Menos del 1% de las aguas internacionales est¨¢n protegidas
Naciones Unidas carece de mecanismos legales para preservar maravillas naturales en alta mar
La abogada estadounidense Kristina Gjerde habla con pasi¨®n de los mitos y leyendas marcados en los mapas de los antiguos navegantes. Son planos con zonas prohibidas, en las que pulpos gigantes engullen barcos enteros. Pero, a Gjerde, el actual mapa de las aguas internacionales le ¡°asusta m¨¢s que cualquier monstruo marino¡±.
La letrada, de la Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza (UICN), se?ala el 64% de los oc¨¦anos ¡ªlas aguas que est¨¢n m¨¢s all¨¢ de las jurisdicciones nacionales¡ª y dibuja una realidad invisible en la que impera la ley de la selva. La Convenci¨®n de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, aprobada en 1982, es, en muchos lugares remotos, papel mojado.
"En el Pac¨ªfico no hay nadie vigilando la pesca ilegal. Los pa¨ªses no tienen ni el dinero ni la tecnolog¨ªa", denuncia la abogada Kristina Gjerde
¡°Para ir a prisi¨®n por pescar ilegalmente, primero te tienen que pillar con las manos en la masa. Y las ¨²nicas autoridades que pueden arrestarte y llevarte a juicio son las de tu propio pa¨ªs. Si otro pa¨ªs sospecha que un buque espa?ol est¨¢ pescando ilegalmente en aguas internacionales, no se puede detener a la tripulaci¨®n, as¨ª que no existe un sistema efectivo en la actualidad para hacer que se cumpla la ley¡±, resume la abogada.
Gjerde lucha para que los pa¨ªses de Naciones Unidas firmen un acuerdo internacional sobre la biodiversidad en alta mar, similar al que funciona contra el cambio clim¨¢tico. ¡°Hoy no existe ninguna organizaci¨®n internacional global que pueda designar ¨¢reas marinas protegidas en aguas internacionales¡±, lamenta. Menos del 1% de estos mares sin due?o est¨¢ clasificado como ¨¢rea marina protegida, seg¨²n los datos de la UICN. Y este blindaje inusual siempre llega gracias a decisiones de pa¨ªses vecinos que no tienen por qu¨¦ ser vinculantes para terceros pa¨ªses, como ocurre en zonas preservadas del Mediterr¨¢neo.
La abogada ha clamado por la conservaci¨®n en alta mar en el Congreso Internacional de ?reas Marinas Protegidas IMPAC4, que se celebra en La Serena (Chile) y al que EL PA?S acude como medio invitado. Gjerde menciona maravillas submarinas desprotegidas, como el mar de los Sargazos, ubicado en el Atl¨¢ntico en torno a una sopa de algas flotantes; el Domo T¨¦rmico de Costa Rica, una zona de 1.000 kil¨®metros de ancho situada al oeste de Centroam¨¦rica en la que bulle la vida marina; y la Ciudad Perdida, una formaci¨®n de monolitos de carbonato con la altura de un edificio de 18 pisos que se alza frente a las costas de Portugal.
El pasado 21 de julio, recuerda Gjerde, los delegados de Naciones Unidas, en una discreta reuni¨®n sin c¨¢maras de televisi¨®n en Nueva York, tomaron la decisi¨®n de recomendar a la Asamblea General que comience, ¡°lo antes posible¡±, unas negociaciones hacia un tratado internacional para proteger la biodiversidad en alta mar.
¡°Naciones Unidas ha pasado una d¨¦cada discutiendo si necesit¨¢bamos un nuevo tratado. Ahora est¨¢n negociando cu¨¢ndo comenzar¨¢ el proceso formal de consultas. Cuando empiece, pueden pasar dos, tres, cuatro o cinco a?os hasta que podamos designar ¨¢reas marinas protegidas en alta mar¡±, lamenta Gjerde.
Su organizaci¨®n, la UICN, est¨¢ formada por 218 Estados y agencias gubernamentales y m¨¢s de 1.100 ONG. La abogada sabe que en Naciones Unidas la batalla ser¨¢ sangrienta. ¡°Es un proceso muy pol¨ªtico. En la Ant¨¢rtida, hubo una negociaci¨®n muy dura con Rusia y China para poder designar ¨¢reas marinas protegidas a trav¨¦s de organizaciones internacionales de gesti¨®n pesquera¡±, alerta. ¡°Las mayores potencias de pesca, miner¨ªa y transporte mar¨ªtimo presionan para defender sus intereses. Espa?a, por ejemplo, tiene reputaci¨®n, en algunos lugares, de no aplicar la ley a sus buques pesqueros. Ning¨²n pa¨ªs es solo bueno o solo malo¡±, sostiene.
Las negociaciones hacia un tratado internacional para proteger la biodiversidad en alta mar comenzar¨¢n "lo antes posible", seg¨²n la ONU
El a?o pasado, por ejemplo, una jueza de la Audiencia Nacional envi¨® a prisi¨®n a seis miembros de la familia coru?esa de armadores Vidal Pego, por la presunta pesca ilegal de merluza negra durante a?os en aguas ant¨¢rticas. Los supuestos piratas tardaron 24 horas en pagar la fianza fijada de 600.000 euros. Pocos a?os antes, recibieron millones de euros en subvenciones espa?olas a la pesca.
En el congreso de Chile, la ocean¨®grafa Beth Pike ha agitado el fantasma de la llamada ¡°tragedia de los comunes¡±, un dilema propuesto en 1968 por el fil¨®sofo estadounidense Garrett Hardin. Se trata de una situaci¨®n en la que los individuos de un grupo, actuando de manera independiente, acaban por agotar un recurso compartido aunque esta desaparici¨®n no beneficie a ninguno de ellos a largo plazo, seg¨²n ha explicado Pike, del Instituto de Conservaci¨®n Marina, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro con sede en Seattle (EE UU).
Los ocean¨®grafos suelen decir que el fondo del mar se conoce menos que la cara oculta de la Luna. Mauricio G¨¢lvez, jefe de investigaci¨®n en el Instituto de Fomento Pesquero de Chile, ha subrayado este otro problema: lo que se desconoce no se puede proteger. ¡°En la actualidad, para un pa¨ªs como Chile no hay incentivos directos econ¨®micos o sociales para llevar a cabo investigaciones cient¨ªficas en alta mar¡±, ha lamentado en una exposici¨®n en La Serena.
Gjerde recuerda que es una pelea contra el reloj: ¡°La Comisi¨®n de las Pesquer¨ªas del Atl¨¢ntico Noreste monitoriza cada barco pesquero en la regi¨®n y asegura que ya no hay pesca ilegal en la zona, pero en el Pac¨ªfico no hay nadie mirando. Los pa¨ªses no tienen ni el dinero ni la tecnolog¨ªa. Con el nuevo acuerdo internacional, podr¨ªamos vigilar los oc¨¦anos a escala global¡±.
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