Tu hijo necesita tus cuidados, no una receta r¨¢pida del pediatra
Profesionales y empresas relacionados con la infancia hacen su agosto dando lo que los padres piden, no lo que el ni?o precisa
A veces cuando un ni?o llora sin consuelo no debemos empe?arnos en buscar su soluci¨®n, tan solo sentarnos a su lado y llorar con ¨¦l. Esta frase, que le¨ª no s¨¦ d¨®nde y que recog¨ª en mi libro, me parece central en el cuidado de la infancia.
En mi consulta y tambi¨¦n en las preguntas que se hacen en redes sociales como en nuestro grupo de Facebook El m¨¦dico de mi hij@ se buscan remedios para todo: picaduras de mosquito, ?qu¨¦ le puedo poner? Mocos, ?qu¨¦ le puedo dar? Peque?as imperfecciones de la piel como manchas oscuras o claras, granos o ara?azos requieren siempre un remedio, algo que podamos hacer para solucionar lo que no tiene soluci¨®n.
Es dif¨ªcil para muchos padres admitir que a estas alturas de siglo todav¨ªa haya procesos que no tienen cura inmediata y que haya que esperar a que la naturaleza haga su efecto. Casos en los que, como dice mi amigo Manuel Comesa?a en su libro Mientras la naturaleza cura la enfermedad, el m¨¦dico solo entretiene al paciente. Los ni?os sufren m¨²ltiples procesos casi siempre banales. Afortunadamente, muy pocas veces son procesos que requieren la intervenci¨®n urgente o vital. Y afortunadamente, los procesos cr¨®nicos son propios de otras edades, aunque algunas vemos en pediatr¨ªa, son las menos.
Es dif¨ªcil para muchos padres admitir que a estas alturas de siglo todav¨ªa haya procesos que no tienen cura inmediata y que haya que esperar a que la naturaleza haga su efecto
Esta sociedad nuestra tan acelerada, tan tecnol¨®gica y con tanta ansia de seguridad no permite la existencia de procesos donde haya que esperar y ver; los padres exigen intervenir en ese proceso para de cualquier manera acelerarlo y acabar. La ausencia de remedios genera una ansiedad que mueve a localizar por la v¨ªa que sea una soluci¨®n. "No es que no exista, es que no la conoce el profesional y seguro que otro habr¨¢ que s¨ª sepa". Surge la desconfianza hacia el m¨¦dico que receta pa?uelos de papel para los mocos o matamoscas para las futuras picaduras, ya que a estas poco les vamos a hacer. Si el pediatra no tira de receta y da con la soluci¨®n, es porque no la conoce o porque no es capaz de empatizar con los padres demandantes.
En esto surgen los profesionales que no aceptan esta p¨¦rdida de confianza, y ceden a una medicina complaciente donde lo importante, el foco de atenci¨®n, se traslada desde la infancia, que deber¨ªa ser el objetivo, a los padres sufridores de los mocos del ni?o o de las imperfecciones de su reto?o que no cumple con las expectativas que acumularon en ¨¦l. Profesionales de muchos ¨¢mbitos que hacen que los padres est¨¦n m¨¢s conformes, relajados y seguros porque obtienen la llave m¨¢gica para aliviar sus males. Pediatras de receta r¨¢pida e innecesaria, farmac¨¦uticos que dispensan mil y un remedios para hacer caja, oste¨®patas, home¨®patas, asesores de todo tipo y autores de libros y gur¨²s que hacen su agosto dando lo que los padres piden, no lo que el ni?o necesita.
La industria alrededor de la infancia es impresionante. Cualquier cosa que sea para ni?os se vende bien y m¨¢s cara que si es para adultos. Bajo el lema "para mi ni?o lo mejor", hay familias que comen pollo barato y le compran al ni?o solomillo, que hacen gastos que no se cuestionan porque es impensable racanear con los menores. De este sentir se aprovechan dise?adores de m¨¢rketing que dirigen campa?as publicitarias certeramente a trav¨¦s de todos los medios. Imaginemos que un d¨ªa los padres descubrieran que no son necesarias esas zapatillas ergon¨®micas para gatear, o esa mochila porteadora de dise?o o ese primer yogur o esa leche especial para subir m¨¢s escalones, aparatos y artilugios denominados "para ni?os" y que son absurdos e innecesarios... Ese d¨ªa podr¨ªa equipararse al momento en que se inventara un combustible gratuito que haga innecesaria la gasolina o las el¨¦ctricas. Ser¨ªa el fin del mundo, la Bolsa caer¨ªa por quiebra de cientos de empresas, despidos y paro de m¨²ltiples profesionales de la salud. Creo firmemente que hasta los pediatras de atenci¨®n primaria desaparecer¨ªan como tal, asimil¨¢ndose al m¨¦dico de cabecera de toda la vida.
La industria alrededor de la infancia es impresionante. Cualquier cosa que sea para ni?os se vende bien y m¨¢s cara que si es para adultos
Un mundo apocal¨ªptico donde el tiempo volviera a tener sentido, donde los cuidados del enfermo fueran lo m¨¢s importante, no el remedio milagroso, un tiempo donde un ni?o con dolor de o¨ªdos pueda seguir disfrutando de las vacaciones y la piscina o la playa porque saben cuidar de su menor sin castigarlo sin agua no sea que... Un tiempo en el que una fiebre no sea interruptor para paralizar el mundo y cualquier actividad deba anularse para ir a urgencias o conseguir a toda costa que baje el maldito term¨®metro. En el que una picadura de avispa no suponga una crisis con visita al hospital por si la alergia que dijo alguien en la tele. En el que una rodilla ara?ada por la ca¨ªda de la bici pueda ser curada y mimada en casa. En el que una diarrea o un dolor de garganta no supongan tener que consultar con un especialista, sino que fuera atendida por los padres en casa con los cuidados y medidas habituales.
Poco a poco, muchos padres aceptan su papel como protectores y son capaces de ofrecer a sus hijos cuidados en salud en los procesos m¨¢s habituales, sin depender para todo de un profesional externo que les autorice o que haga lo que ellos no se atreven. El ni?o que es atendido por sus padres los nota verdaderamente cercanos y protectores, crece con mayor apego y confianza en unos mayores que le inculcan cari?o y cuidados sin crear ni?os enfermizos y dependientes de agentes externos. La crianza con apego, con respeto, como la quer¨¢is llamar, debe llevar siempre impl¨ªcito los cuidados tambi¨¦n en salud y en enfermedad. La autonom¨ªa se ense?a con el ejemplo, y un ni?o aut¨®nomo es un ni?o sin miedos, es un ni?o cr¨ªtico y curioso, es un ni?o libre.
P. D. Lo repito en mis art¨ªculos, en estos tiempos de escritura pol¨ªticamente correcta, perm¨ªtaseme seguir utilizando el masculino para dirigirme con todo el respeto del mundo a ni?os y ni?as, me niego a usar el feo t¨¦rmino criaturas.
Jes¨²s Mart¨ªnez es pediatra, autor del libro y del blog El m¨¦dico de mi hij@.
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