Sandra, la discreta hija de Amancio Ortega
La heredera, segunda accionista de Inditex, ha consolidado su patrimonio y ha aumentado la herencia de su madre hasta los 6.000 millones
A casi todos los adolescentes, que sus padres se divorcien les supone un dilema. Cuando Amancio Ortega y Rosal¨ªa Mera, los fundadores de Inditex, se separaron su hija mayor ten¨ªa 16 a?os y ya se hab¨ªa empe?ado en dejar el colegio de monjas de enfrente de casa por un instituto p¨²blico en lo que entonces era el extrarradio de A Coru?a. Sandra Ortega Mera apost¨® rotundamente por su madre tras la separaci¨®n. Cuatro a?os despu¨¦s de haberla perdido, la hija, que ahora tiene 49 a?os, contin¨²a fielmente la obra iniciada por su progenitora, agrand¨¢ndola. Sin embargo, en ciertos aspectos, Sandra mantiene actitudes m¨¢s propias de su discreto padre que de su extrovertida madre.
Rosal¨ªa Mera y su hija fueron, adem¨¢s de una familia, un equipo. Sandra estudi¨® Psicolog¨ªa en la cercana Santiago, y cuando se cas¨® con su novio del instituto se fue a vivir a una finca adyacente a la de su madre, en la costa de Oleiros, frente a A Coru?a. Se implic¨® en su obra, la Fundaci¨®n Paideia Galiza ¡ªconvertida en este momento en su lugar de trabajo diario¡ª y en el resto de las sociedades y empresas, relacionadas con la asistencia a emprendedores o actividades culturales.
Sandra Ortega hered¨® a Rosal¨ªa Mera en todos los aspectos. En la presidencia de la fundaci¨®n y en la tutela de su hermano menor Marcos, afectado de una grave par¨¢lisis cerebral. En mantener la paz con Inditex, donde, a pesar de reducir su participaci¨®n al 5%, sigue siendo la segunda accionista.
Las voces que cuestionan el reparto de la herencia paterna no proceden de su entorno. A ella le corresponder¨ªan dos tercios (el suyo y el de Marcos), pero Amancio Ortega ya ha expresado su preferencia porque lo suceda en Inditex la hermana menor, Marta Ortega P¨¦rez, hija de su segunda mujer, que ya es miembro del Consejo de Administraci¨®n del grupo. Y las leyes gallegas permiten una partici¨®n discrecional entre los descendientes.
Sandra Ortega Mera ha logrado consolidar y robustecer la herencia recibida, que ha pasado de ser estimada en 4.700 millones de euros a rondar los 6.000 (en esta liga, las estimaciones dependen del d¨ªa, y de los par¨¢metros que se midan), que la mantiene en un c¨®modo segundo puesto entre los privilegiados espa?oles m¨¢s ricos, aunque con la d¨¦cima parte que su padre. Pero Rosp Corunna, la sociedad patrimonial, ha desarrollado en los ¨²ltimos tiempos una vocaci¨®n inmobiliaria similar a las sociedades que gestionan el dinero de Amancio Ortega. Al igual que ¨¦l, ha invertido en hoteles y edificios de oficinas en el extranjero. De Stuttgart a Palo Alto, y de Hollywood a Nueva York, sin descuidar lo residencial, como la emergente y exclusiva pen¨ªnsula de Tr¨®ia, en el municipio portugu¨¦s de Gr?ndola.
Tres hermanos sin apenas trato
Marta Ortega es conocida en el mundo entero por ser la heredera de Amancio Ortega, la ni?a de sus ojos, la que celebra junto a ¨¦l su 80 cumplea?os y quien trabaja en la f¨¢brica de Arteixo, pero el gran empresario de Inditex tiene dos hijos de su primer matrimonio que se mantienen apartados de la atenci¨®n medi¨¢tica y del trato familiar. El divorcio traum¨¢tico del patriarca parti¨® las relaciones para siempre. Sandra y Marta apenas se conocen y apenas se tratan. Prueba de ello es que la mayor no asisti¨® a la boda de la menor y que la hermana peque?a no acudi¨® al entierro de Rosal¨ªa Mera, al que s¨ª asisti¨® Amancio Ortega pero ocupando un discreto segundo plano.
Marcos, el ¨²nico hijo var¨®n del empresario, aquejado de una grave par¨¢lisis cerebral, permanece bajo los atentos cuidados de su hermana mayor, que ha heredado de su fallecida madre el compromiso de su atenci¨®n y tutela.
Sandra sobre todo ha heredado la tradicional discreci¨®n de su padre. No llega a los extremos de su compa?era en el grupo de las superricas con 12.000 millones de Beate Heister, hija del fundador de los supermercados Aldi, de la que no se conocen ni fotos, pero nada que ver con el car¨¢cter de su madre. Rosal¨ªa, por personalidad y no por c¨¢lculo, por intuici¨®n m¨¢s que por reflexi¨®n, sab¨ªa que Paideia, o Mans, su vivero de empresas, necesitaban un referente, y asum¨ªa con gusto ese papel p¨²blico. Una de sus ¨²ltimas apariciones fue cuando el m¨²sico cubano Paquito D¡¯Rivera acudi¨® a los estudios de Mans para grabar. Rosal¨ªa Mera le contaba, al trompetista y a los periodistas, an¨¦cdotas de su abuelo.
La ¨²ltima convocatoria de Paideia, en julio pasado, tambi¨¦n era musical, el remate de un curso de cinco meses para emprendedores de ese sector, pero la presidenta, como es norma, no asisti¨®. De la misma forma, Rosal¨ªa se declaraba de izquierdas y reivindicaba sus or¨ªgenes. Las ideas pol¨ªticas que se le suponen a Sandra no difieren mucho de las de su madre, pero en su caso no las proclama.
El c¨ªrculo de hierro de discreci¨®n que rodea a la hija mayor de Amancio Ortega es tal que hay amistades que no saben, o dicen no saber, que tiene una casa de aldea en As Fragas do Eume, en la zona norte de la provincia. Una persona con la que tuvo un trato cercano se anima algo a la conjetura: ¡°No es un problema de misantrop¨ªa. Sandra tiene amistades normales y lleva una vida social como t¨² o yo. Quiz¨¢ sea desconfianza, o que no quiere que la presionen sobre si tiene que hacer esto o lo otro¡±. Rosal¨ªa muri¨® en el agosto de hace cuatro a?os, y Sandra mantiene el gris.
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