Del glamur de Fitzgerald a la androginia de Patti Smith: un libro repasa la relaci¨®n entre moda y literatura

Dal¨ª escrib¨ªa con zapatos de charol muy apretados. Para no perder la concentraci¨®n, dec¨ªa. Y aunque no sea uno de los elegidos en esta alfombra roja literaria editada por Harper Design que es Legendary authors and the clothes they wore (Escritores legendarios y la ropa que vistieron), Terry Newman ¨Cel autor¨C s¨ª parece estar de acuerdo en eso de que existe una relaci¨®n evidente entre las elecciones estil¨ªsticas de los escritores y sus decisiones narrativas. Aqu¨ª est¨¢n nombres obvios, como Oscar Wilde o Marcel Proust, junto a algunos menos intuitivos como James Joyce o Samuel Beckett. Desde el estilo refinado y glamuroso de Fitzgerald (glorioso ejemplo de c¨®mo convertirse en icono de estilo incluso entre sus no lectores) hasta la androginia de Patti Smith, pasando por la sastrer¨ªa blanca tan copiada como criticada de Mark Twain o Tom Wolfe. Porque se puede ser yonqui y gentleman, como William S. Burroughs con sus trajes tres piezas y sus fedoras; o cool sin pretenderlo como Zadie Smith, apodada por algunos, y muy a su pesar, la Kate Moss de la literatura; o normcore con olfato, como John Updike, cuya ropa no ha variado demasiado en d¨¦cadas; o eterna prescriptora como Joan Didion, que, a pesar de haber estado siempre al margen de la moda, fue fotografiada por Juergen Teller para C¨¦line a sus 80 a?os.

Y luego hay ejemplos, muchos, en los que la indumentaria del creador avisa sobre lo que uno va a leer si se adentra en su universo literario. Es el caso de David Foster Wallace, su look refleja lo que nos espera: la versi¨®n literaria de una rockstar (final tr¨¢gico incluido). O de Hunter S. Thompson, que con esas pintas solo pod¨ªa hablar de sustancias y armas en un tono no precisamente correcto. Aunque los hay que visten de camuflaje, como Silvia Plath, que con sus perlas y twinsets y sus looks sensatos y poco estridentes pretend¨ªa ocultar su oscuro universo. De la cincuentena de escritores escogidos, el autor se queda con Simone de Beauvoir, por su ¡°mezcla de glamour, beatnik y elegancia¡± y con Nancy Mitford, ¡°por encarnar como nadie el exc¨¦ntrico look ingl¨¦s¡±. As¨ª que si pretende usted lanzarse a la carrera literaria, escoja bien su estilismo, no vaya a ser que termine d¨¢ndole a la novela rosa cuando lo suyo era la ciencia ficci¨®n.