Visita en 360 grados al mayor desierto florido de los ¨²ltimos 20 a?os
Las inusuales lluvias disparan el florecimiento de m¨¢s de 200 especies nativas de plantas
La bot¨¢nica Gina Arancio camina con cuidado entre las flores mientras pregona sus ex¨®ticos nombres con entusiasmo: l¨¢grimas de virgen, patas de guanaco, garras de le¨®n, coronillas de fraile, orejas de zorro, tabaco del diablo... Estamos en los inicios del desierto de Atacama, al norte de la ciudad de La Serena, en Chile. Es uno de los lugares m¨¢s ¨¢ridos del planeta, un rinc¨®n m¨¢s similar a Marte que al resto de la Tierra, pero hoy parece una alfombra de colores. Arancio habla de ¡°magia¡±.
¡°Un a?o normal, todo este paraje, todos estos ambientes, cerros, laderas, pampas son grises. No hay ning¨²n verdor, ni flores. Absolutamente nada¡±, resume la investigadora, profesora de la Universidad de La Serena. ¡°Pero apenas cae un poquito de agua, surge esta maravilla¡±, proclama se?alando todo a su alrededor.
Es el desierto florido, un espect¨¢culo natural que se produce cada cinco o diez a?os por la influencia del impredecible fen¨®meno de El Ni?o, que calienta las aguas del Pac¨ªfico oriental. La evaporaci¨®n de estas corrientes c¨¢lidas en las costas de Chile provoca lluvias abundantes en el desierto de Atacama, que disparan la germinaci¨®n y el florecimiento de m¨¢s de 200 especies nativas de plantas, escondidas durante a?os bajo el suelo gris a la espera de unas gotas de agua.
El desierto florido que estos d¨ªas se puede contemplar en su apogeo es el m¨¢s espectacular de los ¨²ltimos 20 a?os. La floraci¨®n, seg¨²n detalla Arancio, desencadena una reacci¨®n en cadena. Tras las flores llegan los insectos que las polinizan. Y con los insectos acuden reptiles, aves y roedores, alimento a su vez para el zorro. Y, sobre todos ellos, destaca el majestuoso guanaco, un cam¨¦lido salvaje emparentado con la llama que es emblem¨¢tico de la regi¨®n.
¡°El fen¨®meno del desierto florido ha ocurrido al menos desde hace unos cuantos milenios¡±, explica el paleoclimat¨®logo Antonio Maldonado, del Centro de Estudios Avanzados en Zonas ?ridas. Algunos medios chilenos e internacionales han vinculado la intensidad de este a?o con el calentamiento global, pero Maldonado es esc¨¦ptico. ¡°No hay nada concreto que permita establecer una relaci¨®n entre el cambio clim¨¢tico y este desierto florido, m¨¢s all¨¢ de que se esperen m¨¢s fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos, como lluvias torrenciales¡±, apunta. El florecimiento de 1997 fue, seg¨²n el cient¨ªfico, m¨¢s espectacular todav¨ªa que el de este a?o.
La bot¨¢nica Gina Arancio dirige un herbario con miles de especies de Chile. Muchas de ellas son end¨¦micas del desierto de Atacama. Est¨¢n aqu¨ª y en ning¨²n otro sitio m¨¢s. ¡°Hacen falta m¨¢s ¨¢reas protegidas en la regi¨®n¡±, lament¨® la investigadora en paralelo al Congreso Internacional de ?reas Marinas Protegidas IMPAC4, que se celebr¨® hasta el 8 de septiembre en La Serena con EL PA?S como medio invitado. Hay grandes proyectos, denuncia Arancio, que amenazan a estas plantas ¨²nicas. ¡°Cuando las empresas ¡ªya sean mineras, tur¨ªsticas o termoel¨¦ctricas¡ª se van a instalar hacen sus informes de impacto ambiental en ¨¦pocas sin precipitaciones. Por lo tanto, declaran que estas son zonas inh¨®spitas con escasas plantas. Sin embargo, no tienen en cuenta todo lo que hay bajo el suelo: ese enorme banco de semillas que est¨¢n latentes en el suelo. Y lo destruyen totalmente¡±.
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