Hay que avanzar en la autonom¨ªa tributaria
El informe de los expertos ha conseguido converger sustancialmente en diagn¨®sticos y propuestas sobre financiaci¨®n
Han sido cinco meses intensos, con debates que han trascendido las paredes del Ministerio, continuas concesiones mutuas y una gran dosis de empat¨ªa. Gracias a ello se ha conseguido converger sustancialmente en diagn¨®sticos y propuestas. En algunos casos, con votos particulares; en otros, ofreciendo al lector un men¨² doble; siempre entendiendo que no son los expertos los que deben tomar las decisiones pol¨ªticas clave: basta con que dibujemos el mapa y expongamos las posibles soluciones. Pero hay que incidir en que el informe no es un libro blanco al uso. Es mucho m¨¢s. Es un punto de partida cincelado desde las sensibilidades y puntos de vista de cada territorio; lo que lo hace m¨¢s ¨²til a los protagonistas de la negociaci¨®n pol¨ªtica.
Necesitamos avanzar en el frente de la autonom¨ªa tributaria, ajustando las piezas desencajadas y buscando nuevos espacios. Contar con autonom¨ªa es como tener una nevera llena: no por ello, vas a comer m¨¢s. Pero s¨ª podr¨¢s optar por men¨²s m¨¢s diversos y acabar m¨¢s satisfecho. En este frente, la propuesta de mayor calado es la del llamado IVA colegiado, f¨®rmula que ser¨ªa extensible al resto de impuestos especiales sobre hidrocarburos, tabaco o alcohol. Con la posibilidad de decidir colectivamente sobre el tipo del IVA, el nivel auton¨®mico de gobierno en su conjunto cuenta con una herramienta ¨²til que le permite no tener que recurrir al gobierno central en momentos de insuficiencia generalizada de recursos. Junto a lo anterior, la recomendaci¨®n de fijar un m¨ªnimo de tributaci¨®n en el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, ajustar el IRPF auton¨®mico para convertirlo en un impuesto auton¨®mico a ojos de los ciudadanos, que siguen confusos en este frente, y hacer hueco a las comunidades en el frente de la tributaci¨®n verde son los vectores principales.
Necesitamos clarificar el modelo. El informe propone una estructura muy razonable para lograrlo, pero que exige reabrir el debate sobre el alcance de la solidaridad interterritorial (la llamada nivelaci¨®n interterritorial en la jerga de los economistas). En 2009 cerramos este asunto en falso. Aparentemente, entonces se opt¨® por limitar el esfuerzo de los territorios m¨¢s ricos a contribuir a la financiaci¨®n de sanidad, educaci¨®n y servicios sociales en los menos desarrollados. Pero en la pr¨¢ctica y a trav¨¦s de m¨²ltiples fondos, correcciones y ajustes ad hoc, se acababa garantizando la financiaci¨®n necesaria para todos los servicios. Se hac¨ªa una concesi¨®n a quienes demandaban limitar la solidaridad interterritorial, pero se bloqueaban sus efectos, con la consecuente y comprensible frustraci¨®n de aquellos. SI queremos simplificar, tenemos que decidir previamente cu¨¢l es el grado de solidaridad interterritorial que queremos en Espa?a. El informe insiste en que limitarla a sanidad, educaci¨®n y servicios sociales es una posibilidad, pero tambi¨¦n lo es ampliarla a todos los servicios. Por tanto, tengamos un debate franco y una vez llegado a un acuerdo, asumamos los efectos.
Necesitamos dar soluci¨®n al problema de la deuda auton¨®mica acumulada en el per¨ªodo de crisis y que est¨¢ en manos de la administraci¨®n central. En este punto el informe no ha sido capaz de converger en una soluci¨®n ¨²nica. Una mayor¨ªa de expertos rechaza las quitas y propone per¨ªodos de carencias mayores y tipos de inter¨¦s subsidiados. Pero otra parte considera que esas quitas del capital son inevitables y lo que toca es discutir las condiciones concretas. Esta dualidad augura dificultades mayores en las siguientes fases del proceso de reforma. Una posibilidad para sortearlas ser¨ªa contentar a unos evitando las quitas de deuda, pero haci¨¦ndoles posible la vida a los otros, ampliando sustancialmente los plazos de devoluci¨®n y garantizando tipos similares a los que hoy pagan las comunidades adheridas al Fondo de Liquidez Auton¨®mico (FLA).
Finalmente, necesitamos ser menos pasionales. Y ello requiere reformas institucionales que refuercen los foros de debate y cooperaci¨®n; que se recurra en mayor medida al conocimiento t¨¦cnico para lidiar con cuestiones complejas y en las que no podemos improvisar o apelar al maleable y a veces peligroso ¡°sentido com¨²n¡±; y que aceptemos finalmente que un pa¨ªs descentralizado como el nuestro es m¨¢s complejo que uno centralizado y que eso requiere lealtad mutua y cooperaci¨®n: lo que se suele incluir dentro del concepto de cultura federal.
Santiago Lago Pe?as es director del grupo de investigaci¨®n GEN (Universidad de Vigo) y miembro de la comisi¨®n de expertos para la reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica.
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