Toda mi infancia y adolescencia jugu¨¦ al bote en la playa de la Romanilla y sobre su chinorro me dej¨¦ querer por los que encartaron. Una playa en la que de d¨ªa jugaban Kevin Costner de Jes¨²s, vecino de Roquetas de Mar junto a Andre, nacido en Camer¨²n y por la noche los veraneantes hac¨ªamos hogueras para ba?arnos desnudos y meternos mano. Quiero creer que en el norte era parecido.
Guardo especial cari?o por cierto ¨¢tico en la plaza Pav¨ªa de Almer¨ªa. Una terraza con vistas al puerto, con la Alcazaba de testigo, en el barrio de Pescader¨ªa. En aquel terrado ejerc¨ª de novia y de amante; si¨¦ndolo todo o qued¨¢ndome con los restos, dependiendo de la situaci¨®n sentimental del hijo del propietario del casopl¨®n y fijo a mis hogueras de playa. Poco importan los t¨ªtulos siendo objeto de todas las prebendas.
As¨ª desde el verano de los 16 hasta el de los 31. Uno detr¨¢s de otro.
Repasen su vida y f¨ªjense en los amores de verano que tuvieron. Recuerden y c¨¦ntrense en lo que a?os despu¨¦s sigue arrancando su sonrisa. Todos tenemos El largo y c¨¢lido verano (1958, Martin Ritt). Todos. Nos cre¨ªmos Paul Newman paseando con el torso desnudo o fuimos Joanne Woodward enamorando y enamor¨¢ndonos hasta la muerte. La primera vez que vi esta pel¨ªcula fue en aquella casa de Roquetas de Mar y sus apasionados di¨¢logos fueron argumentos m¨¢s que suficientes para creer a pies juntillas que los sudores del verano traen consigo ardores que explotan.
El sexo no deber¨ªa saber de latitudes o al menos no deber¨ªamos creernos que el mejor sexo es el que sucede en el sur por mucho que nos gusten las playas de aquellos lares. Menos mal que hay quien se preocupa en rompernos todos los moldes. Seg¨²n el estudio sobre h¨¢bitos saludables llevado a cabo en enero de este mismo a?o por Salud Envidiable son los c¨¢ntabros los que m¨¢s frecuencia sexual admiten tener. M¨¢s del 10 % afirma tener sexo todos los d¨ªas y m¨¢s del 40 % varias veces por semana. Se ve que la orograf¨ªa dota de energ¨ªa suficiente a los monta?eses hasta hacerlos unos folladores natos. Canarias, iguala posiciones en lo de varias veces a la semana, pero casi un 20 % de los isle?os no tiene sexo nunca y esta horquilla tan dispar los frena a la hora de situarlos en la primera posici¨®n del ranking.
En ambos casos tienen mar: sal, arena y humedad. Parece que esto influye puesto que los mejores puestos de folladores se los llevan c¨¢ntabros, andaluces y murcianos.
Pero sigamos por este recorrido de sexo norte?o aprovechando que por primera vez en toda mi vida he seguido la br¨²jula para pasar mis vacaciones. Hablemos de los vascos, vecinos orientales de los c¨¢ntabros. El 25 % de los vascos sit¨²a su frecuencia sexual en una a la semana y casi el 22 % asegura no tener sexo nunca. Al final un poco de verdad s¨ª que va a tener el topicazo. No s¨¦ por qu¨¦, pero mi propia incultura me lleva a creer el estereotipo de que los vascos follan poco. Es una duda que me apasiona y ojal¨¢ TEMAZO para Contigo Dentro. De hecho, desde que empec¨¦ con el programa he intentado infructuosamente que Borja Cobeaga viniera a rebat¨ªrmelo. Pero no. No quiere. Y eso que junto a Diego San Jos¨¦ escribi¨® el guion de Siete apellidos vascos en la que muestran este sanbenito tan marcado en nuestra mentalidad excesivamente provinciana.
Sus negativas a venir alimentan a¨²n m¨¢s la bicha.
Los vecinos occidentales de los folladores monta?eses, los asturianos, mejoran la cifra de los vascos. (?Y sacan pecho de ello!). Mientras un 25 % de vascos se sit¨²a en la horquilla del polvo semanal, la misma cifra de asturianos afirma repetir en el mismo periodo de tiempo. Un cuarto de los asturianos que participaron en el estudio asegur¨® tener sexo varias veces a la semana.
?Algo tendr¨¢n la sidra y la tierrina cuando la bendicen.
Del dato amatorio asturiano se enteraron hasta en las cuencas mineras. Gracias a La Nueva Espa?a por contarlo de este modo y presentarnos esta joya musical que impedir¨¢ que Raffaella Carr¨¤ siga siendo la misma.
Y ahora, Galicia. Punto final de este mi primer verano tirando de chubasquero. Fue uno de Fene el que me quit¨® la tonter¨ªa de los veinte, otro de Vigo el que me ense?¨® Forti?¨®n en toda la extensi¨®n de la palabra y reconozco a m¨¢s de un gallego ejerciendo de follamente escribiendo como escribe. Ruego no me pidan nombres; basta con que los lean. Eso y las n¨¦coras de mi vida, incluidas las que ofrecen la gomilla de su braga, hacen que tenga todas las esperanzas puestas en este verano norte?o. Lo mismo hasta me da tiempo a formar parte de las cifras: Casi el 30 % de los gallegos que participaron en el estudio asegur¨® tener sexo varias veces por semana; m¨¢s del 22 % una.
No descarten que el sexo norte?o act¨²e silenciosa y disimuladamente. Como si no nos di¨¦ramos ni cuenta. A ver qui¨¦n es la guapa que, despu¨¦s de tres semanas en el norte, no se siente orgullosa consiguiendo todas las marcas del estudio de marras.
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