El lenguaraz ¡®Mateo¡¯ en busca de la casa perdida
EL PA?S apoya con esta serie la adopci¨®n de animales con historias de distintas asociaciones
El santo y se?a de Mateo es su lamet¨®n. Que te quiere saludar, lamet¨®n. Que te quiere curar un rasgu?o, lamet¨®n. Que te quiere contar una de sus historias, lamet¨®n. Se te pega, te mira, te escucha, te atiende y en cuanto te descuidas, Mateo aprovecha para decirte con un lamet¨®n que ¨¦l sigue ah¨ª. Es su contrase?a. Su manera de demostrarte que contigo est¨¢ feliz. Y eso que su vida no ha sido nada f¨¢cil. Una historia entre tantas otras de las que hay entre los 80.000 perros que se abandonan al a?o en Espa?a. A ¨¦l le ocurri¨® hace cinco a?os ya, cuando ten¨ªa cuatro meses. Y como tambi¨¦n suele ser habitual, el tiempo no ha jugado a su favor, como si la adolescencia y la madurez que llegaba a su vida de manera irremediable fuera una especie de lepra contagiosa. Conforme Mateo dejaba atr¨¢s su vida de cachorro, se alejaba sin poder evitarlo de la posibilidad de encontrar un hogar.
Ten¨ªa solo cuatro meses cuando vagaba junto a su hermana por las calles del barrio de Los Mateos de Cartagena (Murcia). Eran inseparables. A las duras y a las maduras, se jugaban el pellejo siempre juntos. Buscaban comida, bebida, esquivaban las patadas de los drogadictos que frecuentaban y se adue?aban del lugar y cada noche buscaban un cobijo donde sobrevivir o malmorir, seg¨²n se diera el d¨ªa. Entre escombros, jeringuillas, suciedad y pocos alimentos que llevarse a la boca, de lo ¨²nico que pod¨ªan estar seguros cuando llegaba la noche era de que el uno siempre estaba al lado del otro. As¨ª se los encontr¨® Amparo, responsable de la protectora de Murcia El Portalico, aquella que hace un par de a?os se hizo cargo del famoso caso de Chapa y Pote.
Cuando Amparo dio con ellos estaban desnutridos, deshidratados y llenos de garrapatas. Y de esta guisa fueron bautizados: Mateo y Mati. Los Mateos. Una especie de Los Morancos en versi¨®n canina. El veterinario tuvo un intenso trabajo con aquellos dos diablillos que a pesar de las penurias parec¨ªan empe?ados en dar y recibir felicidad, con lametones constantes incluidos, entre ellos, por supuesto, y contra todo aquel que se cruzara en su camino. El diagn¨®stico fue claro: Los Mateos eran cruces de pastor alem¨¢n con algo indeterminado, por los dientes, a¨²n de cachorros, no llegaban a los cinco meses, eran hermanos, estaban an¨¦micos y hab¨ªan contra¨ªdo la erliquiosis, una enfermedad transmitida por la picadura de las garrapatas.
Pero ellos ten¨ªan claro que lo suyo era cantarle a la vida por buler¨ªas. A su manera. Lamido va, lamido viene. Movimientos de rabo constantes. Incansables. Dichosos. Y juntos. Y as¨ª llegaron al refugio. Y juntos permanecieron... por un tiempo. A los dos meses de estar en la protectora de El Portalico, ya curados, sin rastro de garrapatas y con algo m¨¢s de peso, Mati enamor¨® a una maravillosa familia francesa y emigr¨® a Par¨ªs. Y all¨ª sigue cinco a?os despu¨¦s, hablando un perfecto franc¨¦s perruno, comiendo queso camembert en d¨ªas especiales y feliz de la vida con una pareja y una ni?a peque?a que la quieren con locura.
Mateo sin embargo no llev¨® nada bien la despedida de su hermana. Ante la marcha de su media naranja, una profunda tristeza invadi¨® al perro de los lametones, sin fuerzas ni siquiera para comer, jugar o trotar. As¨ª estuvo un tiempo, ap¨¢tico y l¨¢nguido, como si le hubieran arrancado una pata, hasta que Amparo decidi¨® que Chanel, una cachorrita que acababa de ser rescatada, supliera a Mati en el refugio y se instalara con ¨¦l. As¨ª fue como poco a poco aflor¨® de nuevo la personalidad de Mateo: protector, juguet¨®n, sumiso y sociable.
Los a?os pasaron y Mateo se convirti¨® en invisible. No para quien lo conoce, porque tiene la virtud de enamorar a todo aquel que se para ante ¨¦l y lo observa de verdad, sino para los posibles adoptantes, por lo general m¨¢s interesados en los cachorros. Con cinco a?os dentro de El Portalico, Mateo ya es uno de los veteranos del lugar, siempre dispuesto a recibir a los nuevos inquilinos, aceptarlos y sanarlos con su particular virtud lenguaraz. A Rayo, un galgo mestizo de 12 a?os, se la tiene jurada. Que si busca una sombra para tumbarse, all¨¢ va Mateo y le arrea un lamet¨®n. Que si decide dormirse un rato, se despide con un lamet¨®n. Que si osa desperezarse, pues recibe otro lamet¨®n. Y con Kiwi, un mestizo de cinco a?os que apareci¨® en el refugio cruelmente maltratado, m¨¢s de lo mismo. Movimiento de uno, lamet¨®n del otro. No falla. Mateo es, sin lugar a dudas, el repartidor oficial de besos.
¡°Es un perro noble, bueno, protector y muy sociable con el resto de perros, da igual que sean machos o hembras. Le encanta hacer ejercicio, pasear contigo y demostrarte constantemente lo mucho que te quiere. Le apodamos el pesao porque no para de dar besos. Es incansable. Con lo grandote que es¡ Pero sobre todo es de esos perros que escuchan. No todos son as¨ª. ?l te mira atento y est¨¢ dispuesto en todo momento a aprender algo nuevo y obedecer. Es bueno hasta decir basta. Si pudiera definir la fidelidad con una imagen ser¨ªa sin duda con una foto de ¨¦l¡±.
As¨ª lo define Amparo, su ¨¢ngel de la guarda desde hace cinco a?os. Ella asegura que le encantar¨ªa qued¨¢rselo, como a tantos otros, pero ya tiene 11 perros en su casa y sabe que debe abrir la puerta para que salgan unos y entren otros. Una rueda que lamentablemente siempre est¨¢ en movimiento. Y Mateo, con su lengua al viento, es un buen candidato para seguir los pasos de Mati y encontrar un hogar de verdad. Solo hay mirarlo. Y dejarse llevar.
?Qui¨¦n se resiste a adoptarlo?
Si est¨¢s interesado en la adopci¨®n de Mateo o en alg¨²n otro de los muchos perros que lo necesitan de El Portalico ponte en contacto con Amparo: contact@elportalico.org
YO ADOPTO. En Animales&Cia apoyamos la adopci¨®n con esta serie. Si trabajas en una protectora y quieres contarnos la historia de alguno de tus animales, escr¨ªbenos: bferrero@elpais.es
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