Trapero
Hab¨ªa que mostrar al mundo que era Espa?a quien aporreaba a Catalu?a y no al rev¨¦s
En los inicios de la autonom¨ªa catalana, Josep Pla fue presentado a Vidal y Gayol¨¤, entonces consejero de Interior de la Generalitat. ¡°?Y a cu¨¢ntos ha metido usted en la c¨¢rcel?¡±, le pregunt¨® el escritor. ¡°A nadie, se?or Pla, yo no estoy para esto¡±. Con tono burl¨®n y despreciativo, ¨¦ste le replic¨®: ¡°?Ah! Entonces usted no es consejero de Interior ni de nada¡±.
Esto mismo podr¨ªa decirse de las ideas del tristemente famoso se?or Trapero, major de los mossos de la Generalitat. El viernes pasado se conoci¨® su instrucci¨®n en la que advert¨ªa a sus subordinados que no usaran las porras para impedir el refer¨¦ndum ilegal del d¨ªa 1. Al principio parec¨ªa una ingenuidad del mando. Pero el domingo nos enteramos de algo mucho peor: Trapero hab¨ªa desobedecido la orden judicial de desalojar los colegios antes de las seis de la ma?ana. No estaba, pues, al servicio de la ley sino, por lo visto, de la organizaci¨®n que tan eficazmente supo ocultar y depositar urnas y papeletas en secreto. La deslealtad de Trapero y los suyos explica los acontecimientos. Veamos.
El derecho es fuerza legitimada por la ley y su aplicaci¨®n puede llevarse a cabo en tres momentos: antes de que sea vulnerado un derecho mediante medidas preventivas, en el momento de la vulneraci¨®n mediante medidas de coacci¨®n f¨ªsica o, una vez consumada la infracci¨®n, determinando las responsabilidades jur¨ªdicas y sus correspondientes sanciones. Las medidas decisivas para preservar el orden son las preventivas: garantizan mejor que ninguna el cumplimiento de los derechos y no precisan de especiales fuerzas coactivas.
Pues bien, estas ¨²ltimas, las preventivas, fueron las medidas que los Mossos se negaron a llevar a cabo dando pie a que tuvieran que ser las fuerzas de seguridad del Estado quienes, en zona desconocida y hostil, a las 8 de la ma?ana y con colas en los locales, se enfrentaron a la tarea que la direcci¨®n de los Mossos se hab¨ªa negado a cumplir horas antes y en mejores condiciones. El objetivo era que el papel de represores quedara reservado a la polic¨ªa espa?ola y la Guardia Civil. Hab¨ªa que mostrar al mundo que era Espa?a quien aporreaba a Catalu?a y no al rev¨¦s. El plan de los nacionalistas catalanes, sutil y perverso, sali¨® a la perfecci¨®n.
A pesar de que la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil mostr¨® mucha contenci¨®n y gran profesionalidad, estaban metidos en una emboscada. Alguna escena impactante que no reflejaba la realidad de lo que suced¨ªa dio la vuelta al mundo y se consigui¨® lo pretendido: Catalu?a sometida a la violenta Espa?a eterna. En el momento de escribir estas l¨ªneas no hay procesados, ni siquiera Trapero. Si Pla levantara la cabeza¡
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