El caso m¨¢s misterioso del deporte de los noventa est¨¢ a punto de volver
Cuando golpearon a la patinadora Nancy Kerrigan el mundo se?al¨® a su rival, Tonya Harding. 24 a?os despu¨¦s, con una pel¨ªcula en camino, el enigma sigue abierto
En un episodio de Los Simpson, Homer y Bart escapan del Apocalipsis en un transbordador espacial que les llevar¨¢ a otro planeta. Pero algo no encaja. A bordo de la nave no van ilustres figuras de la civilizaci¨®n, sino todo lo contrario: la controvertida humorista Rosie O'Donnell, la odiada cantante y viuda de Kurt Cobain Courtney Love y Tonya Harding. Esta ¨²ltima aparece vestida de patinadora, sujetando una barra de hierro y con cara de pocos amigos. As¨ª es como Harding ha pasado a la posteridad en la cultura popular.
La rivalidad entre ambas era demasiado perfecta para ser real: la dama y el vagabundo, la mujer uberfemenina y la mujer masculina, el cisne y el patito feo. O, como la propia Harding describi¨® en 2014, "Nancy era una princesa, y yo era un mont¨®n de mierda"
Es cierto que era patinadora, tambi¨¦n es un hecho que ten¨ªa pocos amigos, pero el tercer elemento nunca qued¨® comprobado: el mundo entero sigue convencido de que Tonya Harding golpe¨® con una barra de hierro a su competidora, Nancy Kerrigan, a pesar de que ella mantiene su inocencia y jam¨¢s fue condenada por ello. Durante la campa?a presidencial de 2008, Barack Obama asegur¨® que no ten¨ªa intenci¨®n de partirle las piernas a su oponente con una barra de hierro. "No voy a hacer un Tonya Harding" fueron sus palabras exactas. Tal es el calado de una historia que paraliz¨® Estados Unidos en 1994 y que hasta el expresidente Obama cita, t¨¦cnicamente, faltando a la verdad.
En los pr¨®ximos meses (principios de 2018) se estrena una pel¨ªcula I, Tonya, gracias a la cual la actriz Margot Robbie suena como favorita para el Oscar. Porque quiz¨¢ Tonya Harding no fuese una buena persona, pero no cabe duda de que es un gran personaje.
Tonya Harding (Portland, 46 a?os) sufri¨® malos tratos f¨ªsicos por parte de una madre, LaVona Golden (en esta historia, hasta los protagonistas tienen nombres de pel¨ªcula), que manten¨ªa que "si no le dices que no va a conseguirlo, no le va a salir". La madre llamaba a su hija "fea, gorda y fracasada" mientras que su entrenadora hac¨ªa la vista gorda porque "para Tonya, el patinaje era su billete para huir del fango y si la hubieran mandado a otra familia habr¨ªa perdido el patinaje".
V¨ªdeo| Tonya se lemaneta ante el jurado, durante su actuaci¨®n en los Juegos Ol¨ªmpicos de invierno de 1994, de que se le ha roto una bota.
Harding patinaba con las agallas de una atleta, no con la delicadeza que se presupone a las princesas del hielo. Sus facciones curtidas, su flequillo despeinado y sus trajes confeccionados por ella misma impidieron que consiguiera acuerdos publicitarios. Pero cuando en 1991 consigui¨® ser la primera mujer americana en ejecutar un triple axel (un salto con un giro de tres revoluciones y media, 1260?, considerado el m¨¢s dif¨ªcil) durante una competici¨®n, no pudieron negarle el t¨ªtulo nacional de la mejor patinadora de Estados Unidos.
Y entonces lleg¨® Nancy Kerrigan.
Ella s¨ª que parec¨ªa una princesa. Nancy Kerrigan (Massachusetts, 47 a?os) era gr¨¢cil y esbelta donde Harding ten¨ªa furia y nervio. Vest¨ªa maillots de Vera Wang y era imagen de corporaciones tan americanas como Revlon, sopas Campbell o Reebok. La rivalidad entre ambas era demasiado perfecta para ser real: la dama y el vagabundo, la mujer uberfemenina y la mujer masculina, el cisne y el patito feo, Carolina de M¨®naco y Estefan¨ªa de M¨®naco. O, como la propia Harding describi¨® en 2014, "Nancy era una princesa, y yo era un mont¨®n de mierda".
