Yo estuve con Ryan Gosling y tengo varias noticias malas (y una buena)
Un periodista que se cit¨® con la estrella la semana pasada descifra el secreto de su magnetismo
Perd¨®n por lo que voy a decir, pero he de hacerlo: Ryan Gosling es feo. Y me explico. Le conoc¨ª la semana pasada y me embarqu¨¦ en una misi¨®n que nadie me hab¨ªa pedido: concluir si la estrella de La La Land y Blade Runner 2049 es o no guapo en la vida real.
Sentado a dos metros de ¨¦l, comprend¨ª c¨®mo se sinti¨® Chuck Palahniuk, el autor de la novela El club de la lucha, cuando conoci¨® a Brad Pitt. Palahniuk cont¨® en sus memorias que enseguida entendi¨® que el secreto de Pitt para reinventar el canon de belleza masculino en los 90 eran sus labios: los ten¨ªa completamente controlados y los humedec¨ªa con la lengua cada vez que quer¨ªa pedirle un favor a alguien. Siempre consegu¨ªa su objetivo.
Sus ojos est¨¢n inhumanamente juntos. En el punto en el que esos ojos casi se tocan como dos coches de choque testarudos nace una nariz larga y fina que termina en decepci¨®n: ni es respingona, ni aguile?a, ni chata. Es todo puente. Como si estuviera dise?ado por Calatrava
Yo pude comprobar que el truco de magia con el que Gosling (Ontario, Canad¨¢, 1980) se ha convertido en el novio de Internet son las cejas. Porque en los tiempos que corren la virilidad se mide por tu capacidad para controlar tus cejas. Gosling tiene las suyas bien dominadas para resultar misteriosas, sugerentes y asertivas y as¨ª distraer la atenci¨®n respecto al resto de su cara.
Sus ojos est¨¢n inhumanamente juntos. En el punto en el que esos ojos casi se tocan como dos coches de choque testarudos nace una nariz larga y fina que termina en decepci¨®n: ni es respingona, ni aguile?a, ni chata. Es todo puente. Como si estuviera dise?ada por Santiago Calatrava. Justo debajo de esa nariz hay una boca min¨²scula (que s¨®lo abre para ser reflexivo o simp¨¢tico, las cosas como son) flanqueada por dos carrillos que ocupan el 60 % de esa cara. Su expresi¨®n hace que parezca que est¨¢ permanentemente conteniendo la respiraci¨®n.
Si te cruzases con ¨¦l por la calle no te llamar¨ªa en absoluto la atenci¨®n. Como mucho se te pasar¨ªa por la cabeza un pensamiento en la l¨ªnea de "este t¨ªo se da un aire a Ryan Gosling". Y ah¨ª est¨¢ la clave: no es que sea dif¨ªcil parecerse a Ryan Gosling, es que ni siquiera ¨¦l se parece a Ryan Gosling. Su iPhone X jam¨¢s se desbloquear¨ªa por reconocimiento facial.
El Ryan Gosling estrella es un (asombrosamente fotog¨¦nico) producto de Hollywood que no existe, ¨¦l s¨®lo le cede su cuerpo y se mete en el personaje cuando hay c¨¢maras delante. Como nadie le estaba grabando durante mi entrevista, se relaj¨® y dej¨® salir al verdadero Ryan: un tipo al que no elegir¨ªan el ¨²ltimo para jugar al f¨²tbol en el recreo, pero tampoco el primero. Un hombre normal y corriente que, sin embargo, se est¨¢ forjando una carrera entera basada en comportarse como Michael Fassbender.
?Qu¨¦ m¨¦todo utilizaba el Genio para transformar a Aladd¨ªn en un pr¨ªncipe? ?Le daba tierras, s¨²bditos, sabidur¨ªa, una carrera universitaria en Georgetown? En absoluto. Le pon¨ªa un traje bonito y le hac¨ªa un desfile. La ¨²nica diferencia entre Aladd¨ªn "la rata callejera" y Al¨ª "el pr¨ªncipe" era la ropa cara. Ryan Gosling ha llevado esta filosof¨ªa hasta la alfombra roja. Y ha convertido a la alfombra roja en su zorra. Aladd¨ªn y Gosling perpet¨²an la doctrina americana de que, en esta vida, para triunfar hay que empezar por comportarse como un triunfador.
En sus primeras pel¨ªculas (El diario de Noa, Half Nelson, Lars y una chica de verdad) Gosling llam¨® la atenci¨®n, precisamente, por encarnar al hombre de a pie con ¨ªnfulas de perdedor cr¨®nico. Incluso circul¨® un meme que comparaba sus rasgos con los de Kiko Rivera. A partir de ah¨ª ten¨ªa dos caminos delante de ¨¦l: actor de car¨¢cter o secundario anodino. Y de repente lleg¨® 2011 y Gosling, con ayuda de su publicista, su peluquero y su entrenador personal, abri¨® una tercera v¨ªa. Crazy, stupid love, en la que Emma Stone admiraba que sus abdominales "parecen estar dise?ados con Photoshop", y Drive, una espiral de violencia uber-estilizada en la que su interpretaci¨®n radicaba por completo en sus cejas, le convirtieron sin que nos di¨¦ramos cuenta en el dandi definitivo del nuevo milenio. Y el mundo entero cay¨® en la trampa.
Cosas m¨¢s raras se han visto (a mediados de los 90 a Jesul¨ªn de Ubrique le tiraban sujetadores al ruedo), pero la alegr¨ªa con la que el p¨²blico abraz¨®, o dese¨® con todas sus fuerzas abrazar, al nuevo Ryan Gosling demuestra una cosa de nuestra sociedad: que preferimos perder a un actor de car¨¢cter si as¨ª ganamos a un macizo. ?l segu¨ªa teniendo la misma cara, una cara que parece estar en pleno proceso de aplicar un filtro de Snapchat, pero todo lo que la rodeaba y todo lo que hac¨ªa con ella resultaba mucho m¨¢s sexi que antes.
Los siguientes papeles de Gosling han alimentado esa imagen de vacil¨®n encantado de conocerse, pero amigo de sus amigos. Y tambi¨¦n han demostrado que, a la hora de reinventarse, todo hombre debe prestar especial atenci¨®n a su ropa de abrigo. La chaqueta con un escorpi¨®n dorado en la espalda de Drive, el traje de sastre que Gosling incluso deten¨ªa una canci¨®n para aclarar que no era poliester sino lana, o el abrigo asim¨¦trico (todo lo contrario que su cara, un efecto espejo en s¨ª misma) que luce en Blade Runner 2049 dejan claro que nunca hay que descuidar las prendas de invierno. Porque pueden convertirte en una estrella.
Y aqu¨ª viene una noticia realmente buena
Vamos a ser claros: ser guapo no tiene m¨¦rito (la gen¨¦tica puede ser cruel), pero convencer a millones de personas de que lo eres es una verdadera haza?a. Gosling es, literalmente, un hombre hecho a s¨ª mismo. ?l se dio cuenta de que el p¨²blico huele la inseguridad y decidi¨® meterse de lleno en el papel de gal¨¢n. Y la humanidad, como las ratas que segu¨ªan al flautista de Hamel¨ªn, se ha enamorado colectivamente de ¨¦l.
Porque percepci¨®n es realidad. Y hoy, adem¨¢s de una estrella, Ryan Gosling es un gur¨² y una inspiraci¨®n para todos los hombres con caras poco memorables: si ¨¦l ha podido, t¨² tambi¨¦n puedes.
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