Los l¨ªmites de la v¨ªa canadiense
Hay que leer bien la Ley de Claridad de Canad¨¢: es falso que la autorizaci¨®n de un refer¨¦ndum sea un criterio b¨¢sico para medir la calidad democr¨¢tica. Y es err¨®neo suponer que la negociaci¨®n de la consulta se limite al acuerdo sobre su log¨ªstica
A los canadienses siempre nos sorprende que la gente de otros lugares est¨¦ al tanto de lo que sucede en nuestro pa¨ªs. Y cuando no solo est¨¢n al tanto, sino que prestan verdadera atenci¨®n, nuestra sorpresa se convierte en una mezcla de shocky curiosidad. El uso repetido del ejemplo de Canad¨¢, la llamada v¨ªa canadiense, en los debates sobre el problema pol¨ªtico m¨¢s importante que tiene Espa?a ¡ªel lugar de Catalu?a dentro del pa¨ªs¡ª es uno de esos momentos.
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La expresi¨®n v¨ªa canadiense hace referencia a la Ley de Claridad que aprob¨® nuestro Parlamento nacional en el 2000. La ley fue consecuencia directa del dram¨¢tico refer¨¦ndum de 1995 en Quebec, que tuvo una participaci¨®n del 93,52% ¡ª4.757.509 votantes¡ª y que los separatistas perdieron por un margen insignificante, 50,58% frente a 49,42%, una diferencia de 55.000 votos. El refer¨¦ndum lo hab¨ªa convocado el Gobierno de la provincia, del Partido Qu¨¦becois (PQ), y la pregunta que se hizo a los quebequeses ¡ªy solo a ellos¡ª era: ¡°?Est¨¢ usted de acuerdo en que Quebec se convierta en un pa¨ªs soberano despu¨¦s de haber ofrecido formalmente a Canad¨¢ una nueva asociaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica en el ¨¢mbito del proyecto de ley sobre el futuro de Quebec y el acuerdo firmado el 12 de junio de 1995?¡±. La ley a la que se refer¨ªa era la denominada as¨ª, Ley sobre el futuro de Quebec, en la que se proclamaba dicha soberan¨ªa.
Era el segundo refer¨¦ndum sobre la cuesti¨®n, despu¨¦s del de 1980, y todo parec¨ªa indicar que el Gobierno de Quebec iba a seguir convocando consultas hasta lograr el resultado que deseaba. Lucien Bouchard, que se convirti¨® en l¨ªder del PQ despu¨¦s del refer¨¦ndum, dijo que pensaba celebrar otro en 1997. El Gobierno federal remiti¨® la cuesti¨®n al Tribunal Supremo de Canad¨¢, que dict¨® un fallo un¨¢nime en 1998.
Canad¨¢ es un Estado federal, sin un principio de indivisibilidad como el de la Constituci¨®n de 1978
El fallo del Tribunal ten¨ªa dos partes. En primer lugar, afirmaba que una declaraci¨®n unilateral de independencia violar¨ªa tanto la Constituci¨®n de Canad¨¢ como las leyes internacionales. Y en segundo lugar, dec¨ªa que ¡°una mayor¨ªa inequ¨ªvoca en favor de la secesi¨®n, a partir de una pregunta clara, dar¨ªa legitimidad democr¨¢tica a la iniciativa de secesi¨®n¡± y exigir¨ªa que el Gobierno federal y las dem¨¢s provincias entablasen negociaciones con Quebec, unas negociaciones en las que ¡°ser¨ªa necesario conciliar los distintos derechos y obligaciones de dos mayor¨ªas leg¨ªtimas, la de la poblaci¨®n de Quebec y la de Canad¨¢ en su conjunto¡±.
El Tribunal Supremo dict¨® tambi¨¦n que la decisi¨®n de qu¨¦ constitu¨ªa ¡°una mayor¨ªa inequ¨ªvoca a partir de una pregunta clara¡± era un asunto pol¨ªtico y no judicial. La reacci¨®n del Gobierno federal de Jean Chr¨¦tien fue presentar la Ley de Claridad, redactada por St¨¦phane Dion, que entr¨® en vigor el 29 de junio de 2000.
