La ignorancia nos hace m¨¢s felices. Tambi¨¦n m¨¢s tontos, pero tontos contentos. Dicho esto, te invito a que dejes de leer este blog. Si sigues haci¨¦ndolo, tu vida se llenar¨¢ de alima?as y sabandijas. Las excursiones al campo ser¨¢n experiencias aterradoras. Por las noches, bajo las s¨¢banas, sentir¨¢s el roce de unas patas peludas, y no me refiero a las piernas de tu pareja, en el supuesto de que la tengas. Y al hacer la compra, mirar¨¢s con aprensi¨®n el mostrador de la fruta, sobre todo los pl¨¢tanos.
A Matthew Stevens, cocinero del pub Quantock Gate en Bridgewater (Reino Unido), lo pic¨® una ara?a de gran tama?o mientras mov¨ªa una caja de fruta en el almac¨¦n. A pesar del intenso dolor y del susto, Stevens consigui¨® hacerle una foto con el m¨®vil, lo que permiti¨® a los m¨¦dicos identificar la especie a la que pertenec¨ªa y recetar un ant¨ªdoto. Se trataba de una ara?a del banano (Phoneutria), un g¨¦nero de tar¨¢ntulas sudamericanas de h¨¢bitos nocturnos, grandes y muy agresivas.
Cuidado con los pl¨¢tanos, Baloo
Las ara?as errantes brasile?as o armadeiras, como tambi¨¦n se las conoce, muerden a la menor provocaci¨®n. Tienden a entrar en las casas buscando calor, y por ello provocan buen n¨²mero de picaduras, especialmente en Brasil (m¨¢s de1.200 picaduras y de dos a tres muertes al a?o). Cuando se siente amenazada, adopta una postura erguida, con las dos patas delanteras levantadas y balance¨¢ndose de un lado a otro, como Robert de Niro en Taxi Driver, de Martin Scorsese: "?Hablas conmigo? ?Me lo dices a m¨ª? Dime, ?es a m¨ª? Entonces, ?a qui¨¦n demonios le hablas si no es a m¨ª? Aqu¨ª no hay nadie m¨¢s que yo. ?Con qui¨¦n pu?eta crees que est¨¢s hablando?".
Suelen anidar entre los tallos de las bananeras, y a menudo llegan a otros pa¨ªses viajando como polizones en los pl¨¢tanos que algunos barcos llevan como mercanc¨ªa. Al sentirse amenazadas pueden atacar saltando hacia delante y clavando sus enormes quel¨ªceros, inyectando un potente veneno (desde 2010 figuran en el Libro Guinness de los r¨¦cords como las m¨¢s venenosas del mundo; 0,006 miligramos bastan para matar un rat¨®n) que produce un efecto similar al del curare con el que los indios amaz¨®nicos untan los dardos de sus cerbatanas: p¨¦rdida del control muscular, dificultad respiratoria y, si no se trata debidamente, muerte por asfixia. Aparte de causar un intenso dolor, su mordedura tiene un curioso efecto secundario en los hombres: provoca priapismo (una erecci¨®n larga y dolorosa), de ah¨ª la expresi¨®n ?estar picado de ara?a?. La erecci¨®n resultante puede durar varias horas, y actualmente se investiga uno de los componentes de su toxina para el tratamiento de la disfunci¨®n er¨¦ctil.
Da?os colaterales
El pobre cocinero de Bridgewater, que en la ¨¦poca del accidente ten¨ªa 23 a?os, permaneci¨® una semana ingresado en el hospital. "Nunca me hab¨ªan preocupado las ara?as, pero ahora me dan mucho miedo; fue terriblemente doloroso", declar¨® en una entrevista a la BBC cuando al fin le dieron el alta, aunque sin entrar en detalles sobre los supuestos efectos vigorizantes que le produjo el veneno de la "viagra de ocho patas", como la bautizaron los tabloides brit¨¢nicos, siempre tan finos.
La asesina del v¨¢ter
A pesar de su peque?o tama?o, las ara?as del g¨¦nero Loxosceles, conocidas popularmente como ara?as reclusas, ara?as de los rincones, ara?as pardas o ara?as violinistas, por el dibujo en forma de viol¨ªn que presentan en la parte dorsal de su cefalot¨®rax, se cuentan entre las m¨¢s da?inas, sobre todo las especies americanas (Loxosceles reclusa y Loxosceles laeta), que son las m¨¢s peligrosas. A menudo construyen sus nidos en las casas: les gustan los rincones oscuros y tienen la fea costumbre de colarse en los retretes y picar en las nalgas, muslos, ingles y aleda?os. Su veneno, un c¨®ctel de enzimas citot¨®xico y hemol¨ªtico, produce necrosis en los tejidos de la piel y los m¨²sculos, ¨²lceras gangrenosas de hasta 20 cent¨ªmetros. Las picaduras m¨¢s severas provocan hemorragias internas que en un 13% de los casos terminan en coma y muerte de la v¨ªctima, generalmente ancianos y ni?os.
Los libros especializados muestran fotos horribles de los efectos de su mordedura en brazos y piernas, as¨ª que es mejor no pensar lo que te puede pasar si la ara?a de los rincones se fija en tus partes pudendas. Para que duermas tranquilo: en Espa?a tambi¨¦n tenemos una especie de ara?a reclusa (Loxosceles rufescens); quiz¨¢s ahora te est¨¦ mirando desde el armario del ba?o con sus tres pares de ojos. Por cierto, tambi¨¦n les encanta retozar entre las s¨¢banas de la cama, como a los gatitos.
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