La dolorosa confesi¨®n del ¨²ltimo gran central del Manchester hace llorar al Reino Unido
El documental que narra c¨®mo Rio Ferdinand enviud¨®, se deprimi¨®, bebi¨® y se plante¨® el suicidio, conmociona a su pa¨ªs
Nada m¨¢s terminar la emisi¨®n del documental (esta semana en la BBC) miles de espectadores ladearon la cabeza y vieron a familiares y amigos con l¨¢grimas cayendo por sus mejillas. Todos lloraban, emocionados por lo que acababan de ver. Rio Ferdinand: Being Mum and Dad (Rio Ferdinand: ser mam¨¢ y pap¨¢) narra la historia del legendario defensa del Manchester United fuera de los terrenos de juego. O mejor dicho, la historia de c¨®mo Rio Ferdinand enviud¨®, se deprimi¨®, y tras un duelo en el que coquete¨® con el alcoholismo y el suicidio, sali¨® adelante gracias a sus tres hijos.
¡°Al principio [tras la muerte de su mujer] beb¨ªa un mont¨®n. Cuando se acostaban los ni?os, bajaba las escaleras y me emborrachaba cada noche", confiesa Ferdinand
¡°Toda mi vida he intentado ser ambicioso en todo lo que he hecho. Cuando era joven quer¨ªa ser futbolista, el mejor futbolista, jugar en grandes estadios, ganar trofeos [¡] Pero en lo que no te paras a pensar es en c¨®mo construir el mejor hogar posible para tus hijos y tu mujer¡±. As¨ª arranca el documental de este defensa que se retir¨® en 2015, despu¨¦s de 20 a?os de carrera, 81 partidos con la selecci¨®n de Inglaterra, seis t¨ªtulos Premier y una Champions con el Manchester United, aquel que lider¨® como t¨¦cnico Alex Ferguson.?
Y entonces a su pareja le diagnosticaron un c¨¢ncer
En 2013, Ferdinand (Londres, 1978) era la viva imagen del ¨¦xito. Era uno de los jugadores m¨¢s medi¨¢ticos de la Inglaterra de principios de siglo: por primera vez, un defensa central nacido en las islas sab¨ªa hacer algo m¨¢s con la pelota en los pies que el tradicional patad¨®n para arriba. Era elegante en la salida, ten¨ªa un regate efectivo e iba bien con esa cabeza en la que estrenaba peinado ex¨®tico cada fin de semana (a fin de cuentas, comparti¨® vestuario con Cristiano Ronaldo en el Manchester United).
Razones m¨¢s que suficientes para convertirse por dos veces en el defensa m¨¢s caro de la historia de la Premier inglesa. 25 millones de euros pag¨® el Leeds, que por aquel entonces ten¨ªa el dinero por condena, por sus servicios; una cifra que qued¨® en nada cuando el Manchester United lo reclut¨® en 2002 por 45 millones. Una cantidad tan fabulosa que no fue superada en un traspaso por un defensa hasta 2014 (los 62 millones que pag¨® por David Luiz el Paris Saint Germain al Chelsea). Internacional, capit¨¢n de la selecci¨®n nacional, seis veces campe¨®n de la Premier y con una Champions. La vida le sonre¨ªa con mand¨ªbula desencajada¡ Hasta que, en 2013, a su pareja, Rebecca Ellison, se le diagnostic¨® c¨¢ncer de pecho.
La enfermedad de Rebecca
Rebecca hab¨ªa sido la novia de toda la vida de Rio Ferdinand. Se conocieron en 2000 (¨¦l le pidi¨® su n¨²mero de tel¨¦fono, ella se resisti¨® pero, finalmente, accedi¨®) y en 2006 tuvieron su primer hijo, Lorenz; se prometieron en Las Vegas y en 2009, tras conquistar tres ligas seguidas con el Manchester United, decidieron casarse y tener su segundo reto?o, Tate, complet¨¢ndose la familia en 2011 con la ¨²nica chica, Tia.