En 1993, Nancy Kerrigan logr¨® el primer puesto en la competici¨®n nacional de Estados Unidos. El 6 de enero de 1994, mientras entrenaba para la clasificaci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno de Lillehammer (Noruega), fue atacada por un hombre que le golpe¨® repetidamente en las rodillas con una barra de hierro provoc¨¢ndola varias heridas. Las im¨¢genes de la patinadora de 24 a?os gritando de dolor y preguntando "?por qu¨¦?" mientras su padre se la llevaba en brazos, a¨²n vestida como una princesa cisne, abrieron los telediarios. El porqu¨¦, en realidad, estaba claro. La pregunta que obsesionar¨ªa a millones de personas ser¨ªa "?qui¨¦n?".
El detenido fue Shawn Eckardt, un amigo de Jeff Gillooly (marido de Tonya Harding). El thriller ya estaba escrito. Tonya encajaba demasiado bien en el rol de villana. La trama, adem¨¢s, enfrentaba a las dos Am¨¦ricas: la obrera y la pr¨®spera, la que viv¨ªa en una caravana y la que rodeaba su jard¨ªn con una valla blanca. Ten¨ªa hasta tintes de comedia de enredo: la raz¨®n por la que Eckardt fue detenido es que iba por ah¨ª alardeando de haber agredido a Kerrigan, y se denominaba l¨ªder de una pandilla llamada "The Hit Team". Este "equipo del golpe" se registr¨® en hoteles con sus nombres reales y pagaron todo con tarjetas de cr¨¦dito. La polic¨ªa tard¨® dos d¨ªas en detenerles. Todos, incluido su marido, Jeff Gillooly, acusaron a Tonya Harding como el verdadero cerebro de la operaci¨®n.
C¨®mo no cre¨¦rselo. Harding era la ¨²nica y mayor beneficiada de la lesi¨®n de Kerrigan. De hecho, consigui¨® clasificarse para los Juegos Ol¨ªmpicos de Lillehammer en la primera posici¨®n mientras su rival segu¨ªa ingresada en el hospital. Pero en un fastuoso giro de guion, el comit¨¦ seleccion¨® a Kerrigan como segunda representante de Estados Unidos en la competici¨®n ol¨ªmpica a pesar de, por motivos obvios, no haber podido participar en la preselecci¨®n. As¨ª, la verdadera segunda clasificada, Michelle Kwan (relegada a extra con frase en esta trama), se qued¨® sin ir a los Juegos de Lillehammer, en Noruega. El thriller entr¨® en un cl¨ªmax fren¨¦tico: quedaban cuatro semanas para los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno, donde Tonya Harding y Nancy Kerrigan se ver¨ªan las caras y competir¨ªan la una contra la otra. Un drama demasiado perfecto.
Durante aquellas cuatro semanas no se hablar¨ªa de otra cosa. Mientras Kerrigan entrenaba en privado y honraba su rol de v¨ªctima abnegada con declaraciones como "nunca llegar¨¦ a comprender por qu¨¦ me hicieron esto, porque no soy capaz de pensar de forma tan retorcida", Harding practicaba en pistas de hielo gratuitas de centros comerciales (a pesar de ser la n¨²mero 1, segu¨ªa sin conseguir patrocinios) atestados de curiosos y suplicaba a sus fans que creyeran en ella.
