?Tu compa?ero de trabajo es un trepa?
MUCHAS PERSONAS que se sienten inseguras o carentes de destrezas tratan de da?ar a las que ven como su competencia, a quienes destacan o pueden hacerles sombra. Este fen¨®meno se conoce como s¨ªndrome de Procusto. Seg¨²n la mitolog¨ªa griega, Procusto, hijo de Poseid¨®n, fue un posadero terror¨ªfico que torturaba, amputaba o mataba a martillazos a todos los que se hospedaban en su casa si su tama?o no coincid¨ªa con la longitud de su cama. Si eran m¨¢s altos, les serraba las partes del cuerpo que sobresal¨ªan, y a los que el lecho les quedaba grande, los descoyuntaba a golpes. Este tirano, de estatura descomunal y fuerza desmesurada, termin¨® probando su propia medicina cuando Teseo le ret¨® a medirse en su propia cama.
En la actualidad utilizamos el concepto de s¨ªndrome de Procusto para definir a aquellos que tratan de deshacerse o de menospreciar a los que son m¨¢s brillantes que ellos. Son ejemplo de intolerancia hacia lo que es diferente, pero, sobre todo, hacia lo que es mejor. Procusto cortaba la cabeza o los pies de quien sobresal¨ªa de su camastro, y muchos compa?eros de trabajo y l¨ªderes boicotean, humillan y limitan a los que destacan respecto a ellos porque se convierten en una amenaza.
Un gestor inteligente siempre deber¨ªa querer rodearse de personas m¨¢s capacitadas, m¨¢s creativas que ¨¦l.
Podemos encontrar huellas del s¨ªndrome de Procusto en todos los ¨¢mbitos, desde la empresa a la pol¨ªtica, el deporte o la educaci¨®n. Est¨¢ presente en cualquier organizaci¨®n, p¨²blica o privada. Son muchos los que ans¨ªan el poder, ya sea tratando de alcanzarlo por m¨¦ritos propios o degradando a los que pueden competir con ellos. Todos conocemos a alguien de nuestro entorno que se comporta de esta manera mezquina y ruin, conscientemente o no. ?C¨®mo detectarlos a tiempo?
Muestran inseguridad y un sentimiento de inferioridad. Este tipo de individuos se ven amenazados por quienes ellos creen que podr¨ªan superarlos. Que alguien presente ideas mejores que las suyas podr¨ªa dejarlos en evidencia frente a un superior. El miedo a perder su posici¨®n, poder o jerarqu¨ªa subyace en estos casos.
Est¨¢n a la defensiva. Es posible que se trate de alguien que se siente poco creativo, no tan inteligente, menos talentoso que otros. Cuando se ven frente a una amenaza, una de las soluciones a las que recurren es tratar de adelantarse a su rival. Pero carecen de recursos para superarse, de modo que en lugar de esforzarse y potenciar sus capacidades, tratan de limitar las de los otros. Piensan que as¨ª terminar¨¢n siendo todos iguales.
Acaparan tareas. El nivel de competitividad con el que se trabaja en ciertos entornos implica para algunos querer ganar a toda costa. M¨¢s de uno asume proyectos para los que no tiene tiempo con tal de que no se los asignen a un compa?ero que pueda sorprender haciendo un mejor trabajo.
Realizan atribuciones irracionales y pueden llegar a pensar que el hecho de que otros sean brillantes implica necesariamente que ellos no lo son. Pero la creatividad, la habilidad, la capacidad o el entusiasmo se dan por doquier, no se agotan porque alguien los posea.
Rechazan el cambio. Hay empleados, o jefes, que llevan a?os en una organizaci¨®n y trabajan a un ritmo determinado, acomodados en su situaci¨®n. Verse sorprendidos por alguien con mayor motivaci¨®n y entusiasmo, con ganas de cambiar para mejorar, conlleva que ellos tengan que adaptarse tambi¨¦n a una nueva forma de hacer las cosas que los saca de su zona de confort.
Suelen juzgar las opiniones de los dem¨¢s desde su propio punto de vista. Para ellos, sus ideas son las ¨²nicas v¨¢lidas, y todo lo que difiera no tiene cabida. De esta manera boicotean el pensamiento creativo y las ideas del grupo, dificultando el trabajo en equipo.
Aquel que sufre el s¨ªndrome de Procusto puede terminar desen?cadenando un trastorno psicol¨®gico. Nos han educado en valores como el esfuerzo, la disciplina, la responsabilidad y la perseverancia. El hecho de ser castigado y humillado por aportar algo a una organizaci¨®n es contradictorio con esos valores. Las consecuencias pueden ser devastadoras personal y laboralmente para la v¨ªctima, que se ver¨¢ limitada, cuestionada o ridiculizada. Los efectos tambi¨¦n son nefastos para la organizaci¨®n, que pierde ideas, innovaci¨®n y una sana capacidad de competencia.
Un empresario o un gestor inteligente siempre deber¨ªa querer rodearse de personas m¨¢s capacitadas, m¨¢s creativas y m¨¢s ingeniosas que ¨¦l. Tener talento y aportar un valor a?adido en un trabajo es la mejor manera de innovar y crecer. Y esto implica correr riesgos. Los empresarios tienen miedo de formar e invertir en empleados que luego vayan a cambiar de puesto. Pero si se quiere crecer, hay que arriesgar y fomentar una pol¨ªtica de personal que retenga el talento en la empresa. Quien ejerce el s¨ªndrome de Procusto no trabaja en equipo y rechaza la posibilidad de aprender de los que le rodean. Es m¨¢s, los fulmina. Entiende que la manera de ser todos iguales es torpedear a los brillantes. El miedo a verse superado lleva a muchas personas a vivir en una continua mediocridad, donde ellos no avanzan pero tampoco permiten que otros lo hagan.
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