S¨ª, tu abuela tiene que adoptar un perro
Un estudio comprueba como los mayores que viven con un can hacen m¨¢s ejercicio en los peores d¨ªas del a?o que quienes no lo tienen
Mi madre, aunque adora a Matilda, se resiste a pasearla sola. Creo que teme que la perra se zafe del arn¨¦s y se largue con viento fresco. Y eso que no tendr¨ªa problema en alcanzarla. A su provecta edad, nos cansa a todos con caminatas kilom¨¦tricas, aunque caigan chuzos de punta¡ Bueno, quiz¨¢ se me est¨¦ yendo un poco la mano al ponderar sus capacidades de andarina. La lluvia es lo ¨²nico que la detiene. Pero estoy convencida de que si ella fuese la ¨²nica responsable del bienestar de mi perra, ni el granizo la dejar¨ªa en casa. As¨ª que estoy pensando en colocarla a un calco de Matilda. Por si acaso.
A las dos las vendr¨ªa muy bien, a tenor de un estudio que realza las cualidades de vivir con un perro cuando has llegado a la anciandad como motor de la actividad f¨ªsica incluso durante las ¨¦pocas de tiempo inclemente. El art¨ªculo, publicado la semana pasada en Journal of Epidemiology and Community Health (editado por el prestigioso British Medical Journal) as¨ª lo demuestra. Los investigadores brit¨¢nicos, expertos en salud p¨²blica y ejercicio, ya destacan en la introducci¨®n del estudio el grave problema que implica el sedentarismo a edades elevadas. ¡°Menos de la mitad de los mayores en Reino Unido cumplen con los objetivos de 150 minutos semanales de actividad moderada¡±, se?alan. "Sabemos que la actividad f¨ªsica disminuye a medida de que la gente envejece y este declinar es particularmente grande durante el invierno, cuando los d¨ªas son cortos, fr¨ªos y h¨²medos, haci¨¦ndo m¨¢s dificiil tener motivaci¨®n para salir", relata Andy Jones, uno de los investigadores que firma el trabajo a trav¨¦s de correo electr¨®nico, "contemplamos pasear al perro como una manera de atacar esta merma, asi que realizamos la investigaci¨®n para entender mejor cu¨¢l era el impacto de esta tarea en la actividad f¨ªsica y c¨®mo nos sostiene para permanecer activos cuando el tiempo es malo".
El art¨ªculo relata que participaron 3.123 personas, casi todos rondando los setenta a?os (aunque las edades fluctuaban entre los 49 a?os del menor y los 91 del mayor) y que quienes ten¨ªan perro (un 18%) hac¨ªan m¨¢s ejercicio los peores d¨ªas del a?o que los que llegaban a practicar los que viv¨ªan sin can en verano con temperaturas suaves (pensemos en Reino Unido). Sus movimientos fueron registrados por un aceler¨®metro.
Jones, del departamento de Salud de la Poblaci¨®n y Atenci¨®n Primaria de la Facultad de Medicina de Norwich, perteneciente a la Universidad de East Anglia (Reino Unido), cuenta: ¡°Quienes paseaban a su perro eran mucho m¨¢s activos y pasaban menos tiempo sentados frente a los que no ten¨ªan can. Esper¨¢bamos eso, pero cuando observamos la cantidad de actividad que los participantes realizaban cada d¨ªa teniendo en cuenta las variaciones climatol¨®gicas, realmente nos sorprendi¨® mucho la gran diferencia entre quienes ten¨ªan perro y el resto de los participantes en el estudio¡±.
El cient¨ªfico, tambi¨¦n integrante del Instituto de Salud P¨²blica de Cambridge, perteneciente a la universidad, concreta: ¡°En los d¨ªas m¨¢s cortos y los m¨¢s fr¨ªos y h¨²medos, todos tend¨ªan a ser m¨¢s sedentarios y pasaban m¨¢s tiempo sentados, aunque a los que viv¨ªan con un perro les afectaba menos esas condiciones adversas: estos ¨²ltimos eran m¨¢s activos f¨ªsicamente en los d¨ªas m¨¢s duros que los que no ten¨ªan perro en las jornadas veraniegas soleadas y c¨¢lidas. Esa diferencia entre unos y otros fue mucho m¨¢s importante de la que solemos encontrar en intervenciones como las sesiones de actividad f¨ªsica en grupo, que son usadas habitualmente para ayudar a la gente a permanecer activa¡±.
As¨ª que, ?le tendr¨ªa que proporcionar un perro a mi madre por prescripci¨®n facultativa? ¡°No recomendar¨ªamos a todos tenerlo, porque no son apropiados para todo el mundo", responde el investigador, "pero ciertamente hay que considerarlo para quienes les gustar¨ªa y pueden hacerse cargo de ellos. Cuando no ocurra as¨ª, una opci¨®n es pasear a los de otras personas, hay muchas oportunidades para hacer eso, y sabemos que la mayor¨ªa de los perros no hacen el ejercicio que deber¨ªan. As¨ª que tanto el paseador como el perro se beneficiar¨ªan".
Ya tengo tarea para lo que queda de verano. A ver c¨®mo convenzo a mi madre de que ning¨²n perro razonable la dejar¨ªa plantada. Y de que no solo Matilda es irresistible.
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