La ley daba a la C¨¢mara de los Comunes el poder de decidir si la pregunta hecha en un refer¨¦ndum estaba clara, y afirmaba que cualquier pregunta que no se refiriera exclusivamente a la secesi¨®n no lo estaba. Tambi¨¦n le daba la potestad de decidir si hab¨ªa una mayor¨ªa clara, lo cual implicaba que el 51% era insuficiente. Asimismo exig¨ªa que las negociaciones posteriores a un refer¨¦ndum leg¨ªtimo tuvieran en cuenta las opiniones de las dem¨¢s provincias, todos los partidos pol¨ªticos representados en el Parlamento de Quebec y ¡°cualquier declaraci¨®n o resoluci¨®n formal de los representantes de los pueblos abor¨ªgenes de Canad¨¢, en especial los de la provincia cuyo Gobierno haya propuesto el refer¨¦ndum sobre la secesi¨®n¡±. Esta ¨²ltima cl¨¢usula era especialmente importante, porque los electores pertenecientes a las Naciones Originarias (los pueblos ind¨ªgenas) hab¨ªan votado en un 96% contra la escisi¨®n. Por ¨²ltimo, la ley establec¨ªa que para la secesi¨®n era necesario modificar la Constituci¨®n, un proceso complejo y delicado.
La Federaci¨®n se ha fortalecido mucho despu¨¦s de la Ley y hay menos tensi¨®n separatista
Como es l¨®gico, a los separatistas no les gust¨® la ley y, seis meses despu¨¦s de su proclamaci¨®n, la Asamblea Nacional de Quebec aprob¨®, con 69 votos a favor y 41 en contra, la Ley sobre el Ejercicio de los Derechos Fundamentales y las Prerrogativas del Pueblo Quebequ¨¦s y el Estado de Quebec. M¨¢s conocida como Ley 99, rechazaba el derecho del Parlamento federal a determinar la legitimidad de un refer¨¦ndum convocado por el Gobierno de la provincia y declaraba que una mayor¨ªa del 51% era suficiente para decidir la cuesti¨®n.
Aunque lo haya simplificado as¨ª, la sentencia del Tribunal Supremo y la Ley de Claridad son dos instrumentos llenos de matices. Eso significa que, desde la distancia, todo el mundo puede aprovechar algo. En otras palabras, se prestan a que unos grupos y otros se las apropien de manera parcial e interesada.
Este ¡°picoteo selectivo¡± es lo que ha ocurrido en Espa?a, sobre todo entre los nacionalistas, que lo han utilizado para crear lo que el experto legal de la Universidad del Pa¨ªs Vasco Francisco Javier Romero Caro denomina ¡°su propio relato canadiense¡±. Dicho relato establece que la autorizaci¨®n de un refer¨¦ndum es el criterio fundamental para medir las credenciales democr¨¢ticas de un sistema pol¨ªtico, e interpreta, equivocadamente, que la obligaci¨®n de negociar es la obligaci¨®n de negociar ¡°la log¨ªstica de la secesi¨®n¡±, y no ¡°todo el problema que puede llevar, o no, a la secesi¨®n¡±. Y no tiene en cuenta en absoluto las enormes diferencias constitucionales entre los dos pa¨ªses: Canad¨¢ es un Estado federal, muy descentralizado, cuya Constituci¨®n no contiene ning¨²n principio de indivisibilidad similar al art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n de 1978.
Por ¨²ltimo, hay que resaltar que, en los a?os transcurridos desde la aprobaci¨®n de la Ley de Claridad, el separatismo de Quebec lo est¨¢ pasando mal. El Parti Qu¨¦becois perdi¨® el poder en 2003 y, desde entonces, ha gobernado menos de dos a?os. Su porcentaje de voto en las ¨²ltimas elecciones, en abril de 2014, fue el m¨¢s bajo desde 1973. Su hom¨®logo a nivel federal, el Bloc Qu¨¦becois, ha perdido apoyos electorales sin cesar desde 2004, hasta un m¨ªnimo del 19,3%. No se sabe bien hasta qu¨¦ punto tiene que ver esto con la Ley de Claridad, pero en Canad¨¢, hoy, hay menos preocupaci¨®n y sensaci¨®n de amenaza por el separatismo que en los ¨²ltimos 40 a?os. Por ahora, al menos, la v¨ªa canadiense ha llevado a una federaci¨®n m¨¢s fuerte.
Adrian Shubert es profesor en el Departamento de Historia de la Universidad de York en Toronto.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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