mal, podemos estar creando (atenci¨®n a la definici¨®n) una relaci¨®n de apego ansioso ambivalente, es decir, sobreprotegiendo. Para diferenciar un caso de otro, el ejemplo al que recurri¨® fue al del chiste de Gila que dec¨ªa ¡°cuando mi madre ten¨ªa fr¨ªo, me pon¨ªa un jersey¡±. Evidentemente, El ni?o necesitar¨¢ el jersey cuando tenga fr¨ªo ¨¦l, no cuando lo tenga la madre o el padre. La madre de Gila no estaba cubriendo una necesidad del peque?o, estaba sobreprotegiendo.
Uno de los asistentes al congreso se preocup¨® por los efectos nocivos que pudiera tener el apego seguro, y le lanz¨® la pregunta a Guerrero. El apego seguro, nos explic¨®, no es en ning¨²n caso malo para un ni?o. Un apego seguro no genera ni?os sobreprotegidos, hay tanta preocupaci¨®n por la sobreprotecci¨®n ahora mismo, que parece que nos olvidamos de cubrir las necesidades de nuestros peque?os con tal de no llegar a ser unos padres sobreprotectores o unos padres helic¨®ptero. Y a veces acabamos haci¨¦ndolo terriblemente mal, criando a nuestros hijos sin la seguridad que necesitan o educando a nuestros alumnos de manera equivocada.
Otro error monumental que cometemos los adultos es el de criticar al ni?o, insultando o etiquetando, en vez de criticar la conducta. Cu¨¢ntas veces decimos a nuestros hijos que son malos, cuando en realidad lo que han hecho mal es un acto concreto, una mala conducta. Posiblemente le hayan pegado a otro ni?o, que est¨¢ mal, claro, pero dici¨¦ndole que es malo no vamos a solucionar el problema, al contrario, perpetuaremos la conducta. Otras veces, sobre todo cuando el ni?o suspende, se le dice que es vago, o tonto. Sin embargo en multitud de ocasiones ese ni?o en realidad sufre un trastorno del aprendizaje, como puede ser TDAH o dislexia, y el da?o que se les hace carg¨¢ndoles el sambenito de la vaguer¨ªa es dif¨ªcil de reparar.
Contaba Rafael Guerrero, que al calificar a un ni?o de tonto o vago, inconscientemente lo ponemos en la tesitura de tener que elegir qu¨¦ imagen prefiere dar, la de perezoso o la de est¨²pido. Esto, unido a otra frase que repetimos hasta la saciedad que reza ¡°querer es poder¡± puede llevar a un chico o a una chica a decantarse por elegir dar la imagen de ser vago, porque dar la imagen de ser poco inteligente es indudablemente peor. Sin embargo, a veces se quiere pero no se puede, a todos nos ha pasado en alguna ocasi¨®n que nos hemos sentido incapaces de ejecutar algo que queremos hacer. Pero reconocer que no se puede supone para un chico que se ve en esta situaci¨®n reconocer la estupidez absoluta, mientras que, tal vez para conseguir aquello que quiere, solo necesita un poco de ayuda, no que lo tachen de vago.
Muchos adolescentes se cierran en banda no por las hormonas, sino porque los padres no supieron crear un apego seguro?
Esto ¨²ltimo est¨¢ muy relacionado con el efecto Pigmali¨®n, con la profec¨ªa autocumplida. Explicaba Guerrero que si le decimos a un ni?o que es tonto, que no sabe, que no puede, que es vago, que es un in¨²til o lanzamos cualquier otra afirmaci¨®n que deja nuestras expectativas sobre ¨¦l y su futuro a la altura del barro, lo que ocurrir¨¢ es que irremediablemente se cumplir¨¢n nuestros mensajes, y dif¨ªcilmente ese chico o chica ser¨¢ otra cosa que un tonto, un in¨²til, o un vago. Pero afortunadamente a la inversa tambi¨¦n funciona, tener expectativas altas sobre los hijos o alumnos puede ser muy positivo.
Adem¨¢s, me llam¨® mucho la atenci¨®n una reflexi¨®n que hizo sobre la adolescencia, esa etapa tan temida y tan dif¨ªcil. Dijo que en ese momento muchos chavales se cierran en banda, y no comparten nada con sus padres, y esto que achacamos a una etapa de la vida o a las hormonas puede tener muchas m¨¢s relaci¨®n con la gesti¨®n de las emociones, con que se hayan cubierto adecuadamente las necesidades emocionales de esos adolescentes durante la infancia, y de que se haya creado un v¨ªnculo de apego seguro, que con cualquier otro proceso fisiol¨®gico por el que est¨¦n pasando.
El apego, nos dijo Rafael Guerrero, no es un concepto relacionado solo con los beb¨¦s. El apego seguro y la gesti¨®n emocional son importantes a lo largo de todas las etapas de la crianza y de la educaci¨®n, y si queremos ni?os aut¨®nomos, que no independientes, porque un ni?o es dependiente por naturaleza, debemos educar creando v¨ªnculos de apego seguro, tanto en casa como en la escuela. Para que un ni?o sea solvente, y llegue a la independencia, es importante que los adultos de referencia, padres y maestros, seamos capaces de autorregular nuestras emociones, de ense?ar las destrezas necesarias para que aprendan a hacerlo ellos mismos, y mantener siempre esa relaci¨®n asim¨¦trica entre padres e hijos, maestros y alumnos, que garantizar¨¢ la armon¨ªa.
Despu¨¦s de su ponencia, me convenc¨ª m¨¢s a¨²n si cabe de la importancia de que los progenitores se informen sobre lo que los expertos en educaci¨®n cuentan en congresos y ponencias reservadas habitualmente a profesionales del sector. Asistir a este tipo de encuentros ayuda much¨ªsimo a comprender las limitaciones del sistema educativo actual, y a apoyar los cambios y las iniciativas innovadoras que tanta falta hacen. Habr¨ªa sido una pena perderse este congreso, imprescindible tanto para docentes como para padres, una oportunidad ¨²nica para compartir espacio y dejar de situar a familias y a profesores en bandos diferentes.
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