Crisis y oportunidad

La reacci¨®n del Gobierno a la maniobra tramposa de proclamar la independencia dejada inmediatamente en suspenso ha devuelto la pelota al tejado de Carles Puigdemont y ha abierto para Espa?a una ventana de oportunidad inesperada y positiva.

El requerimiento del Gobierno de Espa?a a la Generalitat obliga al Govern a pronunciarse sin ambig¨¹edad sobre esa supuesta declaraci¨®n de independencia que ni siquiera fue sometida al voto parlamentario. Y le ofrece al tiempo la oportunidad de situarse todav¨ªa del lado de la legalidad, renunciar a las maniobras de desconexi¨®n y dar el paso decisivo para demostrar que su cacareada voluntad de di¨¢logo es algo m¨¢s que propaganda. De lo contrario, quedar¨¢ claro que la oferta gubernamental ha dejado sin discurso a los independentistas y que su propuesta de di¨¢logo solo admit¨ªa la negociaci¨®n bajo chantaje, en cuyo caso la intervenci¨®n parcial y gradual de la autonom¨ªa catalana mediante el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n ser¨ªa el camino m¨¢s recomendable a seguir y, a estas alturas, el que mejor servicio puede hacer para proteger la maltrecha institucionalidad catalana.

El ¨²nico di¨¢logo y la ¨²nica mediaci¨®n posibles son los que se produzcan bajo la legalidad y en el Parlamento, exclusivo marco en el que en una democracia europea se dirimen las diferencias. El acuerdo alcanzado por el presidente del Gobierno con el Partido Socialista y al que se ha sumado Ciudadanos, que incluye una comisi¨®n parlamentaria para modernizar y reformar la Constituci¨®n, ofrece una salida airosa a Puigdemont si es que de verdad quiere dialogar en beneficio de las reivindicaciones de m¨¢s autogobierno para Catalu?a.

PP, Ciudadanos y PSOE se coordinan por vez primera para emprender una tarea de Estado

Un elemento fundamental en esta coyuntura confusa es la seguridad ciudadana. M¨¢s a¨²n que la pol¨ªtica o la econom¨ªa, constituye requisito previo de estabilidad y bienestar. Por eso es imprescindible que todos los cuerpos e instituciones dedicados a garantizarla est¨¦n en disposici¨®n de hacerlo. Si el papel de los Mossos d¡¯Esquadra como polic¨ªa integral y como polic¨ªa judicial se ve cuestionado por la probada predisposici¨®n de la Generalitat a utilizarlos como polic¨ªa al servicio de una causa, deber¨¢ ser el Gobierno quien garantice esas funciones. Podr¨ªa ¡ªy quiz¨¢ deber¨ªa¡ª hacerlo sin necesidad de esperar a la aplicaci¨®n del 155. Pero, en todo caso, este art¨ªculo de la Constituci¨®n va a dejar amplios recursos en manos del Gobierno para restablecer la estabilidad jur¨ªdica y social que tanto se necesita. Puigdemont est¨¢ todav¨ªa a tiempo de impedir esa intervenci¨®n del Estado que, aun siendo recomendable, representa sin duda un trauma que ser¨ªa mejor evitar. Para ello, Puigdemont solo tiene que hacer una cosa: poner fin a esta loca aventura en la que ha embarcado a los ciudadanos, a muchos de ellos con enga?os y falsedades.

La oferta pactada por el Gobierno y el PSOE es tambi¨¦n una oportunidad para el conjunto de este pa¨ªs. Abre un nuevo escenario pol¨ªtico que acogemos muy favorablemente. Durante mucho tiempo hemos reclamado una reforma capaz de adaptar la Constituci¨®n a las nuevas demandas sociales y reajustar el complejo entramado territorial de un pa¨ªs descentralizado en el que demasiado a menudo se sufren tensiones soberanistas.

Resulta preocupante que Podemos niegue la gravedad de la actuaci¨®n del Govern

Frente a los da?os ya causados, empiezan a vislumbrarse algunas consecuencias positivas de esta crisis, como se apreci¨® en el pleno de ayer en el Congreso. PP, Ciudadanos y PSOE se coordinan de momento y por vez primera para emprender una importante tarea de Estado. Reformar la Constituci¨®n, aunque ahora se observe como una tarea tit¨¢nica y lejana, ser¨ªa un paso esencial para que Espa?a pueda renovar el impulso democr¨¢tico y modernizador que anim¨® en su momento la Transici¨®n espa?ola.

En contraposici¨®n, no podemos m¨¢s que condenar con toda rotundidad la actuaci¨®n de Podemos. Que en un momento de aguda crisis pol¨ªtica, cuando la vigencia de la Constituci¨®n y el Estatuto de Autonom¨ªa est¨¢ en entredicho ¡ªy con ellos los derechos y libertades de los catalanes¡ª Pablo Iglesias no solo niegue la gravedad de la actuaci¨®n del Govern sino que elogie la figura de Puigdemont, resulta del todo preocupante. No cabe ya ninguna duda del servilismo de Iglesias ante el proyecto independentista. La alianza entre el populismo de Podemos y el nacionalismo xen¨®fobo de Puigdemont es hoy una seria amenaza a la Constituci¨®n, la convivencia democr¨¢tica y el futuro com¨²n de los espa?oles. El papel, adem¨¢s, de Ada Colau como puente entre ese proyecto rupturista de extrema izquierda y el independentismo hace el efecto de una terrible pinza que anima a los dem¨®cratas a bajar los brazos.

Resulta dif¨ªcil de entender tanta comprensi¨®n hacia un Govern que no ha hecho m¨¢s que violentar las leyes y abrazar una estrategia m¨¢s propia de trileros que de un Ejecutivo democr¨¢tico. Ante un momento tan decisivo y con una oferta de di¨¢logo real, legal y leg¨ªtimo para renovar el pacto constitucional y reforzar la democracia y el progreso, son muchos los que ahora se van a ver enfrentados a sus contradicciones.