C¨®mo actuar si tu hijo se traga un medicamento por error
Es habitual recibir consultas de padres antes posibles intoxicaciones por v¨ªas tan peregrinas como las redes sociales o un comentario en un blog
![Los niños pueden confundir los medicamentos con chucherías.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/3N437WOT4N4YGSUOEMWJDEEQB4.jpg?auth=ac7fc49bb44694670ca2fe962b5c7e2482b2547449f5be455c8afe40526fed30&width=414)
Estaba la otra tarde en consulta cuando son¨® el tel¨¦fono, sonido de mal gusto porque interfiere en la conversaci¨®n con los padres presentes al otro lado de la mesa y a m¨ª se me va el hilo con facilidad, lo que me parece una falta de educaci¨®n. En administraci¨®n saben que me molestan las llamadas y si me pasan alguna es que realmente hace falta, as¨ª que pido perd¨®n, pido el pl¨¢cet a mis interlocutores y me dispongo a atender al nefasto y molesto timbre. En efecto, es una mam¨¢ que llama muy alterada y me pasan la llamada. Resulta que el peque de tres a?os se ha comido las pastillas anticonceptivas de la madre, que, alarmada, ha pedido ayuda a su m¨¦dico correspondiente, veamos:
¡ª?Cu¨¢ntas? ?Hace cu¨¢nto que se las tom¨®?
¡ªNo s¨¦.
¡ªPues mira a ver cu¨¢ntas faltan.
¡ªUna, falta una, las otras las tiene en la mano y esparcidas por el suelo, estaba jugando con ellas.
¡ªBien, no hay problema, tu hijo tendr¨¢ la regla un d¨ªa antes de lo previsto.
¡ªVete a la porra, Jes¨²s, que estoy muy preocupada.
Evidentemente, le contesto as¨ª porque es una conocida y sabe de mis sornas. Con esta respuesta ya sabe que no hay que alarmarse, cuando me ven serio entonces s¨ª que se alarman de verdad. Las aclaraciones y los agradecimientos de rigor ponen fin a la conversaci¨®n y yo intento continuar con la consulta, mientras la mam¨¢, que era la primera vez que ven¨ªa, me mira mal.
Busca la opini¨®n de un profesional sabiendo que estar¨¢ al otro lado del tel¨¦fono, o llama a Emergencias o a Toxicolog¨ªa
Este descuido es real y frecuente, aunque anecd¨®tico, puesto que no lleva a ning¨²n desastre ni emergencia y todo acaba en un susto y algo que contar. Pero, ?y si las pastillas fueran las de dormir de la abuela y como son azucaradas se hubiera tomado toda la caja? O las del coraz¨®n, o simplemente uno o dos paracetamoles de un gramo de esos que ten¨¦is en el botiqu¨ªn, adi¨®s a su h¨ªgado irremediablemente.
Las pastillas son muy bonitas, de colores y formas de fantas¨ªa, no digamos ya si hablamos de jarabes o detergentes, c¨¢usticos y corrosivos que guardamos debajo del fregadero a una altura ideal para un aventurero y explorador nato como el peque de dos a?os. As¨ª que asumimos que hay que ponerlas en alto y fuera del alcance de los ni?os, lejos de su curiosidad, por seguridad y yo a?adir¨ªa que por educaci¨®n, para que no aprenda que los mayores se drogan, que las pastillas y p¨®cimas lo solucionan todo. Desde peque?os ven que si a los mayores les duele la cabeza se toman algo, el abuelo en la comida se toma tambi¨¦n un aperitivo con cuatro o cinco caramelos de diferentes colores y formas, as¨ª que ellos aprenden que si me he pillado un dedo y me duele voy a investigar en ese estante repleto cu¨¢l me gusta m¨¢s, y no digamos ya el bolso de mam¨¢ donde puede haber de casi todo, un tesoro.
Esto est¨¢ claro y no queda de m¨¢s repetirlo una vez m¨¢s, pero no quer¨ªa hablar en este art¨ªculo solo de los descuidos y la falta de precauci¨®n con medicamentos que el peque?o explorador se encuentra. Y es que a veces, el peque?o Indiana Jones no es sino un bonach¨®n que abre la boca sin preguntar ni interesarse por lo que est¨¢ comiendo y es la mam¨¢ medio dormida, el pap¨¢ que entendi¨® mal la dosis o los abuelos que no recuerdan exactamente cu¨¢l de los dos jarabes hab¨ªa que darle los que cometen el error y provocan la intoxicaci¨®n.
