?Vencen las mujeres tunecinas!
Tal vez la ley que castiga la violencia de g¨¦nero no baste, pero muestra un car¨¢cter modernizador
El Parlamento tunecino acaba de aprobar, despu¨¦s de tres a?os de debates y negociaciones, una ley cuyo objetivo es propiamente revolucionario: prohibir legalmente y castigar eficazmente la violencia de g¨¦nero. Es un hito y un desaf¨ªo para el resto de los pa¨ªses isl¨¢micos, una muestra de que la lucha llevada de modo ininterrumpido por las mujeres tunecinas puede desembocar en una victoria que favorezca su emancipaci¨®n en los entornos p¨²blico y privado, y un logro para el desarrollo del Estado de derecho. Este nuevo estatuto de la mujer consagra, al mismo tiempo, el proceso democr¨¢tico que se inici¨® precisamente en T¨²nez en 2011, del cual un an¨¢lisis superficial y tramposo har¨ªa creer que se hab¨ªa desvanecido. En realidad, tanto en este pa¨ªs como en el resto de los Estados que experimentaron el levantamiento democr¨¢tico calificado de primavera ¨¢rabe, la demanda profunda, irreprensible, de modernizaci¨®n democr¨¢tica sigue latente en el n¨²cleo de las luchas pol¨ªticas y sociales; si ha desaparecido de la superficie del campo de batalla, no es porque se haya difuminado, sino porque, por causas diversas, tuvo que esconderse profundamente en el suelo de la sociedad, desarrollarse secretamente con mayor solidez, y reaparecer m¨¢s fuerte y contundente bajo unas condiciones pol¨ªticas que la hicieran posible.
Eso es exactamente lo que significa esta importante decisi¨®n del Parlamento tunecino: las fuerzas democr¨¢ticas, guiadas en este caso por un fuerte y magn¨ªfico movimiento de mujeres, no solo de las capas cultas y las ¨¦lites modernistas, sino tambi¨¦n de toda la sociedad, exigen ahora a los partidos representados en el Parlamento, incluso a los islamistas ¡°moderados¡± de Ennahda, la adopci¨®n de medidas como esta.
?Ojal¨¢ que este magn¨ªfico ejemplo sea imitado por doquier!
Recordemos aqu¨ª un hecho que da idea de la inversi¨®n de las relaciones de fuerzas en T¨²nez. En oto?o de 2011, ganando las elecciones con una mayor¨ªa aplastante, el partido islamista Ennahda propuso de inmediato abrogar el c¨®digo muy progresista de la familia impuesto (s¨ª, es la palabra) en 1956 por Habib Burguiba, primer presidente laico de T¨²nez. Las mujeres se movilizaron contra la propuesta con manifestaciones y luchas en todos los sectores de la sociedad civil y pol¨ªtica; lograron impedir que los islamistas conservadores consolidasen esta regresi¨®n infame. Fue la primera derrota de este partido religioso en el proceso de transici¨®n pol¨ªtica. Intent¨® despu¨¦s confiscar el poder, permaneciendo dos a?os aferrado (en violaci¨®n de la ley) al Gobierno, pero la p¨¦rdida, desde el comienzo, del apoyo de las mujeres tunecinas le impidi¨® recuperar la alternativa y tuvo que aceptar elecciones democr¨¢ticas que perdi¨®, al fin y al cabo. Tal vez la ley que criminaliza la violencia de g¨¦nero no baste por s¨ª sola: el cuerpo judicial tunecino, bastante conservador, pondr¨¢ obst¨¢culos; pero lo cierto es que, a trav¨¦s de la reivindicaci¨®n de un estatuto de defensa de los derechos de las mujeres, se acaba de demostrar, una vez m¨¢s, que ellas son un sujeto imprescindible, radicalmente emancipador, para modernizar en profundidad las sociedades musulmanas. ?Ojal¨¢ que este magn¨ªfico ejemplo sea imitado por doquier!
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