Hablamos con el hermano de James Franco sobre su peli ganadora en San Sebasti¨¢n

James Franco y su hermano Dave se han convertido en la aut¨¦ntica sensaci¨®n del Festival de San Sebasti¨¢n. Vinieron a presentar The Disaster Artist y han terminado llev¨¢ndose a casa la Concha de Oro. Un galard¨®n que sirve para romper los prejuicios en torno a la comedia dentro de los cert¨¢menes de prestigio que no siempre suelen reivindicar la importancia de un g¨¦nero que tambi¨¦n puede contener una profunda mirada autoral y buenas dosis de capacidad reflexiva en torno a las emociones humanas o al mundo en el que vivimos.

James Franco comenz¨® su carrera como director casi al mismo tiempo que se hizo popular en las pantallas gracias a su interpretaci¨®n de Harry Osborn en el Spider-Man (2002) de Sam Raimi. Hizo pel¨ªculas con monetes (Simiosis), biograf¨ªas de poetas, actores y escritores malditos (Hart Crane, Sal Mineo, Charles Bukowsky), trabajos en formato corto o documental experimental en torno a figuras como James Dean (que el propio actor ya se hab¨ªa encargado de interpretar) o River Phoenix, explor¨® tem¨¢ticas homosexuales, adapt¨® a William Faulker, dos veces (El ¨²ltimo deseo, The Sound and the Fury), a Cormac McCarthy (Child of God) y a John Steinbeck (Una lucha incierta, que acaba de salir editada en DVD).

Siempre se ha mantenido al margen de la industria, involucr¨¢ndose activamente en la escena alternativa, desarrollando sus inquietudes intelectuales, aunque no consiguiera alcanzar ning¨²n ¨¦xito significativo con sus obras. Tampoco ha sido un actor al uso. Demasiado escurridizo y raro para la industria. Y quiz¨¢s, precisamente por eso, para evidenciar todav¨ªa m¨¢s esa singularidad, se fij¨® en la figura de otro outsider, de una de esas figuras nacidas en los m¨¢rgenes de Hollywood, Tommy Wiseau, un se?or de procedencia desconocida, acento de la Europa del Este y ademanes estramb¨®ticos que, despu¨¦s de fracasar en su empe?o por alcanzar el sue?o americano, encauz¨® todas sus energ¨ªas (y su dinero), para componer una de las pel¨ªculas m¨¢s bizarras y trash de los ¨²ltimos tiempos, The Room (2003), que terminar¨ªa convirti¨¦ndose en guilty pleasure de sesiones de madrugada y generando un culto inesperado despu¨¦s de su catastr¨®fico estreno. Para entendernos, una de esas pel¨ªculas que objetivamente son muy malas pero que generan tanta simpat¨ªa que terminan pareci¨¦ndonos buenas y que nos roban el coraz¨®n por su naturaleza marciana y psicotr¨®nica.

James Franco quer¨ªa acercarnos a la personalidad del hombre que se escond¨ªa tras esa pel¨ªcula, no solo para homenajear como es debido a The Room, con todo el respeto del mundo y sin un atisbo de iron¨ªa, sino para realizar un fascinante recorrido por la cara m¨¢s oculta de la industria del cine y su capacidad para generar sue?os y romperlos en mil pedazos, para fomentar egos que no conducen a ninguna parte y para convertir el ¨¦xito y el fracaso en una cuesti¨®n profundamente humana.

¡°En ning¨²n momento fue nuestra intenci¨®n hacer una parodia de Tommy Wiseau¡±, nos cuenta Dave Franco tras la presentaci¨®n de la pel¨ªcula en el Festival de San Sebasti¨¢n. ¡°Lo que quer¨ªamos era destacar su pasi¨®n y perseverancia. Mi hermano tiene mucho m¨¦rito porque podr¨ªa haber ca¨ªdo en la caricatura, pero consigui¨® que el p¨²blico terminara empatizando con el patetismo del personaje¡±.

Dave Franco reconoce que no hab¨ªa visto The Room cuando su hermano le habl¨® del proyecto. Se puso a verla en una habitaci¨®n de hotel y le explot¨® la cabeza. No entend¨ªa nada. ¡°Creo que la forma de verla es en una sala llena de gente que comparte unos mismos c¨®digos y que la disfruta por igual. Yo no sab¨ªa bien c¨®mo sentirme, ten¨ªa una mezcla de emociones, me qued¨¦ medio perturbado¡±, r¨ªe. Despu¨¦s fue a verla a una de esas sesiones m¨ªticas en las que la gente interacciona con la pantalla, grita, se sabe los di¨¢logos y lleva un kit de gadgets. ¡°Desde entonces la he visto 25 veces, muchas m¨¢s que cualquier otra pel¨ªcula en mi vida¡±.

En The Disaster Artist Dave Franco interpreta a Greg Sestero, uno de los protagonistas de The Room con el que Tommy Wiseau mantuvo una relaci¨®n de amistad con tintes algo vamp¨ªricos. ¡°Habl¨¦ mucho con Greg para preparar mi personaje, porque lo que yo quer¨ªa descubrir era qu¨¦ demonios le hab¨ªa fascinado tanto de un hombre tan raro como Wiseau. Me dijo que cuando todo el mundo le dec¨ªa que no iba a llegar a ning¨²n sitio, ¨¦l le apoy¨® y anim¨®. Y eso es lo verdaderamente importante, ?no?¡±.

Dave Franco se ha sentido muy identificado con Greg Sestero. Cuando empez¨® a actuar ten¨ªa su misma inocencia, era muy optimista, y poco a poco fue cayendo en la frustraci¨®n, porque es un negocio muy complicado, cruel y deshumanizado. ¡°Nunca tienes el control de la situaci¨®n. Y siempre tiendes a culparte de todo¡±.

Todos ellos conforman la troupe de The Disaster Artist que nos introduce en el rodaje de cine m¨¢s freak de la historia, de la mano de un James Franco transfigurado en un Tommy Wiseau con pinta de loco, que no sab¨ªa dirigir, que se enfurec¨ªa por cualquier cosa, que estaba empe?ado en hacer escenas de sexo como Brad Pitt en Leyendas de pasi¨®n (es decir, ense?ando el culo) y que se pasaba el d¨ªa espiando a su equipo para saber si hablaban mal de ¨¦l, comiendo pizzas y bebiendo Red Bull.

En esta pel¨ªcula James Franco consigue varias cosas importantes: Dotar de dignidad al desastre, al fracaso; situar la extravagancia dentro del terreno de la normalidad; y que podamos esbozar una sonrisa con nuestras propias miserias humanas. Algo que, por otra parte, es lo que consigue The Room. No solo es un delicioso ejercicio de metacine, tambi¨¦n es una pel¨ªcula divertida, l¨²cida y reflexiva. Y un aut¨¦ntico fest¨ªn para los nost¨¢lgicos de los noventa, esa ¨¦poca tan cercana y al mismo tiempo tan lejana en la que se llevaban las mechas en el pelo, se proyectaba en cines Shakespeare in Love y se iba a la discoteca a bailar The Rythm of the Night de Corona.