Burrel y Reynolds, pioneras de los rallies
Hace 47 a?os, las brit¨¢nicas Bronwyn Burrel y Katrina Kerriedge-Reynolds compitieron en la Copa del Mundo de Rally. Solo 12 mujeres participaron en 1970 en la carrera de coches m¨¢s larga de la historia, de Londres a M¨¦xico. Hoy, septuagenarias, vuelven a la acci¨®n a bordo de su viejo Austin Maxi en un circuito de coches cl¨¢sicos.
TODO EMPEZ? CON unos viejos recortes de prensa. Una tarde de 2014, Bronwyn Burrel dio con ellos ordenando papeles en casa. Al verlos, el coraz¨®n se le encogi¨® en un pu?o. Eran de 1970. Aquel a?o se convirti¨® en una de las doce mujeres que asumieron el reto de participar en la carrera de coches m¨¢s larga de la historia, de Londres a M¨¦xico. En la primera p¨¢gina del peri¨®dico estaba ella de joven, con su larga melena rubia. Apenas pudo reconocerse en la imagen. Hab¨ªan pasado m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. A su lado aparec¨ªa su compa?era de viaje Katrina Kerriedge-Reynolds y el Austin Maxi que pilotaron sin descanso durante seis intensas semanas. Despu¨¦s de aquella odisea, no hab¨ªa vuelto a verlos. Ante aquel recorte del peri¨®dico, sinti¨® de nuevo un impulso: ten¨ªa que reencontrarse con ellos. Lograrlo se ha convertido en una historia de amistad, pasi¨®n y coraje.
¡°Las pilotos Bronwyn Burrel y Katrina Kerriedge-Reynolds fueron una inspiraci¨®n para las mujeres en los a?os setenta¡±.
Son las 8.45 de una nubosa ma?ana en el condado de Surrey (Inglaterra). Bronwyn Burrel y Katrina Kerriedge-Reynolds est¨¢n listas para volver a competir. La cita es en el antiguo aut¨®dromo de Brooklands, el primero que se construy¨® en el mundo para carreras de motor, y hoy convertido en museo. Un apacible lugar donde habitualmente vienen familias con ni?os para conocer la historia del ?autom¨®vil y que hoy alberga el arranque de la?London to Lisbon Hero Cup, una de las carreras de cl¨¢sicos m¨¢s relevantes de Europa.
Burrel y Kerriedge-Reynolds no han elegido este evento al azar. La ruta sigue los pasos, en su versi¨®n reducida, de la Copa del Mundo que afrontaron juntas hace casi medio siglo. La primera etapa iba precisamente de Londres a Lisboa, el trazado que empieza hoy. Lo recuerdan con todo detalle. En la capital lusa esperaba el barco con destino a R¨ªo de Janeiro (Brasil), donde arrancar¨ªa la segunda fase y para el que solo los primeros 70 veh¨ªculos ten¨ªan plaza. ¡°Llegamos a conducir cinco d¨ªas sin parar a comer ni dormir para asegurarnos un hueco en el buque¡±, dice Burrel. El esfuerzo vali¨® la pena. Llegaron en el puesto 35? de 103 coches. ¡°Mejor que muchos hombres¡±. En Latinoam¨¦rica?se supon¨ªa que iban a encontrar buen tiempo, pero al llegar a la Pampa argentina una lluvia torrencial las sac¨® de la carretera. Y quedaron descalificadas.
Un par de a?os m¨¢s tarde, aparcaron su pasi¨®n para centrarse en sus familias y trabajos. Pero su hito ya hab¨ªa quedado inmortalizado en los diarios de la ¨¦poca. Los mismos que Bronwyn Burrel guard¨® durante todos estos a?os y que en 2014 la empujaron a buscar a Tina y al legendario coche. Primero dio con su antigua compa?era de aventuras. ¡°Lo hice a trav¨¦s de Google¡±, cuenta emocionada ante la ¡°magia¡± de las nuevas tecnolog¨ªas. ¡°Cuando me reun¨ª con Tina, me dijo que un se?or ten¨ªa el Austin Maxi¡±. Fueron a verlo y Burrel no pudo resistirse. Se lo compr¨® al propietario, lo repar¨® conservando cada pegatina original y le propuso a su colega volver a competir. A eso han venido en este d¨ªa de primavera.
A las nueve de la ma?ana, una bandera de Reino Unido dar¨¢ la salida al primero de los 86 veh¨ªculos que participan en el rally. ¡°A las 9.01 el segundo, a las 9.02 el tercero, y as¨ª sucesivamente¡±, dice Patrick Burke, organizador del evento. ¡°No salen a la vez porque no gana el primero, sino el que m¨¢s se ajuste a los tiempos establecidos en cada una de las nueve jornadas. La clave est¨¢ en la destreza¡±.
pulsa en la fotoL¨ªnea de salida en el antiguo aut¨®dromo de Brooklands.DAVIT RUIZ
Entre el p¨²blico, un se?or aplaude emocionado. Ha venido desde Cambridge, a dos horas y media, para ver a Burrel y Kerriedge-Reynolds. Se llama Vic ?Sticht y en 1970 era becario de ?Marshal, la escuder¨ªa que puso el Austin Maxi a punto para el Mundial. ¡°?El coche est¨¢ igual!¡±. M¨¢s le ha costado reconocer a sus pilotos. Hoy tienen 73 y 78 a?os, el pelo cano, y visten con un ch¨¢ndal azul. Nada que ver con sus vestidos y pantalones de campana de anta?o. Mantienen intacta, eso s¨ª, su vitalidad y esp¨ªritu competitivo. ¡°?Si quieres algo, vas a por ello!¡±. Ese ha sido el lema de sus vidas.
