Catalanes: ?Ya no tenemos Gobierno!

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Cada d¨ªa est¨¢ m¨¢s claro que el autogobierno de Catalu?a, fruto de esfuerzos pol¨ªticos ingentes durante todo el siglo XX, ha dejado de existir. Y no ha sucedido por una decisi¨®n ajena, tomada fuera de Catalu?a, en Madrid concretamente, sino por voluntad expl¨ªcita de la mayor¨ªa que gobernaba hasta ahora. Entre todo y nada, han preferido la nada que vivimos estos d¨ªas: Aut Caesar aut nihil, C¨¦sar o nada, fue el grito casi de guerra frente al Senado antes de que las tropas del gran Julio cruzaran el Rubic¨®n. Todo a la espera de la santa e inmaculada independencia, naturalmente.

El Gobierno Puigdemont decidi¨® primero tirar por la borda el Estatuto en la sesi¨®n infame del 6 de septiembre en que la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, renunci¨® a cualquier idea e incluso formalidad conforme con la neutralidad de su cargo y se convirti¨® en el ujier jur¨ªdico de la mayor¨ªa de JxSi y CUP. S¨®lo faltaba despu¨¦s la repetici¨®n de la infamia antiparlamentaria el 7 de septiembre y la decisi¨®n sorprendente de decretar vacaciones y cerrar el Parlamento hasta despu¨¦s del 1-O.

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Est¨¢ claro que Catalu?a ya no tiene autoridades reconocidas a las que obedecer, tal como han se?alado todas las asociaciones de jueces en un comunicado conjunto. No tenemos Gobierno, tenemos el parlamento cerrado, el presidente y el vicepresidente se han convertido en l¨ªderes de los piquetes informativos del 9-O y el Estatuto, nuestra ley fundamental, ha sido invalidada en la pr¨¢ctica por quienes juraron respetarla.

Por no tener, no tenemos tampoco medios de comunicaci¨®n p¨²blicos, puesto que los que hab¨ªa, Catalunya R¨¤dio y TV3, han sido privatizados y son ahora propiedad plena e instrumento descarado de la mayor¨ªa soberanista y soberana que se ha apoderado de la administraci¨®n catalana.

Para acabar de rematarlo, las actuaciones torpes y absurdas del fiscal general del Estado y del propio gobierno de Rajoy han permitido al independentismo la construcci¨®n de un relato sobre el retorno del franquismo de gran eficacia dentro y fuera de Espa?a, que dispara las alarmas de unas entidades period¨ªsticas y de un S¨ªndic de Greuges muy sensibles a las vulneraciones que pueda hacer el PP pero de una indulgencia absoluta con las presiones y los desbordamientos que vienen del gobierno Puigdemont.

Dan muy mala impresi¨®n, sin duda, las entradas de polic¨ªas de paisano a imprentas y medios digitales o el bloqueo de servidores para impedir la publicidad del plebiscito del 1-O, pero todav¨ªa es hora de que se condenen desde Barcelona las intolerables admoniciones y censuras p¨²blicas del consejero de Interior, Joaquim Forn, y del mayor de los Mossos, Josep Llu¨ªs Trapero, contra los periodistas Enric Hern¨¢ndez y Luis Mauri y contra El Peri¨®dico de Catalu?a, acusados de una campa?a contra la polic¨ªa catalana que nunca existi¨® pero cuya invenci¨®n fue un instrumento m¨¢s de propaganda secesionista.

El destrozo ya es muy grande. Est¨¢ visto, pues, que los catalanes tampoco tenemos a estas alturas instituciones neutrales en las que confiar, nadie aceptado por todos que pueda dirimir los conflictos o juzgar sin parcialidad. Ni el Colegio de Periodistas defiende a todos los periodistas con el mismo criterio, ni el S¨ªndic investiga y diagn¨®stica con la misma imparcialidad. Suspendidas las instituciones, anulada la vigencia del Estatuto y de la Constituci¨®n, que es la que protege los derechos fundamentales, parece claro que estamos s¨®lo a un paso del momento 'hobbessi¨¤'.

Esperemos que todav¨ªa haya remedio y trabajemos para no cruzar este l¨ªmite, porque en la selva de Hobbes s¨®lo se aplica la ley del m¨¢s fuerte. Muchos han olvidado que las leyes sirven, ante todo, para proteger a los m¨¢s d¨¦biles, por lo que es muy grande la responsabilidad de quienes las quieren anular a su gusto en nombre de un improbable objetivo que al final nos dejar¨¢ a todos a la intemperie.

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