?Es la falda del uniforme escolar una prenda de discriminaci¨®n sexista?
La distinci¨®n en la vestimenta entre chicos y chicas lleva instaurada d¨¦cadas y, hasta hace apenas unos a?os, no hab¨ªa sido objeto de debate
En 2015, Sina ten¨ªa ocho a?os y cursaba tercero de primaria. Un a?o y un curso m¨¢s ten¨ªa Carmenchu. Ambas son alumnas de un colegio privado de Canarias en el que los ni?os y las ni?as visten uniforme. Ellos pantal¨®n. Ellas falda. Tras participar en un programa de radio sobre la igualdad de ni?as y ni?os algo hizo clic en ellas. ¡°All¨ª me di cuenta de lo injusto que era que no pudiera llevar pantalones como los chicos para jugar al f¨²tbol y baloncesto sin ense?ar mi ropa interior¡±, afirma Sina. Algo similar pas¨® por la cabeza de Carmenchu, a la que la falda siempre le pareci¨® ¡°inc¨®moda¡± porque le limitaba a la hora de ¡°hacer las mismas actividades que los chicos¡±.
Hoy, en quinto y sexto de primaria respectivamente, verlas a ambas con pantal¨®n ya forma parte de la normalidad del centro. Incluso hay otras compa?eras que tambi¨¦n se han animado a dar el paso. Aquel primer d¨ªa con pantal¨®n, sin embargo, Carmenchu reconoce que sinti¨® ¡°mucha verg¨¹enza¡± al entrar al colegio y que lo hizo ¡°muy nerviosa¡± porque no sab¨ªa c¨®mo podr¨ªan reaccionar los compa?eros y los profesores. Sina, por su parte, confiesa que aquel d¨ªa ¡°solo pod¨ªa pensar en lo bueno de jugar en el patio en pantalones¡±, aunque era consciente de que ambas estaban siendo ¡°muy valientes¡± al atreverse a romper la norma del colegio.
In¨¦s Herreros, fiscal especializada en violencia de g¨¦nero, miembro de la Asociaci¨®n Mujeres Juezas? y presidenta de la Asociaci¨®n contra Violencias Machistas Gafas Lilas, sabe, como madre de Sina, lo dif¨ªcil que fue aquel primer d¨ªa: ¡°En algo que aparentemente parec¨ªa muy sencillo vimos, a partir de lo que supuso en el colegio la decisi¨®n de las ni?as, todo el trasfondo que exist¨ªa. Hoy las dejan ir con pantal¨®n, pero en la normativa del centro sigue poniendo que las ni?as van con falda y los ni?os en pantal¨®n¡±. Pese a ello, las dos menores se sintieron muy respaldadas por el colegio, en el que afirman que los profesores ¡°hicieron mucho esfuerzo para que se viera con normalidad¡± que ellas no llevaran falda.
Una reivindicaci¨®n reciente
La distinci¨®n en el uniforme escolar entre chicos y chicas lleva instaurada muchas d¨¦cadas y, hasta hace apenas unos a?os, no hab¨ªa sido objeto de debate. Era algo que se daba por sentado. Incluso por inamovible. Una prueba es que en change.org, la principal plataforma de peticiones para cambiar el estado de las cosas, apenas hay unas pocas demandas en este sentido que a duras penas sobrepasan las 100 firmas. Otra, que en los pocos colegios en los que expl¨ªcitamente se da libertad de elecci¨®n a los alumnos, la mayor¨ªa de las ni?as sigue eligiendo la falda.
Es el caso del colegio p¨²blico Monte de El Pardo de Madrid, en el que desde el curso 2003-2004 los ni?os y ni?as eligen entre falda y pantal¨®n. Su directora, Mar¨ªa Teresa Garc¨ªa Mart¨ªn, apunta que la elecci¨®n del pantal¨®n es ¡°m¨¢s com¨²n¡± entre las ni?as de menor edad. Sin embargo, conforme van creciendo, ¡°no son muchas las ni?as que optan por pantal¨®n¡± y la falda comienza a ganar espacio: ¡°la mayor¨ªa de las ni?as usan falda y ya sabemos lo que son los ni?os a esta edad, necesitan identificarse entre iguales¡±, argumenta.
Esa supuesta libertad es cuestionada por In¨¦s Herreros, que afirma que el hecho de que la mayor¨ªa de las ni?as lleven falda provoca que para dar el paso al pantal¨®n haya que ser casi una hero¨ªna. ¡°?Qu¨¦ libertad es esta?¡±, se pregunta, antes de poner el ejemplo de lo que sucede por regla general en los colegios sin uniforme: ¡°All¨ª te dir¨ªa sin miedo a equivocarme que el 99% de las ni?as llevan pantal¨®n. ?Qu¨¦ casualidad que las ¨²nicas ni?as que eligen falda libremente son las de los colegios con uniforme!¡±, exclama.
