¡°Yo he visto g¨¦iseres en Enc¨¦lado, lagos de metano en Tit¨¢n¡±

S¨ª, el titular es un homenaje a mi l¨ªnea favorita de Blade Runner, cuando el jefe de los replicantes, interpretado por Rutger Hauer, se larga un serm¨®n sobre el valor de la biograf¨ªa de un robot como ¨¦l, y sobre la injusticia de verse condenado a una muerte inminente, programada y cruel. ¡°Yo he visto naves ardiendo m¨¢s all¨¢ de Ori¨®n, rayos C brillando en la oscuridad junto a la puerta de Tannh?user¡±, dec¨ªa Rutger en el cl¨ªmax de su mon¨®logo. ¡°Todos esos momentos se perder¨¢n como l¨¢grimas en la lluvia; es hora de morir¡±. A la sonda Cassini de la NASA y de la ESA le toc¨® morir ayer al estilo de Rutger Hauer, y si pudiera hablar habr¨ªa dicho: ¡°Yo he visto g¨¦iseres en Enc¨¦lado, lagos de metano en Tit¨¢n¡±. L¨¦elo a fondo en Materia (1, 2, im¨¢genes en 3).

La doble nave Cassini-Huygens ha sido la gran estudiosa de Saturno, culminando as¨ª una noble empresa cient¨ªfica que inici¨® el mism¨ªsimo Galileo. Este padre de la ciencia descubri¨® en 1610 los anillos de Saturno, aunque su telescopio de fabricaci¨®n propia no lleg¨® a identificarlos como tales. Galileo los describi¨® como las ¡°orejas de Saturno¡±. Hubo que esperar 45 a?os a que Christiaan Huygens dise?ara un telescopio con la potencia suficiente para descartar las orejas y percibir que eran en realidad un sistema de anillos, con los juegos de luces y sombras que confundieron a Galileo.

Fue tambi¨¦n Huygens quien descubri¨® la primera luna de Saturno, Tit¨¢n, y Giovanni Domenico Cassini quien se apunt¨® nada menos que otras cuatro: Tetis, Dion, Rhea e Iapetus; luego llegaron Mimas y Enc¨¦lado, Hiperi¨®n y m¨¢s y m¨¢s a medida que avanzaba la tecnolog¨ªa ¨®ptica. Hoy sabemos que Saturno tiene 62 lunas. Algunas, como Tit¨¢n, son mayores que algunos planetas, pero solo 13 superan los 50 kil¨®metros de di¨¢metro. De ah¨ª se puede bajar hasta las lunetas (moonlets) con menos de un kil¨®metro de di¨¢metro y al resto de los trocitos de hielo y roca que forman los anillos. El conocimiento sobre dos de los sat¨¦lites mayores, Tit¨¢n y Enc¨¦lado, ha crecido en ¨®rdenes de magnitud gracias a la sonda doble Cassini-Huygens, unos datos que, de hecho, obligar¨¢n a los cient¨ªficos a planear nuevas misiones all¨ª. Las condiciones de Enc¨¦lado, con sus g¨¦iseres o fumarolas de una qu¨ªmica similar a la que, seg¨²n muchos expertos, vio nacer la vida en la Tierra hace 4.000 millones de a?os, convierte ese sat¨¦lite de Saturno en un objetivo irresistible.

Es precisamente por esa raz¨®n, para evitar contaminar con bacterias terrestres a Enc¨¦lado u otros sat¨¦lites de gran inter¨¦s para los astrobi¨®logos, por la que la pobre Cassini ha sido condenada a morir penetrando en el infierno de Saturno. Si la sonda pudiera pensar, habr¨ªa hecho algo parecido al discurso de Rutger Hauer. ¡°Yo he visto g¨¦iseres en Enc¨¦lado, lagos de metano en Tit¨¢n¡±.