¡®En Francoland¡¯, Mu?oz Molina y el Instituto Cervantes
En Francoland, su muy emocionante, y brillante art¨ªculo en Babelia, Antonio Mu?oz Molina acaba de se?alar una de las conversaciones m¨¢s inc¨®modas que la intransigencia catalana (de la Cup y sus mariachis espa?oles y extranjeros) ha impuesto a los espa?oles por el mundo. La falacia perfectamente desmontable de que Espa?a es una dictadura. Y, adem¨¢s, una dictadura franquista.
Es curioso que esa estupidez que s¨®lo podr¨ªa ser contada a ni?os (y de hecho, se cuenta a ni?os, en Catalu?a) con posibilidades de ¨¦xito, prospere en medios de comunicaci¨®n, en scholars de importancia y buena informaci¨®n, y se instale como se instalan los lugares comunes: a base de repetir, como quer¨ªa Goebbels, una mentira.
Espa?a no es una dictadura, lo explica muy bien Mu?oz Molina en su rabiosamente melanc¨®lico art¨ªculo; Espa?a es una democracia que, por ejemplo, le podr¨ªa dar lecciones a la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos y tambi¨¦n a los Estados Unidos, donde estoy ahora; y podr¨ªa dar lecciones tambi¨¦n a pa¨ªses latinoamericanos y de otras latitudes que son estimados como ejemplares por quienes ahora arremeten, en las redes, contra la apelaci¨®n a la raz¨®n lanzada por el muy bien informado gran escritor que es Mu?oz Molina.
Pero no ha interesado hacer valer esa realidad democr¨¢tica, antiautoritaria, que se ha ido imponiendo entre nosotros; y a cambio se ha impuesto la idea de que en Espa?a se tortura, se maltrata, se encarcela¡ Hay un diputado notorio, al que le ha respondido un antiguo compa?ero en la militancia, el l¨ªder de Podemos, que ha dicho con la desfachatez con la que lo dice todo que en las c¨¢rceles hay presos pol¨ªticos. Y no sucede nada, ni siquiera su partido lo llama al orden, porque ¨¦l es el orden en su partido.
Da rabia si no produjera melancol¨ªa. En mucho tiene la culpa el Estado espa?ol, que, por ejemplo, no dispone de la televisi¨®n p¨²blica para reflejar en Espa?a y en el exterior la diversidad de la cultura espa?ola, esa potencia diversa, y compleja, que es hoy la conjunci¨®n de lenguas y culturas avaladas como propias de cada regi¨®n en la que hay idiomas diferentes al espa?ol por una Constituci¨®n que en su d¨ªa votaron comunistas, socialistas, nacionalistas y reticentes.
Reclamo respeto para un pa¨ªs vilipendiado en el mundo por razones ahora electorales o por intereses que procuran la independencia de una parte
Y la televisi¨®n p¨²blica no es el ¨²nico desperdicio: el Instituto Cervantes, que se?ala con exactitud Mu?oz Molina en su art¨ªculo, es una joya desperdiciada, que hace m¨¢s de lo que puede con la miseria econ¨®mica a la que lo someten los presupuestos generales del Estado, y que podr¨ªa ser una alerta internacional sobre lo mejor que tiene Espa?a, incluyendo la apertura que supone dar cabida en esos centros a aquellos que opinan distinto, y que incluso opinan que en Espa?a funciona, como en los cuarenta, cincuenta y sesenta de nuestro siglo, una autoridad militar, por supuesto. Una autoridad militar que ante manifestantes y dicterios callejeros acepta que se le diga que, en efecto, esta es una dictadura. En Turqu¨ªa, por ejemplo, y lo podr¨¢ haber comprobado Nicol¨¢s Maduro, eso no es posible; en Turqu¨ªa no es posible decir en la calle que aquello es una dictadura, porque lo es. Espa?a no es una dictadura, d¨ªgalo Rufi¨¢n (que ha salido r¨¢pido al quite de En Francoland a mentir) o su porquero.
Espa?a tiene mucho que hacer para romper en el exterior ese lugar com¨²n azuzado ahora por los desaprensivos que quieren hacer da?o a este pa¨ªs para mostrarlo como lo que no es; lejos de m¨ª el marchamo de las banderas y las patrias; reclamo respeto para un pa¨ªs vilipendiado en el mundo por razones ahora electorales o por intereses que procuran la independencia de una parte important¨ªsima de Europa, Catalu?a, que vive hablando su idioma, igual que durante d¨¦cadas y siglos ha sido centro important¨ªsimo de la cultura editorial en espa?ol.
Que no nos confundan con mentiras; que no confundan al mundo con mentiras, y que se usen los instrumentos adecuados, la acci¨®n exterior espa?ola, cuanto m¨¢s plural mejor, los medios estatales, cuando m¨¢s plurales mejor. Aqu¨ª habr¨ªa que decir, y Mu?oz Molina lo dice con la delicadeza con la que construye met¨¢foras, basta ya. Basta ya. Espa?a no es una dictadura, aunque es probable que los que lo dicen no sepan de veras qu¨¦ demonios es una dictadura, o si lo saben se est¨¢n haciendo los despistados para propiciar la suya propia.
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