Sea como sea, el tema empieza a visibilizarse en los centros educativos y entre los padres. Sobre todo desde que en 2011 el Tribunal Supremo fall¨® a favor de las enfermeras de la cl¨ªnica San Rafael de C¨¢diz, que denunciaron el hecho de tener que trabajar con falda mientras los hombres lo hac¨ªan en pijama sanitario. En la sentencia, el TS determin¨® que para la realizaci¨®n de una misma labor, la distinci¨®n de uniforme entre mujeres y hombres es una medida ¡°discriminatoria¡± que atenta contra la igualdad.
Agarradas a esa sentencia, el pasado mes de octubre la Asociaci¨®n Gafas Lilas Contra las Violencias Machistas, junto a otra veintena de asociaciones, lanzaron el comunicado ¡°Contra las faldas obligatorias: uniforme ¨²nico¡±, en el que afirmaban que ¡°no podemos permanecer impasibles ante esta realidad discriminatoria que, en funci¨®n del g¨¦nero y en pleno siglo XXI en Espa?a, diferencia, mediante el uso de uniforme escolar de falda o pantal¨®n, a las ni?as y ni?os en much¨ªsimos colegios¡±.
¡°Es como si dijesen que los ni?os de piel color blanca estuvieran obligados a ir al colegio en pantal¨®n de cuadros y los ni?os de piel color negra a ir con pantal¨®n liso. ?Se entender¨ªa eso?¡±, se pregunta la presidenta de la asociaci¨®n, que afirma que la distinci¨®n entre falda y pantal¨®n incumple la Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n, la Constituci¨®n y la obligaci¨®n de directores, consejos escolar e inspecci¨®n educativa de velar para que con los uniformes ¡°no se vulnere ning¨²n derecho fundamental¡±.
El patio del colegio como representaci¨®n de las sociedades
¡°Los uniformes escolares tienen su reflejo directo en c¨®mo se conforma el patio escolar, porque el patio es un reflejo de c¨®mo se organiza la vida social de los adultos en Espa?a¡±, afirma In¨¦s Herreros. En esa organizaci¨®n de la que habla la fiscal en el centro estar¨ªan los ni?os jugando a la pelota. Las ni?as, por su parte, al tener que elegir ¡°entre jugar al f¨²tbol y ense?ar las bragas¡±, y pese a que ¡°les encanta jugar y moverse igual que a los ni?os¡±, acaban relegadas a la periferia.
Comparte la opini¨®n Rosa Elena Caram¨¦s, soci¨®loga especializada en cuestiones de g¨¦nero y profesora titular de Universidad de Sociolog¨ªa de la Educaci¨®n", para la que los roles de g¨¦nero ¡°pesan en la escuela tanto como en el resto de los ¨¢mbitos sociales en los que nos movemos¡±. Al final, como afirma la experta, la escuela es un subsistema social que ¡°depende y trabaja en combinaci¨®n con el resto de los subsistemas sociales (medios de comunicaci¨®n de masas, familias, mercado laboral, etc.) para reproducir el Gran Sistema Global¡±. Y dentro de ese Gran Sistema Global, como ha podido comprobar In¨¦s Herreros (¡°hemos sido menospreciadas por reivindicar esto¡±) las iniciativas de sensibilizaci¨®n y transformaci¨®n ¡°tienen muy mala acogida y en general suelen estar marginadas, segregadas, invisibilizadas y/o penalizadas¡±.
Considera Rosa Elena que es ¡°importante¡± que las alumnas puedan elegir si utilizan falda o pantal¨®n ¡°para manifestar su autoimagen¡±, pero a?ade que este cambio tiene que pasar inevitablemente por un proceso de educaci¨®n mucho m¨¢s enraizado en la sociedad en general: ¡°El cambio pasa por que las generaciones adultas nos creamos en la obligaci¨®n de formar y educar a nuestras hijas e hijos en la igualdad y la no violencia dentro del respeto a las diferencias. Nuestras generaciones de reemplazo son nuestra responsabilidad y debemos saber transmitirles la sensibilidad necesaria para que puedan tomar decisiones realmente en libertad¡±.
Como Sina y Carmenchu, que reconocen que a otras compa?eras de colegio sus padres no les dejan todav¨ªa ir en pantal¨®n al cole. ¡°Nosotras les animamos y les decimos que seguro que un d¨ªa podr¨¢n¡±.
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