La primera vez que Bronwyn Burrel se sent¨® al volante ten¨ªa 17 a?os y asist¨ªa a su primera clase de conducir. En ese mismo instante quiso saber cu¨¢nto pod¨ªa correr y pis¨® a fondo el acelerador. Cuando el cuentakil¨®metros lleg¨® a 120, el profesor le orden¨® frenar. ¡°Pero me qued¨¦ enganchada a la velocidad¡±. Tanto, que a los 19 a?os tuvo un accidente en plena competici¨®n que la dej¨® semanas inmovilizada. No cej¨® en su empe?o. Dedicaba todo su tiempo libre a entrenar. Lleg¨® a coincidir en un circuito con Jim Clark, uno de los mejores pilotos de f¨®rmula 1 de todos los tiempos, que le dio unas vueltas en su Lotus Cortina. ¡°?l me ense?¨® que la velocidad no es lo m¨¢s importante¡±.
Katrina Kerriedge-Reynolds tambi¨¦n sinti¨® pronto la llamada del asfalto. Su marido era aficionado y ella sol¨ªa verle competir. Hasta que un d¨ªa decidi¨® cambiar su papel de espectadora por el de piloto. Con 22 a?os se sac¨® el carnet, se alist¨® en un club local de coches y empez¨® a participar en varias categor¨ªas. ¡°La verdad es que se me daba bastante bien¡±.
A?os despu¨¦s, la experimentada Tish Ozanne se fij¨® en ellas y en noviembre de 1969 les propuso participar con ella y su Austin Maxi en el Mundial. Un recorrido de 26.000 kil¨®metros por 25 pa¨ªses de Europa y Am¨¦rica Latina, casi el doble que el Dakar m¨¢s largo de la historia (15.000 kil¨®metros). ¡°Era la competici¨®n¡±.
No se lo pensaron. Katrina Kerriedge-Reynolds era madre de dos ni?os de cinco y siete a?os y sab¨ªa que iba a ser duro. ¡°Ten¨ªa que hacerlo, aunque hubo quien me tach¨® de mala madre¡±. El 19 de abril de 1970 dej¨® a los ni?os con su marido y se embarc¨® en la mayor aventura de su vida.
Si no hubiese tomado aquella decisi¨®n, Kerriedge-Reynolds no ser¨ªa la mujer que es hoy. Menuda y de ojos azules, conoci¨® all¨ª a su segundo y actual marido, Tim, del equipo t¨¦cnico de la carrera. Se enamoraron, pero despu¨¦s del rally ella regres¨® con sus hijos. ¡°Tard¨¦ cinco a?os en irme con ¨¦l¡±. Lo dice hoy mirando a Tim, que ha venido a Brooklands para apoyarla. ¡°Como he hecho siempre¡±, dice ¨¦l.
A Burrel la acompa?a el recuerdo de su pareja, Rob, que muri¨® en 2014. La hija y el nieto de ¨¦l han venido a animarla. ¡°Vivimos juntos 45 a?os, as¨ª que son mi familia¡±. Su muerte fue un duro golpe y la casa se le ven¨ªa encima cuando se top¨® con aquellos viejos recortes de prensa que inspiraron el reencuentro con su vieja amiga, su viejo coche y su vieja pasi¨®n.
Burrel y Kerriedge-Reynolds ya no tienen veintitantos. Tampoco el Austin Maxi es la m¨¢quina de carreras que fue. Pero juntas se sienten invencibles. Les falta Tish Ozanne, que muri¨® en 2009. Ella las uni¨®. Su tercera copiloto ser¨¢ hoy Seren Whyte, de 28 a?os y tres de experiencia en el mundo de los cl¨¢sicos, donde la media de edad supera los 50.
Arranca la carrera. Los 137 concursantes sincronizan los relojes del ¨²ltimo modelo de Zenith?que llevar¨¢n en la mu?eca durante el evento, patrocinado por la firma suiza. Cada segundo cuenta. Solo tres minutos de retraso en alguna de las pruebas implica una penalizaci¨®n. Llega el turno de Burrel y Kerriedge-Reynolds. ¡°Fueron una inspiraci¨®n para muchas otras mujeres de los setenta¡±, dice Patrick Burke.
Burrel gira la llave del contacto. Repite el que ser¨¢ su mantra durante los siguientes ocho d¨ªas: ¡°Vamos a conseguirlo. Vamos a llegar a la meta¡±. El motor ruge levemente. Pero se ahoga. Las dos abuelas se miran nerviosas. Otro intento frustrado y¡ ?bruuum! El Austin Maxi despierta y devuelve la respiraci¨®n a sus pilotos. Cuando la bandera se levante, enfilar¨¢n de nuevo la ruta de Londres a Lisboa que las uni¨® hace 47 a?os. Burrel pisa el acelerador. Hasta el fondo, como en su primera clase de conducir. ¡°Vamos a conseguirlo. Vamos a llegar al final¡±, repite. En ese momento, ella todav¨ªa no lo sabe, pero lo conseguir¨¢n. Burrel y Kerriedge-Reynolds llegar¨¢n con ¨¦xito a Lisboa nueve d¨ªas despu¨¦s. Cumplieron su objetivo: "No ganar. No ganar en nuestra categor¨ªa. Si no llegar a la meta. Juntas".
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