Es muy frecuente esta llamada tambi¨¦n: nos hemos equivocado de dosis. ?Qu¨¦ hacemos? Aqu¨ª solo volver¨¦ a insistir en el peligro de ese paracetamol con sabor a fresa que todos ten¨¦is en casa y que pens¨¢is inocuo. Si la dosis es 10 veces superior a la necesaria, se puede producir una hepatitis fulminante, y es f¨¢cil. Si debe tomar 1 ml, con darle 10 ml pensando que es el in¨²til jarabe de los mocos, ya est¨¢n la emergencia y el riesgo vital servidos.
Lo que s¨ª hay que hacer y lo que no ante una posible intoxicaci¨®n
El menor, el que investiga y explora lo que no debe por peligroso o los mayores que yerran la dosis o el producto son dos urgencias que alarman a los padres, pero ?c¨®mo reaccionamos?
Veamos, esta es la parte sobre la que quer¨ªa insistir. Mi conocida, la que me interrumpe en la consulta, act¨²a correctamente: busca la opini¨®n de un profesional sabiendo que estar¨¢ al otro lado del tel¨¦fono, es su pediatra de confianza, graciosillo, pero de confianza, es su horario de consulta habitual y es un d¨ªa de diario no festivo, as¨ª que con toda seguridad estar¨¢ al otro lado de la l¨ªnea. Tambi¨¦n, si est¨¢ en Espa?a, podr¨ªa haber llamado al as¨¦ptico 112 de Emergencias o al tel¨¦fono del Instituto Nacional de Toxicolog¨ªa, 91 562 04 20, las 24 horas del d¨ªa, este ya para expertos o para los que leen las etiquetas de los productos t¨®xicos.
Los profesionales que nos manejamos en las redes sociales e incluso atendemos preguntas y cuestiones sobre la infancia en salud o crianza recibimos muy frecuentemente cuestiones de este tipo, pero esto no es razonable ni deseable. Puedes preguntar en una red social o en un blog la opini¨®n de ese pediatra o psic¨®logo o lo que sea, sobre temas generales, pero jam¨¢s sobre una urgencia. No es raro recibir incluso en el correo electr¨®nico de este peri¨®dico preguntas al hilo de alg¨²n tema de los que tratamos sobre errores de dosis o intercambio de productos por despiste. No cabe esperar que al otro lado de la red social o del correo de un medio de comunicaci¨®n haya siempre alguien profesional que te conteste adecuadamente. Yo he recibido preguntas por las v¨ªas m¨¢s peregrinas, como dejar la consulta en un comentario de un art¨ªculo en un blog, o en un muro de Facebook con la perdida de intimidad expl¨ªcita, que ya hemos hablado de ella, o hasta en Instagram y no digamos en WhatsApp, con lo que la espera puede acarrear. ?Poner el mensaje y esperar? ?Poner el mensaje en 20 sitios? ?Buscar en Google y al primero que sale le coloco la pregunta? ?Qu¨¦ hacer mientras llega la ansiada respuesta? ?Y si la respuesta es un desatino?
Las redes sociales y su uso en salud y crianza son para aprender, para tener una base de conocimiento, para conocer qu¨¦ hacer si en el peor de los casos surge la necesidad. En las redes puedes aprender resucitaci¨®n cardiopulmonar ante una parada cardiaca, pero no se te ocurra ponerte a preguntar qu¨¦ hacer si tienes al parado delante de ti. Puedes aprender cu¨¢les son las dosis correctas de los medicamentos habituales y cu¨¢ndo se deben usar para aliviar los s¨ªntomas menores de tus hijos, pero si ya ha habido un error, si ya estamos ante una emergencia, no nos paremos a preguntar al viento o a echar un mensaje en una botella al borde del acantilado. Utilicemos lo que hemos aprendido, el tel¨¦fono de nuestro m¨¦dico o de su centro de salud, el 112 o el de emergencias de la mutua, si es el caso.
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