Lo irracional
Los humanos, como los mercados, tendemos a buscar beneficios inmediatos a costa de arruinar nuestro futuro
Lo que sorprende no es que le hayan dado el Nobel de Econom¨ªa a Richard Thaler, que ha demostrado que las personas somos irracionales como agentes econ¨®micos, sino que las teor¨ªas tradicionales supusieran lo contrario. La irracionalidad humana es un presupuesto de la psicolog¨ªa por lo menos desde Freud, y una sospecha generalizada entre cient¨ªficos, publicistas y tenderos de toda la vida de Dios, pero los modelos econ¨®micos viv¨ªan felices bajo la chocante hip¨®tesis de que la gente y los mercados act¨²an de manera racional. No lo hacen, y esta percepci¨®n vale un mill¨®n d¨®lares en nuestros d¨ªas.
El matem¨¢tico John Allen Paulos contaba un chiste para burlarse de la teor¨ªa del mercado eficiente, que sostiene que el valor de las acciones contiene toda la informaci¨®n necesaria sobre cualquier empresa que cotice en Bolsa. Dos te¨®ricos del mercado eficiente pasean por la calle cuando, de pronto, ven un billete de 50 pavos en el suelo. ¡°?Lo cogemos?¡±, dice uno. ¡°D¨¦jalo¡±, responde el otro, ¡°si fuera aut¨¦ntico ya lo habr¨ªa cogido alguien¡±. Allen Paulos hab¨ªa perdido todos sus ahorros apostando en Bolsa por las puntocom, la burbuja tecnol¨®gica que estall¨® en los a?os noventa, y ten¨ªa un cabreo comprensible con los te¨®ricos del mercado eficiente. La cotizaci¨®n de una acci¨®n depende a menudo de factores tan irracionales como las decisiones econ¨®micas de las personas, incluidos los matem¨¢ticos.
Un buen ejemplo de ello son el bitcoin y dem¨¢s criptodivisas en nuestros d¨ªas. Una de estas monedas virtuales, llamada ether, se ha revalorizado un 2.400% frente al d¨®lar en el ¨²ltimo a?o, alcanzando un valor de mercado de 28.000 millones de d¨®lares (24.000 millones de euros) a partir de poco m¨¢s que nada. Los analistas, incluidos los servicios de estudios de los bancos, est¨¢n fascinados con ether, bitcoin y las dem¨¢s criptodivisas, y seguramente hacen bien en tom¨¢rselas muy en serio. Pero esos crecimientos explosivos son por completo ajenos a la teor¨ªa del mercado eficiente. M¨¢s bien parecen una man¨ªa colectiva de las que investiga el laureado Thaler. Ahora mismo son un billete en el suelo, y poca gente sabe si merece la pena agacharse a cogerlo.
Demostrar la irracionalidad humana ser¨ªa un mero ejercicio de nihilismo si no sirviera de nada. Pero s¨ª sirve. Ya lo sab¨ªa Ulises cuando se hizo atar al m¨¢stil de su barco para resistirse al canto seductor de las sirenas. Los humanos, como los mercados, tendemos a buscar beneficios inmediatos a costa de arruinar nuestro futuro. La pol¨ªtica puede ayudarnos a planificar mejor.
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