Man¨ªacos
Todos somos, a escala mayor o menor, mani¨¢ticos. Nada de malo hay en ello, aunque ciertas man¨ªas son mas perturbadoras que otras
Jos¨¦ Gaos pens¨® que las dos exclusivas que caracterizan al hombre son la mano y el tiempo. Otros dijeron que la palabra y algunos que la risa o, mejor, la sonrisa. Probablemente los m¨¢s acertados son quienes sostienen que el hombre es el ¨²nico animal que tropieza dos veces ¡ªtirando por lo bajo¡ª en la misma piedra... A m¨ª me parece que lo propio del ser humano es tener man¨ªas. Nuestras man¨ªas son como peque?as religiones privadas, cultos ¨ªntimos con los que tratamos de contrarrestar la permanente amenaza del azar y el desparrame de la vida, incontrolable. Inexplicables pero fijas, las man¨ªas son lo m¨¢s nuestro de lo nuestro. Para poder convivir pac¨ªficamente con alguien, mucho m¨¢s importante que compartir ideas pol¨ªticas o gustos gastron¨®micos es tolerar sin reproches sus man¨ªas...
Todos somos, a escala mayor o menor, mani¨¢ticos. Nada de malo hay en ello, aunque ciertas man¨ªas son m¨¢s perturbadoras que otras. Lo temible son los maniacos, o sea, los mani¨¢ticos empe?ados en imponer sus man¨ªas a los dem¨¢s, convertidas en dogma, adornadas con virtudes irrenunciables y transformadas en moral. A¨²n m¨¢s, en superioridad moral. Hoy pululan por las redes sociales, intimidando a muchos. Est¨¢n los maniacos cl¨¢sicos, racistas, fan¨¢ticos religiosos (o anti), separatistas... pero adem¨¢s los de nuevo cu?o, las feministas convencidas de la culpabilidad predeterminada de los varones, en cualquier conflicto o hasta en su forma de sentarse, y los m¨¢s severos aunque risibles de todos, los animalistas, inventores de una moral surrealista en que solo puede haber animales inocentes y humanos culpables. Quien se burla de sus odios comete delito... de odio. No tomemos en broma a los maniacos, son influyentes y se encargan a trav¨¦s de la web de repartir los certificados de buena conducta que antes exped¨ªa la polic¨ªa franquista...
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