Un mundo infeliz en Alemania
Debido a la particular historia germana, en ning¨²n lugar el resurgimiento de la extrema derecha resulta m¨¢s desconcertante
El resultado de las recientes elecciones federales alemanas fue inesperado y preocupante, al menos para los est¨¢ndares del pa¨ªs. Los dos partidos principales, el Socialdem¨®crata (SPD) y la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU), junto a su partido hermano b¨¢varo, la Uni¨®n Social Cristiana (CSU), recibieron el castigo de las urnas despu¨¦s de haber gobernado durante los ¨²ltimos cuatro a?os como una gran coalici¨®n liderada por la canciller Angela Merkel.
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El SPD obtuvo su peor resultado en unas federales desde las primeras celebradas en la Rep¨²blica Federal en 1949. De igual modo, la alianza CDU/CSU tuvo su segundo peor desempe?o desde 1949, y la CSU sufri¨® la peor derrota electoral de su historia. Esto reviste especial importancia, dado que Baviera celebrar¨¢ elecciones el pr¨®ximo a?o.
Las elecciones resultaron ser una avalancha contra la gran coalici¨®n de Merkel y, en gran medida, pueden considerarse un voto de protesta contra ella. A nivel internacional se la valora como una estadista efectiva y como la garante de la estabilidad y la autoridad moral en Occidente. Pero claramente esto ya no es as¨ª en casa.
El mayor error de Merkel en estas elecciones fue ampararse en la misma estrategia defensiva que us¨® en las dos anteriores, en las que gan¨® con rotundidad. Parece haber dado por sentado que evitar las controversias y mantener el silencio sobre las cuestiones fundamentales que afronta Europa volver¨ªa a funcionar. Fue un error de c¨¢lculo, teniendo en cuenta la crisis de los refugiados de 2015 y sus implicaciones para Alemania, por no hablar del ascenso de la extrema derecha con Alternativa para Alemania (AfD), que obtuvo alrededor del 13% de los sufragios.
Las ¨²ltima elecciones federales fueron un voto de protesta contra Angela Merkel
Muchos alemanes han estado pregunt¨¢ndose sobre el futuro del pa¨ªs y la identidad nacional alemana. Merkel no dio respuesta suficiente a tales cuestiones. Y mientras ella guardaba silencio, populistas como Alexander Gauland (vicepresidente del AfD) saturaron el espacio p¨²blico con llamamientos a la nostalgia ¨¦tnica y nacionalista.
En realidad, el gran ganador de estas ¨²ltimas elecciones ha sido el AfD, cuyos miembros incluyen a neonazis y otros extremistas. Su ¨¦xito es una desgracia para Alemania. La extrema derecha regresa al Bundestag despu¨¦s de 72 a?os, y lo hace como el tercer bloque m¨¢s fuerte. Hoy es el segundo mayor partido de los l?nder (estados federales) de la antigua Alemania Oriental.
Alemania no es el ¨²nico pa¨ªs europeo en el que la derecha populista ha logrado avances electorales en los ¨²ltimos a?os. Pero, debido a su particular historia, en ning¨²n lugar el resurgimiento de la extrema derecha resulta m¨¢s desconcertante. Los partidos que a¨²n defienden los valores democr¨¢ticos deben tomarse en serio su responsabilidad de formar un nuevo gobierno para evitar que la derecha cause da?os irreparables a la democracia alemana.
Es casi seguro que Merkel permanecer¨¢ como canciller en el pr¨®ximo gobierno. A medida que los miembros de la CDU y la CSU debatan sobre ello, no encontrar¨¢n ninguna otra alternativa cre¨ªble o igualmente popular. Con o sin p¨¦rdidas electorales, no se puede deponer a la canciller sin contar con un sustituto convincente. Merkel tiene suerte: los cuchillos a¨²n no han aparecido, e incluso si lo hacen, probablemente no har¨¢n correr sangre (al menos por ahora).
Otra consecuencia inesperada de las elecciones es que los l¨ªderes del SPD desean quedarse en la oposici¨®n, como si participar en el gobierno fuera una maldici¨®n que deben evitar a toda costa. Esto har¨¢ que el proceso para formar el pr¨®ximo gobierno sea largo y arduo, lo que es inusual en la pol¨ªtica alemana.
El SPD quiere quedarse en la oposici¨®n como si participar en el gobierno fuera una maldici¨®n
Con la negativa del SPD a participar en una gran coalici¨®n, la ¨²nica opci¨®n matem¨¢ticamente viable que queda es una alianza jamaica (llamada as¨ª por la bandera negra, amarilla y verde de este pa¨ªs), que comprende la CDU/CSU, el Partido Liberal y los Verdes. Pero no ser¨¢ tarea f¨¢cil: si bien no tendr¨¢n muchos problemas para llegar a los compromisos pol¨ªticos necesarios, difieren notoriamente en mentalidad de gobierno y estilo de liderazgo.
Las ¨²nicas alternativas a la coalici¨®n jamaica son un gobierno minoritario de la CDU/CSU o unas nuevas elecciones en la pr¨®xima primavera, lo que probablemente solo fortalecer¨ªa la posici¨®n del AfD. Ambos desenlaces ser¨ªan malos para Alemania, que ampliamente se percibe y cuenta como un ancla de estabilidad en Europa.
Lo anterior significa que el futuro de la democracia alemana y de la estabilidad europea depender¨¢ de si prevalece la raz¨®n entre los restantes partidos m¨¢s peque?os. Los partidos Jamaica tienen la responsabilidad de respaldar a Merkel y de comprometerse a formar gobierno cuando sea necesario. Esperamos que sus l¨ªderes sean lo suficientemente inteligentes como para trabajar juntos de buena fe, en lugar de limitarse a buscar una estrecha ventaja partidista. Pueden comenzar definiendo que los tres pilares de un nuevo tipo de coalici¨®n sean la seguridad, la reforma econ¨®mica y la modernizaci¨®n ecol¨®gica y digital.
En cuanto a Merkel, no ser capaz de formar un gobierno mayoritario estable probablemente marcar¨ªa el fin de su canciller¨ªa. En l¨ªneas m¨¢s generales, podr¨ªa abrir las puertas a un nuevo per¨ªodo de caos pol¨ªtico. Nadie deber¨ªa desearlo para Alemania ni para Europa.
Traducido del ingl¨¦s por David Mel¨¦ndez Tormen
Joschka Fischer, ministro de Relaciones Exteriores y vicecanciller de Alemania entre 1998 y 2005, fue l¨ªder del Partido Verde alem¨¢n durante casi 20 a?os.
Copyright: Project Syndicate, 2017.www.project-syndicate.org
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