Descansen

Podr¨ªa comentar la declaraci¨®n de Rajoy ante un tribunal que m¨¢s bien parec¨ªa el jurado de un concurso televisivo. Podr¨ªa recordar una m¨¢xima jur¨ªdica que es casi la ¨²nica que me atrevo a citar sin consultarla previamente, y que establece que la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento. Podr¨ªa enredarme en una cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica para intentar delimitar los campos sem¨¢nticos de los t¨¦rminos ¡°sobresueldo¡± y ¡°complemento salarial¡±. Podr¨ªa preguntarles si las redes de corrupci¨®n que han llevado a declarar a un presidente del Gobierno en un juzgado no les parecen m¨¢s vergonzosas, mucho m¨¢s da?inas para la marca Espa?a, que el detalle de que haya tenido que comparecer en persona y no por videoconferencia. Podr¨ªa escribir eso y m¨¢s, pero voy a limitarme a mandar un abrazo a los gallegos, que deben estar hartos, y con raz¨®n, de que cada vez que Rajoy se encuentra en un aprieto, todo el mundo recurra al chascarrillo de la escalera y a su galleguidad dial¨¦ctica. A los catalanes tambi¨¦n les mando un abrazo y ni una sola palabra m¨¢s, porque aunque soy consciente de que su hast¨ªo es superior al m¨ªo, la verdad es que estoy muy cansada. Estoy cansada de mirar a Espa?a, de interpretar a ciertos espa?oles, de no entender, demasiado a menudo, lo que pasa en el ¨²nico pa¨ªs que tengo, el ¨²nico que deber¨ªa ser capaz de comprender. Por eso, en esta columna que inaugura mis vacaciones, les deseo sobre todo descanso. Que duerman mucho, que paseen, que lean, que se diviertan y disfruten de los peque?os placeres veraniegos que, como ba?arse en el mar o paladear los sabores de la infancia, han a?orado durante un a?o entero. Las vacaciones son siempre cortas, pero a¨²n m¨¢s imprescindibles. Ojal¨¢ en las de este a?o sean ustedes muy felices.