Dendrofilia: hablamos con gente que practica sexo con vegetales (y muebles)
La Asociaci¨®n Nacional de Sexualidad Educativa destaca la importancia de que los dendr¨®filos no condicionen su excitaci¨®n psicol¨®gica al contacto con plantas y derivados
Utilizar vegetales como el pepino, la zanahoria o el calabac¨ªn a modo de juguetes sexuales es una idea cl¨¢sica dentro del imaginario pornogr¨¢fico popular. Lo mismo ocurre con las frutas, que a menudo se usan para decorar un escenario a?adiendo opulencia y exotismo, y se consumen dentro de un contexto er¨®tico como parte de la seducci¨®n. Fresas, uvas, melocotones, cerezas, la atracci¨®n hacia estos elementos naturales tan recurridos forma parte de un fetiche concreto: la dendrofilia.
No tiene por qu¨¦ ir de la mano, pero es frecuente la idea de que los dendr¨®filos comiencen su andadura a ra¨ªz de una experiencia sexual en plena Naturaleza. Andr¨¦s H. confirma que en su caso fue as¨ª: ¡®Nunca lo hab¨ªa pensado, pero cuando lo viv¨ª por primera vez me di cuenta de que el sexo ten¨ªa m¨¢s sentido en un entorno salvaje, y poco a poco me fue apeteciendo interactuar con otros elementos naturales¡±. Lo cierto es que el cosquilleo puede empezar en un jard¨ªn, en un bosque, en un invernadero, frente a una sencilla maceta o delante del frigor¨ªfico.
Pero aunque abarque desde una hierba hasta una rama, en principio la atracci¨®n fundamental a la que se refiere la dendrofilia est¨¢ relacionada con la figura del ¨¢rbol. La palabra en s¨ª viene a significar amor hacia los ¨¢rboles, por lo que sus practicantes suelen aprovechar los huecos o protuberancias que aparecen en la corteza del tronco con diferentes fines er¨®ticos. El arte viene reflejando esta atracci¨®n constante hacia el mundo vegetal. Muchos recordaremos que la banda belga Hooverphonics public¨® en el a?o 2000 el ¨¢lbum titulado The magnificent tree. Para el pol¨¦mico videoclip de su single m¨¢s sonado, Mad about you, Geike Arnaert protagoniz¨® un romance paraf¨ªlico en el que aparec¨ªa representando una relaci¨®n sentimental a todos los niveles con una criatura vegetal de gran tama?o.
FLORES
¡°Me afecta ver c¨®mo florecen mis plantas. Observar el proceso, percibir los olores¡ todo eso me excita de alguna manera, es como pornograf¨ªa muy bonita y lenta¡±
El uso de flores con fines er¨®ticos est¨¢ muy extendido en nuestra cultura, los p¨¦talos se consideran afrodisiacos y se venden como objetos cargados de gran potencia sensual. Perfuman, acarician el cuerpo y su suave tacto puede proporcionar un roce intenso y delicado. Los testimonios de personas que han usado flores para proporcionarse placer sexual en soledad y compa?¨ªa son numerosos. ¡°Me afecta mucho ver c¨®mo florecen mis propias plantas. No hago nada con ellas, pero observar el proceso, percibir los olores¡ todo eso me excita de alguna manera, es como pornograf¨ªa muy bonita y lenta¡±, reflexiona Lydia B. acerca de la explosi¨®n de belleza que tiene lugar en su propia terraza. Desde el ba?o relajante con p¨¦talos flotando hasta quienes se frotan con tulipanes, el valor er¨®tico de la flor es incuestionable. No en vano estamos hablando del m¨¦todo reproductivo de las plantas llamadas espermatofitas. Lo que presenciamos es s¨®lo una manifestaci¨®n sexual m¨¢s.
El atractivo est¨¦tico de la dendrofilia es incuestionable y puede producir a escenas de apote¨®sica belleza. El autor italiano Silvio Cadelo plasm¨® toda una tesis sobre las fant¨¢sticas habilidades amatorias de una enorme flor en su c¨®mic La flor enamorada en 1989; la pel¨ªcula de 2002, 40 d¨ªas y cuarenta noches?mostraba la posibilidad de alcanzar el orgasmo femenino gracias al contacto con un ramo de flores blancas.
MADERA
Derivada de la dendrofilia viene tambi¨¦n la fascinaci¨®n por la madera, algo que el colectivo BDSM conoce bien y no s¨®lo por su afici¨®n a los instrumentos y materiales propios del medievo. El testimonio de Eva A. resulta muy revelador. Confiesa sentirse irresistiblemente excitada al contemplar cierto tipo de suelo: ¡°Me suelo fijar mucho en estas cosas. Cuando veo un suelo de madera gruesa, limpia y pulida, me empiezan a asaltar ideas sobre lo que podr¨ªa hacer sobre esa superficie. Llego a desear quedarme sola para observarla a mi antojo sin que me digan nada. Tambi¨¦n me puedo sentir atra¨ªda hacia muebles o puertas, sobre todo si son antig¨¹edades, pero hay que tener un cuidado especial en estos casos con la limpieza, la posibilidad de ara?arse, de clavase astillas, etc¡±.
¡°Me puedo sentir atra¨ªda hacia muebles o puertas, sobre todo si son antig¨¹edades, pero hay que tener cuidado con la limpieza, la posibilidad de ara?arse, clavase astillas, etc¡±
¡°Me puedo sentir atra¨ªda hacia muebles o puertas, sobre todo si son antig¨¹edades, pero hay que tener cuidado con la limpieza, la posibilidad de ara?arse, clavase astillas, etc¡±
RIESGOS
No estamos en disposici¨®n de afrontar el debate moral que se ci?e sobre la dendrofilia y que gira en torno a la imposibilidad de regular los derechos de las plantas. Lo ¨²nico que sabemos es que el ser humano lleva siglos experimentando este embeleso vegetal y que resulta imprescindible asegurarnos de que tales pr¨¢cticas se realizan de manera saludable, protegi¨¦ndonos de posibles bacterias y texturas agresivas. Desde la Asociaci¨®n Nacional de Sexualidad Educativa destacan la importancia de no condicionar la excitaci¨®n psicol¨®gica al contacto con estos elementos vegetales puesto que la sexualidad de la persona se ver¨ªa gravemente limitada y perjudicada en su conjunto. Resaltan tambi¨¦n el deber de cuidar nuestra integridad f¨ªsica y la de posibles terceros y, por supuesto, el hacerse cargo de la higiene a conciencia en estos casos para evitar posibles problemas. Recomiendan lavar a fondo los elementos con los que vamos a entrar en contacto y protegerlos con un preservativo en caso de penetraci¨®n.
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