La ejecuci¨®n como espect¨¢culo
Una multitud observa, jalea y fotograf¨ªa en San¨¢ la condena a muerte en p¨²blico de un hombre que viol¨® y asesin¨® a una ni?a de tres a?os
Ante las c¨¢maras de televisi¨®n y las lentes de cientos de tel¨¦fonos m¨®viles. As¨ª fue ejecutado Mohamed al Maghrabi en la capital de Yemen. El hombre, acusado de asesinar y violar a la peque?a Rana Yehia al Matary, de tres a?os, hab¨ªa sido condenado a muerte. Tambi¨¦n a que su pena se administrase en p¨²blico. Y as¨ª fue. Ayer, en la plaza Tahrir de San¨¢, despu¨¦s de que el juez volviese a leer la sentencia ¡ªque tambi¨¦n inclu¨ªa 100 latigazos¡ª, dos guardas colocaron al reo esposado en una manta en el suelo y un polic¨ªa le dispar¨® cinco tiros con un fusil de asalto AK47. El verdugo se fum¨® un cigarrillo antes.
La sentencia a muerte del condenado, de 41 a?os, fue jaleada por cientos de personas ¡ªla pr¨¢ctica totalidad, hombres¡ª, que se congregaron para verle morir. Rodeando la zona habilitada para la ejecuci¨®n, en las terrazas cercanas, e incluso encaramados a los postes de luz cercanos, los asistentes observaban el macabro espect¨¢culo, que las autoridades llevaban d¨ªas anunciando a trav¨¦s de los medios. Muchos coreaban ¡°Al¨¢ es grande¡±.
La pena capital contra Al Maghrabi se convirti¨® as¨ª en un lamentable acontecimiento social en la capital de un pa¨ªs devastado por la guerra que ya ha entrado en su tercer a?o. Las autoridades de San¨¢ ¡ªcontrolada por los rebeldes Huthi¡ª buscaban que la ejecuci¨®n p¨²blica del condenado sirviese como elemento ejemplificador. Tambi¨¦n pretend¨ªan enviar una se?al de su voluntad para luchar contra el crimen.
La de Al Maghrabi, que secuestr¨® a la peque?a Rana en la calle, al lado de su casa, es la primera condena a muerte p¨²blica de un asesino y violador de menores desde 2009. Sin embargo, no es la ¨²nica pena capital dictada en el pa¨ªs. Como denuncian organizaciones de derechos humanos como Amnist¨ªa Internacional, no existen registros p¨²blicos ni informaci¨®n oficial sobre ello.
Tras la ejecuci¨®n, la polic¨ªa se apresur¨® a retirar el cuerpo del hombre antes de que la multitud se lo llevase. Hab¨ªan acordonado la zona y escoltado al reo para evitar que miembros de alguna tribu vinculada a la v¨ªctima le disparase primero, para vengarse por su propia mano. Todo captado por las c¨¢maras de los smartphone de los espectadores.
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