El mundo sigue convencido de que Tonya Harding golpe¨® con una barra de hierro a su competidora, Nancy Kerrigan, a pesar de que ella mantiene su inocencia y jam¨¢s fue condenada por ello
La intriga se bifurc¨® en dos tramas: la recuperaci¨®n contrarreloj de Kerrigan para llegar a los Juegos en plena forma y la investigaci¨®n judicial en torno a Harding. Los reporteros le pincharon los tel¨¦fonos, llamaban a la gr¨²a para que se llevase su coche (oblig¨¢ndola as¨ª a salir de casa) y tocaban el timbre mientras ella dorm¨ªa. Las revistas Time y Newsweek colocaron a las dos patinadoras en sus portadas y la CBS, que ten¨ªa los derechos de retransmisi¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de Lillehammer, se top¨® con un fil¨®n medi¨¢tico tan masivo que aliment¨® la rivalidad en sus programas de variedades para asegurarse as¨ª audiencias millonarias. Tonya era el ¨ªdolo de la clase baja, Nancy era la favorita de todas las dem¨¢s clases. Y solo pod¨ªa ganar una.
El comit¨¦ ol¨ªmpico estadounidense invit¨® a Tonya Harding a retirarse de la competici¨®n ante las crecientes sospechas de que efectivamente ella hab¨ªa sido responsable del ataque. Harding reaccion¨® como ella sab¨ªa que todo el mundo esperaba que alguien de su clase reaccionase: amenazando con demandarles por 10 millones de d¨®lares. Ella no hab¨ªa sido formalmente acusada y no exist¨ªan pruebas que la relacionasen con el suceso.
As¨ª que ambas patinadoras volaron a Noruega para competir. M¨¢s de 400 fot¨®grafos abarrotaron la pista de hielo para retratar el reencuentro entre Harding y Kerrigan, quien hizo una declaraci¨®n de intenciones al entrenar con el mismo maillot que llevaba cuando fue agredida. No se dirigieron la palabra en toda la jornada.
La final de patinaje sobre hielo de los Juegos Ol¨ªmpicos de Lillehammer fue seguida por 48,5 millones de americanos, el tercer evento deportivo m¨¢s visto en la historia de Estados Unidos. Cuando lleg¨® el turno de Tonya Harding, no se present¨® en la pista. La megafon¨ªa repiti¨® su nombre, recordando que si no aparec¨ªa en 30 segundos ser¨ªa descalificada. La tensi¨®n ray¨® hasta el final, pero Harding apareci¨® en el ¨²ltimo segundo, comenz¨® su ejercicio y se puso a llorar.
A¨²n sofocada, se acerc¨® a los jueces para explicarles que ten¨ªa una bota rota. El p¨²blico abucheaba. Los jueces le permitieron arreglar el imprevisto y finalmente Harding ejecut¨® su actuaci¨®n sin impresionar a nadie. Minutos despu¨¦s le toc¨® a Nancy Kerrigan, quien brill¨® en un ejercicio casi perfecto que qued¨® coronado por una ovaci¨®n euf¨®rica del p¨²blico. A pesar de ser la favorita, Kerrigan qued¨® segunda por detr¨¢s de la ucraniana Oksana Baiul. Los americanos acusaron a los jueces de tongo y difundieron rumores de que el comit¨¦ quiso castigar con esa medalla de plata el bochornoso espect¨¢culo medi¨¢tico mal gestionado por la delegaci¨®n estadounidense.
Tonya Harding qued¨® octava. Derrotada, humillada e ignorada, tuvo que ver como Nancy Kerrigan se erig¨ªa como una verdadera hero¨ªna americana. As¨ª que al regresar a Estados Unidos, se declar¨® culpable de obstrucci¨®n a la justicia para evitar ir a la c¨¢rcel y confes¨® que, a pesar de desconocer los planes de su marido para agredir a Kerrigan, s¨ª que descubri¨® detalles durante los d¨ªas posteriores al ataque que le ocult¨® a la polic¨ªa.
Cuando lleg¨® el turno de Tonya Harding, no se present¨® en la pista. La megafon¨ªa repiti¨® su nombre, recordando que si no aparec¨ªa en 30 segundos ser¨ªa descalificada. La tensi¨®n ray¨® hasta el final, pero Harding apareci¨® en el ¨²ltimo segundo, comenz¨® su ejercicio y se puso a llorar
Seg¨²n ella, Gilloolly le amenaz¨® para que no hablase con las autoridades: "Me dijo que me iba a matar delante de diez testigos, incluidos varios polic¨ªas, y nadie hizo nada". Los titulares, inevitablemente, se limitaron a explicar que "Tonya Harding se declara culpable" y, poco a poco, millones de personas se fueron quedando con el recuerdo de que Harding fue la instigadora de la agresi¨®n. Incluso muchos hoy siguen creyendo que ella misma golpe¨® a Kerrigan en las rodillas.
