Territorio NY

Hoy votamos, o no, los catalanes. Vamos a ver. He pasado estas ¨²ltimas jornadas de reflexi¨®n o irreflexi¨®n en Nueva York d¨®nde mantengo un peque?o territorio independiente que consiste en la suma de mis lugares favoritos de la ciudad. Nueva York puede ser sucia e inh¨®spita, estos d¨ªas apestaba como a v¨®mitos y era imposible no sentirse intimidado por el feroz darwinismo social que irradia y la absurda ambici¨®n que se expresa en ese empe?o ilusorio, nemrodiano, de seguir ara?ando los cielos, con tantas nuevas vertiginosas torres de vidrio y acero en construcci¨®n. Como si no hubiese existido el 11-S, o quiz¨¢ precisamente porque s¨ª sucedi¨®.

Pero mi territorio segu¨ªa intacto: las 17 millas de libros en Strand (no hay patria como esa, "where books are loved", donde siempre encuentras los t¨ªtulos que so?aste); la mesita junto a la puerta de The Spotted Pig (el peque?o restaurante del West Village que descubr¨ª gracias a Borja Sitj¨¤ y Lou Reed y donde sirven, sin discusi¨®n, las mejores hamburguesas del mundo); la salas de los dinosaurios y las de los indios de las praderas, con sus penachos y arcos, en el Museo de Historia Natural; el legendario Hall de los caballeros en el Metropolitan (MET), con los supuestos estandartes de los miembros de la Mesa Redonda, incluido el de Lancelot (tres bandas de gules sobre fondo de plata), que esa s¨ª es bandera a seguir. Y para finalizar, el prado junto al estanque de la entrada sur de Central Park donde siempre observo aves y el martes vi un raro p¨¢jaro, un carpintero escapulario.

Todo eso compone mi pa¨ªs, qu¨¦ digo: mi reino.