En el documental se ven im¨¢genes de la costos¨ªsima boda en las islas V¨ªrgenes Brit¨¢nicas: un delirio kitsch en el que el novio va de blanco inmaculado y la novia adorna su frente con una joya de inspiraci¨®n hind¨². Rebecca no era modelo, ni it girl, ni nada por el estilo: estudi¨® contabilidad. Era poco amiga de acudir a fiestas o salir en los medios. Esa misma discreci¨®n fue de la que hizo gala durante su enfermedad. En 2013 le diagnosticaron c¨¢ncer de pecho. Tras un primer tratamiento, en 2015 el mal reapareci¨®, con una fuerza y agresividad inusitadas: apenas 10 semanas despu¨¦s, Rebecca Ellison, de 34 a?os de edad, fallec¨ªa, dejando a un marido y a tres ni?os destrozados.
D¨ªas de vino sin rosas
La primera decisi¨®n de Rio fue colgar las botas. Despu¨¦s de haberlo conseguido todo en el Manchester United, no ten¨ªa ni motivos ni inter¨¦s por seguir en el Queens Park Rangers; la segunda fue m¨¢s traum¨¢tica: ¡°Al principio beb¨ªa un mont¨®n. Cuando se acostaban los ni?os, bajaba las escaleras y me emborrachaba cada noche. Fue as¨ª durante los tres o cuatro primeros meses¡±. Rio confiesa que era incapaz de responder a la pregunta de sus hijos de ¡°?por qu¨¦ nosotros no tenemos una mam¨¢?¡±. El hombre que lo hab¨ªa tenido todo, sobre cuyos hombros se hab¨ªa mantenido la defensa de uno de los clubes m¨¢s importantes del mundo durante m¨¢s de una d¨¦cada, se desmoronaba por momentos. Un accidente de coche le sac¨® de la depresi¨®n: hab¨ªa que vivir, y hab¨ªa que hacerlo por sus hijos.
El duelo de Rio
Es entonces cuando, en la historia de Ferdinand, aparecen otros hombres, en su mayor¨ªa desconocidos. Rio se encuentra con otros varones en situaciones parecidas: accidentes de coche, enfermedades, atropellamientos¡ Una vez ha salido de la burbuja de la gloria deportiva, descubre que las tragedias son m¨¢s comunes de lo que pensaba: ¡°Era muy reacio a la idea de buscar ayuda. Sin embargo, despu¨¦s de algo as¨ª, los hombres deben ayudarse¡±. En el documental, Rio llora. Mucho. Porque no puede sino llorar cuando piensa en Rebecca y porque ha aprendido que no tiene sentido reprimir sus sentimientos. Ver a un atleta como ¨¦l tan desconsoladamente afligido es una ejemplificaci¨®n perfecta de lo poquito que somos, por m¨¢s que nuestra vanidad intente convencernos de lo contrario.
Pap¨¢ tambi¨¦n es mam¨¢
Cuando se casaron, Rebecca lo dej¨® todo para volcarse en su familia: ¡°Me levantaba, me vest¨ªa, desayunaba con los ni?os, los dejaba en el colegio y me iba a entrenar. Y as¨ª ya cre¨ªa que colaboraba en las tareas del hogar¡±, confiesa el jugador. Tras la muerte de Rebecca, Rio ha tenido que aprender otras cosas, desconocidas para una estrella del f¨²tbol como ¨¦l, y mucho m¨¢s complicadas que defender un c¨®rner o tirar un fuera de juego.
Por ejemplo, ya domina el arte de enfrentarse a una lavadora: ¡°La mir¨¦ y le dije: ¡®S¨¦ lo que haces pero no c¨®mo lo haces¡±. Hace los deberes del colegio con sus hijos, les cocina, los lleva al entrenamiento de f¨²tbol (?c¨®mo no!) e incluso, en una escena muy tierna, peina la cabellera de Tia, la benjamina. ¡°Hay toda una organizaci¨®n y una estructura en un hogar que los hombres no vemos. [¡] Rebecca rellenaba todas esas cosas que yo no hac¨ªa, pero ahora estamos ante una situaci¨®n completamente diferente. Me hago preguntas como: '?D¨®nde han dejado sus zapatos? ?D¨®nde su ropa?¡±.
Hoy, Rio lo sabe. Ha aprendido a ser padre y madre. Y est¨¢ orgulloso de ello. Y cree que, probablemente, hay alguien m¨¢s que tambi¨¦n le admira: ¡°Ahora puedo decir que cuando Rebecca nos observe desde el cielo pensar¨¢: ¡®?Buen trabajo, chicos!¡±.
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