Sintaxis

Con todos mis respetos para Gila, el requerimiento formal del presidente Rajoy al president catal¨¢n Puigdemont de que le aclare si declar¨® la independencia de Catalu?a o no para saber c¨®mo debe actuar me record¨® los gags del genial humorista del tel¨¦fono y la boina en los que hablaba con el enemigo para saber si ¨¦ste iba a atacar y a qu¨¦ hora, a fin de estar preparado para defenderse. ?O qu¨¦ otra cosa le est¨¢ diciendo Rajoy al honorable presidental requerirle que le especifique si le ha atacado o no para, en el caso de que sea que s¨ª, darse por ofendido y enviar a la Guardia Civil a detenerlo junto con todos sus colaboradores?

Cabe pensar que la ambig¨¹edad con la que Puigdemont y ¨¦stos redactaron su discurso de declaraci¨®n o no de la independencia, que qued¨® de inmediato suspendida o no en funci¨®n de si se declar¨® o no fuera premeditada y no producto de su torpeza verbal y ling¨¹¨ªstica, en cuyo caso Mariano Rajoy estar¨ªa exculpado, pues ni siquiera al autor de frases tan deslumbrantes como la de que ¡°Es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde¡± o ¡°La cer¨¢mica de Talavera no es cosa menor, lo que quiere decir que es cosa mayor¡±, se le puede exigir que interprete la de una persona que adem¨¢s habla en catal¨¢n: ¡°Asumo el mandato del pueblo de que Catalu?a se convierta en un Estado independiente en forma de rep¨²blica¡±. A un presidente espa?ol se le ha de exigir que responda como se debe a las ofensas a su pa¨ªs, pero no que analice sint¨¢cticamente una frase que ni los m¨¢s avezados ling¨¹istas podr¨ªan descifrar correctamente. Y si el presidente de Espa?a no es capaz de comprender el sentido ¨²ltimo de la solemne frase de Puigdemont, normal es que considere que quiz¨¢ se precipita al darse por ofendido y poner en aplicaci¨®n el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n Espa?ola, que, por cierto, tampoco es tan transparente, pues llevan d¨ªas y semanas prestigiosos juristas tratando de descifrarlo sin conseguir ponerse de acuerdo.

As¨ª las cosas, creo llegado el momento de que los humoristas y los ling¨¹istas releven a los pol¨ªticos en la soluci¨®n de un problema que, por si estaba poco enconado, ha entrado en el terreno de la interpretaci¨®n sint¨¢ctica y morfol¨®gica, que es tanto como decir de la parapsicolog¨ªa. Que se lo pregunten, si no, a los estudiantes que cada a?o tienen que comentar un texto en la selectividad y rezan porque no les toque uno de ning¨²n pol¨ªtico. Preferible un chiste de Gila, que por lo menos es m¨¢s divertido: ¡°?Est¨¢ el enemigo?... Que se ponga¡±.