C¨®mo la hormona del amor disminuye el odio al extranjero
Un estudio muestra que la combinaci¨®n de un espray de oxitocina y la imposici¨®n de buenos ejemplos limita la xenofobia
Hace medio mill¨®n de a?os, las poblaciones de monos en algunas regiones de ?frica crecieron hasta poner en aprietos a nuestros ancestros. Aquellos peque?os animales eran demasiado r¨¢pidos para competir por alimentos como la fruta y los humanos tuvieron que buscar alternativas para sobrevivir. Esta crisis ¡ªque en chino no significa oportunidad, aunque a veces pueda serlo¡ª se emplea para explicar el origen de la que puede ser la habilidad esencial de nuestra especie: la capacidad para juntar las mentes. As¨ª comenzaron a cooperar para conseguir alimentos inalcanzables para los monos, como los ant¨ªlopes.
En este entorno, la capacidad para colaborar con los cong¨¦neres era esencial para sobrevivir y poco a poco se crearon grupos en los que todos depend¨ªan del resto. Paulatinamente apareci¨® la divisi¨®n de trabajo y la interdependencia mutua se intensific¨® cuando se produc¨ªan enfrentamientos con otros grupos. La humanidad tambi¨¦n se fragu¨® en la guerra.
Donaron un 20% m¨¢s a los refugiados con dificultades econ¨®micas que a los nacionales en las mismas circunstancias
En una entrevista con Materia, el investigador estadounidense Michael Tomasello contaba que aunque podamos ¡°considerarlo un hecho desafortunado¡±, nuestra capacidad para cooperar ¡°evolucion¨® dentro de esos grupos¡±. ¡°Hace 100.000 a?os ¨¦ramos interdependientes con nuestro grupo cultural, pero luch¨¢bamos con otros y no confi¨¢bamos en ellos, no pod¨ªamos entender su idioma... Es uno de los hallazgos m¨¢s s¨®lidos de la psicolog¨ªa, las diferencias de trato a los miembros del grupo y a los que no lo son. Favorecemos a los de nuestro grupo y desconfiamos de los de fuera¡±, conclu¨ªa. Entender nuestra naturaleza, incluidos los aspectos m¨¢s oscuros, puede ayudar, seg¨²n Tomasello, a mejorar nuestras sociedades.
Esta semana, un equipo liderado por Ren¨¦ Hurlemann, del Centro M¨¦dico de la Universidad de Bonn (Alemania), ha publicado un estudio en la revista PNAS en el que trata de buscar informaci¨®n para elaborar estrategias con las que reducir los sentimientos xen¨®fobos y fomentar la cooperaci¨®n entre extra?os. En unas sociedades en las que los individuos se han tenido que adaptar a sociedades m¨¢s diversas ¨¦tnicamente y con mayores variaciones culturales que nunca, este tipo de conocimiento puede convertirse en una herramienta para mejorar la convivencia.
Los autores plantearon sus experimentos con la idea de ¡°caracterizar las condiciones sociales y biol¨®gicas que posibilitan el comportamiento altruista con extra?os, un fen¨®meno que ocurre en la famosa par¨¢bola del buen samaritano, pero que no se ha estudiado desde la perspectiva neurocient¨ªfica¡±, explica a Materia Hurlemann. En primer lugar, realizaron un experimento en el que ofrec¨ªan 50 euros a un grupo de voluntarios alemanes blancos y les ped¨ªan que donasen la parte que quisiesen a un grupo de 50 personas necesitadas y se quedasen con el resto. De esas 50 personas, la mitad eran alemanes en situaci¨®n de pobreza y la otra mitad refugiados. Adem¨¢s de servir para separar a las personas m¨¢s altruistas y m¨¢s xen¨®fobas, la primera prueba ofreci¨® un resultado curioso: los voluntarios donaron un 20% m¨¢s a los refugiados con dificultades econ¨®micas que a los alemanes en las mismas circunstancias.
La presi¨®n social a?adida a la oxitocina increment¨® la generosidad con los refugiados de los m¨¢s xen¨®fobos
En una segunda fase de los experimentos, estudiaron el papel de la oxitocina en las actitudes de los participantes hacia los refugiados. Esta hormona est¨¢ relacionada con la fortaleza de los v¨ªnculos dentro del grupo o los lazos entre padres e hijos, pero tambi¨¦n con el odio hacia los diferentes. En sus pruebas realizaron un experimento similar al anterior, pero proporcionando oxitocina a una parte del grupo altruista y a una parte del grupo xen¨®fobo y placebo a parte de los grupos anteriores.
Los resultados mostraron que los que ya eran altruistas, cuando se les administraba oxitocina doblaban sus donaciones, tanto a los necesitados locales como a los refugiados. Sin embargo, la hormona del amor no cambiaba la actitud de los xen¨®fobos, que segu¨ªan sin donar apenas dinero a los refugiados y a los nacionales. ¡°La oxitocina incrementa la generosidad hacia los necesitados, pero eso sucede en alguien que ya es altruista, la hormona no puede crear el altruismo¡±, apunta Hurlemann.
Para alcanzar a los xen¨®fobos, los investigadores probaron caracter¨ªsticas menos conocidas de la oxitocina, que es mucho m¨¢s que la hormona del amor. Esta prote¨ªna, que desempe?a muchos papeles relevantes en la regulaci¨®n de las relaciones dentro de los grupos, tambi¨¦n incrementa la adhesi¨®n a las normas sociales. Por eso, por ejemplo, sirve para cohesionar a un grupo que est¨¢ enfrentado con otro. Con esa idea, probaron que la presi¨®n social a?adida a la oxitocina puede tener efectos sorprendentes. Cuando adem¨¢s de aspirar la hormona vieron lo que sus compa?eros m¨¢s generosos hab¨ªan donado, hasta las personas con una disposici¨®n m¨¢s negativa hacia los extranjeros incrementaron en un 74% sus donaciones.
Los autores administraron oxitocina como espray nasal para incrementar sus niveles en el cerebro, pero nuestro cuerpo produce esta hormona de forma natural y la libera cuando realizamos algunas actividades sociales como cantar o bailar. ¡°Ser¨ªa absurdo tratar la xenofobia con un inhalador, ?no estamos sugiriendo eso!¡±, puntualiza Hurlemann. Lo que sugieren sus datos es que algunas actividades sociales junto con el impulso de modelos sociales positivos, familia, figuras p¨²blicas o l¨ªderes religiosos pueden ayudar a reducir los sentimientos xen¨®fobos que dificultan la integraci¨®n de los extranjeros en nuestras sociedades gracias al mecanismo que ellos han observado. O como han propuesto otros antrop¨®logos, para reducir las tensiones entre quienes consideramos parte de nuestro grupo y los que consideramos que est¨¢n fuera de ese c¨ªrculo.
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