Catalu?a, Madrid y la urgencia de ser escuchados
Convendr¨ªa escuchar a Josep Pla y aplicar a la pol¨ªtica "un punto de escepticismo amable"
En una anotaci¨®n de El quadern gris del 2 de abril de 1918, Josep Pla recoge una de esas tantas conversaciones que se tienen en un caf¨¦ donde se habla de lo divino y lo humano. El comentario con el que arranca es de uno de los contertulios: ¡°Como siempre he sido pobre he pasado muchos ratos de mi vida escuchando a la gente...¡±.
Un poco m¨¢s adelante, el escritor de Palafrugell incorpora una larga perorata de otro de los presentes, un tipo que hablaba deprisa, dice, ¡°con alg¨²n temblor en las manos¡±, un poco ruborizado: ¡°El arte de escuchar es terriblemente cansado y vale realmente la pena poseer una renta para ahorrarse tener que practicarlo. A mi entender, la forma m¨¢s concreta y agradable de la independencia es poder vivir sin necesidad de escuchar a nadie¡±.
Conviene frenar e imaginar la escena. Unos cuantos amigos charlando, que afinan sus argumentos, que tiran a ratos de alguna hip¨¦rbole, que manejan la iron¨ªa. Los hombres que no suelen escuchar nunca a nadie, contin¨²a el de los temblores, ¡°se lanzan a hacer las cosas a ciegas, sin meditarlas, contando s¨®lo con sus instintos, con sus personal¨ªsimos c¨¢lculos desprovistos de claridad, sin hacer nunca caso de los dem¨¢s¡±. Y, poco despu¨¦s, su indiscutible conclusi¨®n: ¡°Es impresionante la cantidad de inconsciencia y de locura que entra en la producci¨®n de las acciones humanas tenidas por importantes...¡±.
La traducci¨®n citada de El quadern gris la hicieron Dionisio Ridruejo y su mujer, Gloria de Ros. ¡°Mi casa en Madrid tiene un pasillo muy largo, y durante cinco meses mi mujer y yo lo hemos recorrido no s¨¦ cu¨¢ntas veces al d¨ªa ¡ªpapeles en mano¡ª para consultarnos dificultades de esas que los diccionarios a?aden m¨¢s que solucionan¡±, comenta Ridruejo en el texto que sirve de pr¨®logo.
Ridruejo empez¨® como falangista al lado de Franco durante la Guerra Civil y se fue a Rusia con la Divisi¨®n Azul. Con el tiempo supo cambiar y termin¨® batallando contra la dictadura. Las largas caminatas de un lado a otro para traducir a Pla los obligaron, a ¨¦l y a su mujer, a realizar ¡°un ejercicio muy saludable para el aparato circulatorio¡±. Pero hicieron tambi¨¦n otro ejercicio, acaso m¨¢s importante: el de conectar Madrid con Catalu?a. Bueno es acordarse de estas cosas, que son las que importan, cuando estamos en medio de este barullo tan grande, y tan cansino, de la independencia de Catalu?a.
El amigo de Pla dec¨ªa tambi¨¦n en aquel caf¨¦ que cuando alguien se siente escuchado pierde un tanto su dureza y que s¨®lo entonces ¡°puede desprenderse un grano de generosidad del granito humano¡±. Escuchar y ser escuchado es la ¨²nica tarea que toca tras el 1 de octubre.
En otra anotaci¨®n de El quadern gris, del 28 de febrero de 1919, Pla dice al hilo de su relaci¨®n con otra persona. ¡°Me considera un hombre sin construir porque me falta un punto de escepticismo amable¡±. Es tambi¨¦n lo que ha faltado desde hace tiempo en la pol¨ªtica de este pa¨ªs, tan henchida de importancia: un punto de escepticismo amable. Ha llegado la hora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.