Predio
Preservada por un cerco de adelfas venenosas que ahuyentan de forma natural a los insectos m¨¢s da?inos, cultivo una huerta de jud¨ªas, tomates, pimientos y algunas verduras y no por eso me creo Horacio, aunque ese peque?o predio, que se rige por un estricto orden ecol¨®gico, no deja de ser un poco l¨ªrico. Dentro del cerco de adelfas dejo que las hortalizas crezcan a su aire, s¨®lo a merced de la naturaleza, tal como esta era en tiempo de los cl¨¢sicos, sin que en el proceso de las plantas intervenga ning¨²n producto que no sea org¨¢nico. Insecticidas, herbicidas y otros elementos qu¨ªmicos est¨¢n vedados. En la entrada de la peque?a explotaci¨®n he escrito en una tabla de pino el siguiente aviso: en esta huerta, a la hora de comer, oh, peregrino, tienen absoluta preferencia la mosca blanca, el pulg¨®n, la cochinilla, la babosa, cualquier p¨¢jaro e incluso los jabal¨ªes que bajen del monte a por melones. Primero que coman ellos y las sobras que estos bichos desechen nos las comeremos mis amigos y yo este verano bajo la parra. Hago esto porque soy un hombre de principios. Despu¨¦s de todo, si la mosca blanca y dem¨¢s insectos est¨¢n aposentados en este terreno hace m¨¢s de cien millones de a?os y un servidor, que es el propietario actual, apenas acaba de llegar, ?c¨®mo no voy a reconocer su derecho a probar cualquier tomate de mi huerta antes que yo?. Siendo muy cierto que todas las grandes civilizaciones de la historia son m¨¢s d¨¦biles que cualquier organizaci¨®n de mosquitos, ya que estos sobrevivir¨¢n a la humanidad otros millones de a?os, considero normal reconocer su fuerza casi divina y tributarles con diezmos y primicias para aplacar su ira. Estas hortalizas criadas de forma primigenia poseen el aspecto tosco de los cardos y los nabos que pinta S¨¢nchez Cot¨¢n en sus bodegones, pero son tan puras y sabrosas como el incontaminado coraz¨®n de las doncellas medievales. Cuando regalo estos frutos a mis amigos siempre les advierto que no reparen en su apariencia rudimentaria, que est¨¢n hechos casi a mano uno a uno y que as¨ª se los com¨ªa el emperador Adriano. Me tengo por un tipo moderno y para compensar mando a mis amigos estas hortalizas en cajas de dise?o minimalista de Sol Lewitt. Me excita pensar que, al abrir un envoltorio cuya pureza de l¨ªneas alcanza el zen, ellos en su interior encontrar¨¢n jud¨ªas y tomates casi m¨ªsticos, porque est¨¢n alimentados con aut¨¦nticas joyas hoy casi inencontrables, que son las doradas bo?igas de pollino.
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