Pero como en los mejores thrillers, el final qued¨® abierto para siempre: hoy Harding mantiene su postura respecto a su inocencia y la investigaci¨®n est¨¢ cerrada. A?os despu¨¦s, Shane Stan (otro miembro del Hit Team) reconocer¨ªa que minti¨® en su confesi¨®n y que ¨¦l jam¨¢s escuch¨® nada que incriminase directamente a Harding. Ella explicar¨ªa en 2014 la raz¨®n por la que no le cont¨® a la polic¨ªa la implicaci¨®n de su marido en el crimen: "[Jeff Gillooly] me pegaba, pero tambi¨¦n me pegaba mi madre y ella me quer¨ªa".
Harding tambi¨¦n cont¨® que, tras acusar directamente a su marido, este la viol¨® junto con dos amigos m¨¢s. Un a?o despu¨¦s, Jeff Gillooly vendi¨® a la revista Penthouse una cinta de v¨ªdeo en la que manten¨ªa relaciones sexuales con Tonya Harding durante su noche de bodas. Tras su confesi¨®n, Harding fue oficialmente expulsada de la federaci¨®n de patinaje art¨ªstico para siempre y tuvo que ver como, gracias al esc¨¢ndalo que ella protagoniz¨®, este deporte se convert¨ªa en uno de los m¨¢s populares del mundo. Nancy Kerrigan, Michelle Kwan y todas las dem¨¢s se hicieron millonarias.
Jeff Gillooly, que no fue condenado a la c¨¢rcel por su implicaci¨®n, cambi¨® su nombre por Jeff Stone y fue detenido en dos ocasiones por violencia dom¨¦stica. Shawn Eckardt cumpli¨® 18 meses de c¨¢rcel por la agresi¨®n y luego se rebautiz¨® Brian Griffith (falleci¨® hace diez a?os por causas naturales). Nancy Kerrigan trabaj¨® como corresponsal en varios Juegos Ol¨ªmpicos y particip¨® en Dancing with the stars, el Mira qui¨¦n baila americano. Pero Tonya Harding sigui¨® siendo Tonya Harding. Escribi¨® una biograf¨ªa, The Tonya Tapes, se hizo boxeadora y apareci¨® en el programa de famosos metidos a p¨²giles Celebrity boxing.
Harding fue detenida por conducir bajo los efectos del alcohol y durante un intento de suicidio, pero hoy ha encontrado su final feliz. "Me he casado otra vez y tengo un hijo", cuenta Harding, "se supon¨ªa que no pod¨ªa tener hijos, as¨ª que es un milagro. Me encanta ser mam¨¢ y me gusta salir a pasear por la naturaleza en verano, tambi¨¦n hago hogueras donde caliento cera perfumada y la uso para decorar pi?as".
Respecto al culebr¨®n que le hizo famosa, tiene un mensaje para todos aquellos que le siguen dando vueltas: "Superadlo, han pasado 20 a?os. Estoy segura de que Nancy Kerrigan lo ha superado, y yo tambi¨¦n". Kerrigan, por su parte, ha contado que sigue sin recibir disculpa alguna por parte de Harding, pero que a estas alturas le da igual. "Solo la vi en un evento en 1998, pero no nos hablamos", recuerda Kerrigan de un acto ben¨¦fico en el que Harding fue abucheada.
Ahora es el turno de que Hollywood recree el melodrama, casi m¨¢s digno de telefilme que de superproducci¨®n, de la patinadora diab¨®lica. Esa es, con car¨¢cter retroactivo, la peque?a victoria de Tonya Harding: la pel¨ªcula que todo el mundo quiere ver es la suya, no la de Nancy Kerrigan.
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