Lo f¨¢cil que es enga?ar
30 DE SEPTIEMBRE, v¨ªspera de la kerm¨¦s independentista de Catalu?a. Salgo a dar una vuelta por mi barrio madrile?o, el de los Austrias, poco proclive a votar al PP (decir que vota m¨¢s ¡°izquierdas¡± ser¨ªa grotesco en tiempos en que se tiene por tal a un partido como Podemos, tan parecido al peronismo benefactor y beneficiado de Franco). Algo hab¨ªa le¨ªdo en columnas ajenas, pero ahora lo veo con mis ojos: a lo largo de mi breve paseo, distingo un centenar de banderas espa?olas en balcones, algo ins¨®lito en la capital a menos que la selecci¨®n dispute una final de f¨²tbol, lo cual puede ocurrir, como m¨¢ximo, un d¨ªa cada dos a?os. ¡°Vaya¡±, me digo. ¡°Gracias, Puigdemont y Junqueras, Forcadell y Anna Gabriel, Romeva y Turull y Mas, Rufi¨¢n y Tard¨¤¡±. (Ya dijo Juan Mars¨¦, con su excelente o¨ªdo, que estos dos ¨²ltimos sonaban a d¨²o de caricatos.) ¡°Est¨¢is despertando un nacionalismo peligroso que llevaba d¨¦cadas adormecido¡±. Me consuelo levemente al comprobar que las banderas colgadas son constitucionales o sin escudo, no veo ning¨²n ¨¢guila ni el insoportable toro silueteado./
Pero me revienta la proliferaci¨®n de banderas, no importa cu¨¢les. La veo una p¨¦sima se?al. Hace a?os, a ra¨ªz de una exhibici¨®n de esteladas en el Camp Nou, y al pregunt¨¢rseme al respecto en una radio, contest¨¦ que siempre que ve¨ªa gran n¨²mero de banderas me acordaba de N¨²remberg, fueran catalanas, espa?olas o estadounidenses. Un historiador experto en falsear la Historia me acus¨® de haber comparado a los independentistas con los nazis, ocultando arteramente que me hab¨ªa referido a cualquier bandera, y que hab¨ªa hecho menci¨®n expresa de la espa?ola. Bueno, quien acostumbra a falsear la Historia c¨®mo no va a falsear lo dem¨¢s./
Le bastar¨ªa pisar la Plaza Mayor de Madrid para ver que todos sus soportales est¨¢n tomados por masas de mendigos que duermen y velan dentro de sus cartones.
Lo cierto es que los susodichos pol¨ªticos catalanes llevan a?os haci¨¦ndole inmensos favores al PP. Y si hasta ahora no se los han hecho al extremismo totalitario (al espa?ol; al catal¨¢n de la CUP ya lo creo que s¨ª), es porque est¨¢ medio oculto y desarbolado, o bien integrado en el PP. No es s¨®lo que reaviven un patriotismo felizmente aletargado, ojal¨¢ eso quede en an¨¦cdota. Es que gracias a ellos ya no existe ning¨²n grave asunto m¨¢s: ni corrupci¨®n, ni G¨¹rtel, ni P¨²nica, ni B¨¢rcenas, ni ley mordaza ni recortes laborales, sanitarios, educativos. Hace no mucho la Ministra de Trabajo se fue de rositas tras ensalzar la ¡°gran recuperaci¨®n¡± de la econom¨ªa tras la crisis, y encima se vanaglori¨®, con el mayor cinismo, de que ¡°nadie ha sido dejado atr¨¢s¡±. A B¨¢?ez le fallan las neuronas (es la ¨²nica alternativa al cinismo), y adem¨¢s no se baja nunca de su coche oficial. Le bastar¨ªa pisar la Plaza Mayor de Madrid para ver que todos sus soportales est¨¢n tomados por masas de mendigos que duermen y velan dentro de sus cartones, despidiendo un hedor que nada tiene que envidiar al de Calcuta en sus peores tiempos. Esa plaza, como otros puntos de la ciudad, son favelas, cada d¨ªa m¨¢s. Y si Gallard¨®n y Botella no tomaron medida alguna, imag¨ªnense Carmena, a quien el escenario tal vez parezca de perlas y ¡°aleccionador¡± para los turistas. B¨¢?ez se ha olvidado ya de los incontables negocios que debieron echar el cierre desde 2008, a los que de repente los bancos negaban hasta el cr¨¦dito m¨¢s modesto; de los infinitos parados s¨²bitos del sector de la construcci¨®n y de las empresas afines: gente que llevaba una vida fabricando grifos, pomos o ca?er¨ªas se qued¨® en la ruina y a menudo en la calle; tampoco va la Ministra a oficinas ni tiendas, en las que ver¨¢ c¨®mo se ha reducido el personal brutalmente y c¨®mo quienes conservan el empleo se ven obligados a hacer jornadas interminables, a multiplicar su tarea por dos o tres, para paliar esa falta de compa?eros de la que los due?os sacan ganancia. Haga interminable cola en un supermercado y preg¨²ntese por qu¨¦ hay una sola caja abierta, en vez de tres o seis; pregunte qu¨¦ sueldo perciben esos trabajadores que mantienen su puesto, se enterar¨¢ de que no est¨¢n lejos de ser siervos; pregunte qu¨¦ tipo de contratos se ofrecen, y ver¨¢ el abuso del patrono institucionalizado, y protegido por su Gobierno y por ella. ?A nadie se ha dejado atr¨¢s? Son millones los que han perdido el empleo, el negocio o aun la vida, los que han engrosado las filas de la pobreza. Ya no se habla de nada de esto./
Claro que dense un paseo por Catalu?a y ver¨¢n lo mismo, si no peor. Sus gobernantes auton¨®micos, hoy aclamados por los independentistas, han llevado a cabo las mismas pol¨ªticas de austeridad y recortes que el PP, con antelaci¨®n y con el resultado de millares de ni?os malnutridos. As¨ª que con la kerm¨¦s tambi¨¦n se est¨¢n haciendo un inmenso favor a s¨ª mismos. Han conseguido que no se hable m¨¢s del 3%, del saqueo de los Pujol, de la monstruosa corrupci¨®n. ¡°Dadnos un pa¨ªs nuevo y puro¡±, le dicen a la gente. Y callan la segunda parte, la verdadera: ¡°As¨ª nadie nos podr¨¢ pedir cuentas de lo que hemos hecho, ni de lo que seguiremos haciendo con las manos libres y jueces nuestros¡±. Uno se estremece al comprobar lo f¨¢cil que resulta hoy enga?ar./
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