Proteger la convivencia
Urge serenar ¨¢nimos y frenar un hostigamiento que tiene responsables
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Las tensiones entre independentistas y el resto de la sociedad, aunque evidentes, lograron estar contenidas en los ¨²ltimos a?os, pero hace ya un tiempo que los excesos han dejado de ser excepcionales y que el enardecimiento de los primeros ha derivado en un hostigamiento, se?alamiento, insultos, acciones de exclusi¨®n y abuso a los segundos que debe ser detenido de inmediato.
La convivencia de ideas diferentes debe tener lugar en democracia en un marco de pleno respeto mutuo y son ya demasiados los signos de abuso por parte de dirigentes independentistas, de medios p¨²blicos de Catalu?a y de asociaciones como ?mnium o la Assemblea Nacional Catalana para crear un discurso hegem¨®nico que ha empeque?ecido las posibilidades de discrepancia y expulsado de la esfera p¨²blica a quienes no lo comparten.
A menudo se pregunta por qu¨¦ calla esa mayor¨ªa silenciosa que no est¨¢ a favor de la independencia. La respuesta es evidente: se debe al hostigamiento al que se ha visto sometida por parte de ese discurso hegem¨®nico. Muchas instituciones, incluyendo universidades, medios p¨²blicos y foros de la sociedad han sido capturadas por el independentismo, convirti¨¦ndose en instrumentos de propaganda al servicio de la causa, excesos que han llegado al punto de que desde Catalunya Radio se llamara a los ciudadanos a denunciar los movimientos de las patrullas de la Guardia Civil.
El odio y la tensi¨®n son el caldo de cultivo perfecto para el accidente y una vez que este se produce es dif¨ªcil o imposible de reconducir. Por fortuna, a¨²n no ha ocurrido ninguno tan grave como irreversible ¡ªsi obviamos este clima general viciado¡ª, pero es responsabilidad de la Generalitat y de las asociaciones a las que ha dado tanto protagonismo serenar los ¨¢nimos y trabajar en contra de las ofensas como las que Carme Forcadell, ahora presidenta del Parlament, pronunci¨® acusando a los seguidores del Partido Popular y Ciudadanos de no ser catalanes. No da gran lugar al optimismo la actitud del Govern y los partidos independentistas que, a medida que ven cerrarse las posibilidades log¨ªsticas de llevar a cabo su refer¨¦ndum, convierten su frustraci¨®n en llamamientos a ocupar la calle y las instituciones. Sin duda, la historia les juzgar¨¢ por la deriva a la que lleve el odio que desde sus filas han inoculado. Los medios de comunicaci¨®n independientes que no siguen las consignas del Govern han sido frecuentemente el blanco de ese odio, como ha denunciado la organizaci¨®n internacional Reporteros sin Fronteras.
Afortunadamente, no han surgido a¨²n expresiones significativas de rencor en sentido contrario. Y deseamos que siga siendo as¨ª, que las peque?as muestras de irritaci¨®n que se han visto estos d¨ªas en algunas ciudades espa?olas no den paso a algo m¨¢s: que no se apague el fuego con fuego, que no se estimule un nacionalismo acallado para combatir otro nacionalismo inflamado.
En la recta final de esta carrera iniciada por el Govern, cuando las energ¨ªas deben concentrarse en la b¨²squeda de soluciones y en favorecer las actuaciones m¨¢s razonables el 2 de octubre, conviene y urge asumir responsabilidades para evitar que las pasiones se desborden hasta provocar el accidente. Que nunca nadie tenga que lamentar no haber hecho lo suficiente.
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