Esto va de nacionalismo
Esto va de democracia, nos dicen los independentistas. Pero no es cierto. Va del intento de romperla

Llegamos aqu¨ª divididos, con un Gobierno tan d¨¦bil como pat¨¦tico en su incapacidad de dirigirse a la ciudadan¨ªa para tranquilizarla sobre el presente y, como ser¨ªa su obligaci¨®n, dibujar un futuro mejor donde los problemas y la insoportable tensi¨®n que vivimos se encauzara pol¨ªticamente en las instituciones democr¨¢ticas de todos.
Pero tambi¨¦n llegamos aqu¨ª con una oposici¨®n gastada, desdibujada e irrelevante a la que nadie parece escuchar, ni cuando acierta ni cuando disparata, y que solo se exige y a la que solo se le pide no empeorar las cosas. Y mientras, soportamos la presi¨®n de un magma de fuerzas de izquierda radical que ha visto en el proyecto independentista la oportunidad de empujar su propia agenda de desbordamiento populista.
Muchos ciudadanos, dem¨®cratas que solo aspiran a vivir en paz, se sienten abandonados por la inoperancia de su Gobierno, pero tambi¨¦n por aquellos catalanes con quienes pensaban que compart¨ªan un espacio de convivencia y de quienes ahora solo reciben desprecio e insultos. Tan hu¨¦rfanos de sentido com¨²n est¨¢n que se reconfortan envi¨¢ndose frases de Kennedy que recuerdan lo obvio ¡ªque sin ley no hay democracia¡ª. A otros, sin embargo, les da por sacar su bandera ¡ªcomo si el nacionalismo se combatiera con m¨¢s nacionalismo¡ª. Agotadas las razones y los procedimientos, nos vamos todos a los instintos y las pasiones.
La democracia es la igualdad, el nacionalismo es la diferencia. De ah¨ª su incompatibilidad radical. La igualdad ante la ley y dentro de ley es el ¨²nico instrumento que tienen los d¨¦biles para imponerse a los poderosos, las minor¨ªas para sobrevivir a las mayor¨ªas y los individuos para oponerse a la irracionalidad de la masa. Con una asombrosa candidez, Puigdemont confes¨® el pasado domingo que al carecer de la fuerza necesaria en el Parlamento, se ve¨ªa obligado a forzar la ley desde la calle y mediante la presi¨®n popular. Convertirse en v¨ªctima para justificar la ilegalidad y asaltar la democracia en nombre de ese victimismo es puro fascismo; Europa lo ha vivido mil y una veces. Esto va de democracia, nos dicen los independentistas. Pero no es cierto, esto va de nacionalismo, puro y duro, y del imperdonable intento de romper la democracia y la convivencia. @jitorreblanca
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