Aeropuerto paralizado
Un conflicto laboral complica la gesti¨®n de El Prat en momentos delicados
En el conflicto laboral de los trabajadores de seguridad del aeropuerto de El Prat con el contratista Eulen, AENA ha hecho bien en involucrarse para mediar y tratar de encontrar una soluci¨®n al conflicto. Tal vez si lo hubiera hecho antes podr¨ªa haber evitado el enconamiento. Eso no significa que siempre haya que apaciguar con mejoras a los sectores laborales que disponen de posiciones negociadoras fuertes a costa de los consumidores. Pero s¨ª que las empresas p¨²blicas deben exhibir un plus de responsabilidad.
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Los servicios de seguridad, que estaban externalizados a Prosegur, se concedieron a otra empresa, Eulen, que asumi¨® parte del personal. Y dispens¨® unas condiciones laborales precarias, peores que las que ofrec¨ªa su antecesora: en n¨²mero de trabajadores, inferior al necesario, y en sueldos, en la raya del mileurismo. Como las privadas, las empresas de capital p¨²blico deben tratar de ser rentables, pero no a cualquier precio, sobre todo si adem¨¢s gestionan un monopolio. En puridad, el gestor aeroportuario es ajeno a las relaciones laborales entre Eulen y sus trabajadores, pero hace bien AENA en tratar de ayudar a buscar un acuerdo y en sancionar al contratista si no cumple con sus condiciones.
Tras una muy criticable huelga de celo del personal de Eulen, cuyo objetivo prioritario era provocar colas, este convoc¨® una huelga en toda regla para los fines de semana, e indefinida a partir del d¨ªa 14, el periodo m¨¢s delicado del ya dif¨ªcil mes de agosto. El episodio de este conflicto laboral se suma a otros, como los de los taxistas y otros cuerpos de servicios del mismo aeropuerto que tienden a convertir a El Prat, la instalaci¨®n que mejores resultados ha obtenido en los ¨²ltimos a?os, en una fuente de malas noticias para el turismo interno y exterior. Si la impaciencia de unos y la torpeza de otros acaban matando a la gallina de los huevos de oro de la primera industria nacional, todos lo lamentar¨¢n.
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