El caleidoscopio ha cambiado y urge la inteligencia
Los l¨ªderes son juzgados por su gesti¨®n de un atentado y no por ¨¦l. ?ste debe funcionar como un accidente que nos hace frenar
Dec¨ªa Anthony Giddens que un gran atentado act¨²a como ese accidente grave que nos sorprende mientras viajamos, que nos obliga a bajar la velocidad y que al contemplar el horror nos mantiene durante los siguientes kil¨®metros sujetos a la prudencia, la moderaci¨®n, la calma. Por desgracia, en general lo olvidamos demasiado pronto y volvemos a acelerar. Solo los m¨¢s inteligentes lo integran en su comportamiento de rutina para evitar riesgos in¨²tiles.
El gran accidente m¨²ltiple que nos encontramos este 17 de agosto en carretera ¡ªesa Rambla a la que por primera vez vimos el suelo, como luminosamente describi¨® Rivera¡ª nos obliga por un momento a pisar el freno, comprobar el cintur¨®n, guardar la distancia de seguridad y, sobre todo, pensarnos dos veces muchas cosas. Como un caleidoscopio que repentinamente nos ha cambiado el paisaje, intentemos situarnos, analicemos lo ocurrido, adapt¨¦monos con inteligencia.
Recordemos que no son los atentados los que cambian la historia pol¨ªtica de los pa¨ªses y la percepci¨®n ciudadana que quedar¨¢ de sus l¨ªderes, sino la gesti¨®n de esos atentados la que nos servir¨¢ para juzgarles. Piensen en Blair, Bush, Aznar.
El 11 de marzo de 2004, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar reaccion¨® como peor puede reaccionar un dirigente en semejante situaci¨®n. En lugar de convocar a la unidad de todos los partidos para comparecer juntos frente al ataque terrorista, a lo que est¨¢bamos de sobra entrenados y acostumbrados en este pa¨ªs golpeado por ETA durante d¨¦cadas, compareci¨® en solitario, como gobierno popular, y lo hizo para mantener insistentemente la teor¨ªa etarra que le conven¨ªa frente a la hip¨®tesis islamista que ya se iba abriendo paso.
Aznar y sus mejores hombres y mujeres hicieron lo indecible por mantener viva su teor¨ªa tambaleante y oportunista, presionando a la diplomacia internacional para conseguir declaraciones en este sentido y a la prensa para alinearnos a su favor. El Partido Popular no cay¨® en 2004 por el atentado, sino por la gesti¨®n del atentado, por trabajar torticeramente por lo que les conven¨ªa y no por la verdad. Como Tony Blair no remontar¨¢ nunca, aunque haya sabido sacar provecho de su carisma durante mucho tiempo, porque nadie olvidar¨¢ las mentiras y excusas para emprender la guerra de Irak. Ninguno ha tenido la suerte de George Bush, al que Trump est¨¢ convirtiendo en gran estadista.
Y hasta aqu¨ª llega el retrovisor.
En nuestra realidad de agosto de 2017 podemos a?orar la estampa del caleidoscopio anterior al 17-A y seguir jug¨¢ndonos la vida en carretera o levantarnos para adaptarnos a la posterior. El paisaje ha cambiado y merecemos una gesti¨®n marcada por la inteligencia, la unidad, la eficacia y una buena elaboraci¨®n de prioridades. Al fin y al cabo, les pagamos para eso.
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