Conversos

Sabemos poco de los yihadistas que nos atacan: s¨®lo que son muy j¨®venes, inasequibles a la persuasi¨®n porque est¨¢n blindados con fervor y odio, de apariencia normal, incluso agradable, y sin el menor escr¨²pulo para asesinar o inmolarse. Desconocemos c¨®mo prevenir sus cr¨ªmenes y qu¨¦ razones ofrecerles para lograr que renuncien a cometerlos. La mayor¨ªa han nacido entre nosotros: quienes les conocieron de peque?os o les trataron antes de su paso a la violencia se asombran de que hayan experimentado tan terrible metamorfosis. ?C¨®mo puede ser...?

Aunque tambi¨¦n perplejo, esto ¨²ltimo me choca menos que a otros. A ver, en el Pa¨ªs Vasco hemos padecido un fen¨®meno similar. J¨®venes nacidos en una sociedad democr¨¢tica y en una de las regiones econ¨®micamente m¨¢s desarrolladas de Europa, con estudios para todos y mejores oportunidades laborales que en el resto de Espa?a, se convirtieron en serial killers. Afortunadamente, nunca tuvieron tendencias suicidas como los otros, pero su inveros¨ªmil bloqueo ideol¨®gico y su odio no son menores. Ni la magnitud de sus cr¨ªmenes, pues la mayor matanza de Barcelona la cometieron ellos y han lanzado coches bomba a un patio donde jugaban ni?os. Ventajas a su favor: nunca ha habido un consenso total contra ellos, una vez encarcelados se les llama ¡°presos pol¨ªticos¡±, cuando cumplen las condenas se les recibe con festejos como a h¨¦roes, sus ¡°ideas¡± (perdonen la expresi¨®n) est¨¢n representadas en el Parlamento por simpatizantes o c¨®mplices que se niegan a condenarlos, se consideran de izquierdas y otros partidos aceptan aliarse con ellos para formar un bloque ¡°progresista¡±... No es obligatorio llevar turbante para agredir a la democracia, con una txapela sobre el vac¨ªo de neuronas basta y sobra.