El artificio del relato catal¨¢n
El cometido es imposibilitar el di¨¢logo y conquistar lealtades en el miedo y el caos
Sostenidos en el manejo del lenguaje, existen varios artificios en el relato que aborda la situaci¨®n de Catalu?a dentro del Estado espa?ol y que construyen una realidad que alienta el separatismo. Con el intencionado orden de las palabras y la fuerza de la repetici¨®n, se ha logrado calar en el discurso colectivo para imponer el mensaje nacionalista, sutil en su planteamiento y radical en su desenlace. Como si se narrara un cuento, cinco de las principales estrategias utilizadas han sido:
En primer lugar, la creaci¨®n de dos sujetos iguales y confrontados. En el inicio del relato aparecen dos entidades, ¡°Catalu?a y Espa?a¡±, lo que enfatiza que el primero no forma parte del segundo, es decir, son entidades semejantes. Convertido en axioma, logra el aspecto identitario y diferenciador del nacionalismo. Acu?an as¨ª un ¡°nosotros¡± y un ¡°ellos¡± con el que pugnar. Tambi¨¦n logra erigir a ¡°Catalu?a¡± como una entidad unida, a pesar de que existe una importante polarizaci¨®n social, lo que permite que se acalle y omita de la narraci¨®n a la mitad de catalanes. Otro imaginario calar¨ªa si los sujetos de las oraciones fueran ¡°Catalu?a y el resto de Espa?a¡±, pues se integrar¨ªa la autonom¨ªa y la nivelar¨ªa con las otras.
Segundo, la restricci¨®n espacial. En el relato actual, se habla del ¡°asunto catal¨¢n¡±, con lo que el marco de acci¨®n se reduce a Catalu?a. Con esta circunscripci¨®n se logra excluir del debate y entendimiento al resto de ciudadanos del Estado espa?ol y prolonga el desinter¨¦s por lo que all¨ª suceda. El alejamiento asienta la pretensi¨®n de que la decisi¨®n de independencia concierne ¨²nicamente a las instituciones catalanas.
Dos protagonistas y muchos secundarios, en tercer lugar. Dentro de esta l¨®gica dicot¨®mica y excluyente, se repite que el conflicto del relato recae en dos actores, la Generalitat y el Ejecutivo (aunque antag¨®nicos, ambos acorralados por la corrupci¨®n dentro de sus filas) y se insiste en un ¡°di¨¢logo¡± a dos bandas. Este gui¨®n relega a las C¨¢maras y le salva de tomar responsabilidades. Ser¨ªa un relato distinto si el Legislativo (que, por ley, deben autorizar cualquier acuerdo y someterlo a las urnas) asumiera su obligaci¨®n y legislara ¡ªincluso modificara la Constituci¨®n¡ª para acordar una soluci¨®n duradera, desde esa tribuna democr¨¢tica donde est¨¢n representados Catalu?a y el resto de Espa?a con equidad. No s¨®lo el presidente de Gobierno ha elevado el coste de la inacci¨®n.
La premisa ¡°la Constituci¨®n no me representa¡± construye un desenlace explosivo. Esta oraci¨®n simple no necesita m¨¢s razonamiento
Cuarto, villano y v¨ªctima. El 1-O y el 10-O se consum¨® la desobediencia a la Constituci¨®n y se desacataron las decisiones de los tribunales. Pero los roles de verdugo y agredido se invierten seg¨²n el narrador. En primer lugar, porque los artificios del relato han logrado despojar al Ejecutivo de su primer deber, que es hacer cumplir la ley. En el discurso del separatismo ¡ªy sus socios oportunistas¡ª se deslegitima al presidente de Gobierno, junto a su partido pol¨ªtico, para justificar las ilegalidades con que se ha realizado el proceso. De esta manera se equipara al ¡°Estado espa?ol¡± con el ¡°gobierno del PP¡±, una estratagema del lenguaje que logra silenciar a quienes, oponi¨¦ndose al PP, defienden la Constituci¨®n.
En segundo lugar, porque Rajoy es un personaje complejo en esta narraci¨®n: qui¨¦n ha hecho de la aparente pasividad un arma pol¨ªtica, aument¨® los niveles de victimizaci¨®n del nacionalismo, pues, sea cual sea el relato, la agresi¨®n de la polic¨ªa contra ciudadanos desarmados permanecer¨¢ en la retina colectiva. Demostrada la fuerza, volvi¨® a la fr¨ªa actuaci¨®n frente a una temerosa declaraci¨®n de emancipaci¨®n, lo que desestabiliz¨® al m¨¢s previsible Puigdemont, portavoz, pero no l¨ªder, de una huida hacia delante que implica la ruptura unilateral sin asumir la plena responsabilidad de su rol.
En quinto y ¨²ltimo lugar, el giro violento. La premisa ¡°la Constituci¨®n no me representa¡± construye un desenlace explosivo. Esta oraci¨®n simple no necesita m¨¢s razonamiento. No requiere que quien la repite se?ale cu¨¢les son los art¨ªculos con los que no comulga. No hay posibilidad de acuerdo. Al anular el pensamiento profundo, se impone la sola voluntad de la minor¨ªa que amedrenta y acalla por medio de la violencia. El cometido es imposibilitar el di¨¢logo, neutralizar a quienes piensan y act¨²an distinto, conquistar lealtades en el miedo y el caos que surge cuando se eliminan las leyes. Dentro de este relato, ¡°las cadenas del 78¡± tiranizan a ¡°Catalu?a¡±, como sujeto construido en el discurso separatista, sirve para revestir de simbolismo y ¨¦pica el fracaso de una dudosa declaraci¨®n de independencia, escrito as¨ª, en min¨²sculas.
Dom¨¦nico Chiappe es escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.